Las elecciones moldavas esperan la segunda vuelta

de Vladimir Rozanskij

La rival Maja Sandu cosechó el 36,1 % de los votos; el presidente saliente Igor Dodon, solo el 32,61%. El ballotage será el domingo 15 de noviembre. Hasta ahora, no hay un escenario similar al bielorruso. Se teme una nueva revolución en Twitter. El ex-general de la KGB Vladimir Dzhabarov denuncia “intentos de organizar una revolución en Moldavia”.

Moscú (AsiaNews) - En las elecciones de Moldavia del pasado 1° de noviembre, la candidata Maja Sandu (ex-primer ministro en 2019) se hizo del 36,16% de los votos y logró superar al presidente saliente Igor Dodon, que obtuvo el 32,61%. Un resultado que invierte el escenario de hace cuatro años, cuando Dodon obtuvo el 48% en la primera vuelta, y ganó con un 52% en el desempate contra Sandu. El ballotage será el domingo 15 de noviembre.

En vísperas de las elecciones presidenciales, en la república que limita con Rusia y Rumania todo el mundo se vaticinaba una nueva "revolución de las flores", en línea con el escenario bielorruso. Maja Sandu advertía continuamente que cabía la posibilidad de un fraude de Dodon en los comicios, siguiendo el estilo de su amigo Lukašenko. En tanto, en el campo presidencial se insistía en el apoyo norteamericano al partido "Acción y Solidaridad" del ex primer ministro. Aún así, todo se desarrolló sin escándalos, en parte porque Dodon no tuvo el coraje de imitar hasta el fondo la batka bielorrusa, y evitó el anuncio de victorias improbables y clamorosas.

Si hay temor es porque viene a la memoria la revolución moldava del 2009, más conocida como la Twitter Revolution, en la que los participantes usaron intensamente las redes sociales, un recurso que luego devino habitual en todas las latitudes, como testimonia la incertidumbre sobre el resultado electoral estadounidense en estos días. La revuelta popular de abril del 2009 también es conocida como la “revolución de los ladrillos”, porque los manifestantes arrojaron ladrillos, adoquines y piedras de todo tipo contra el palacio presidencial.

Sin embargo, persiste el temor de nuevos conflictos, en vista de la segunda vuelta electoral. Uno de los vicepresidentes del Consejo de la Federación de Rusia, el ex general de la KGB Vladimir Dzhabarov, expresó su preocupación al respecto. En una entrevista con la Parlamentskaja Gazeta, se refiere a "los intentos de organizar una revolución en Moldavia", de acuerdo con información recogida por los servicios de contrainteligencia rusos. Según Dzhabarov, "la victoria del candidato pro-europeo en la segunda vuelta podría provocar un conflicto interno, que llevaría al país al borde de la destrucción".

Cabe mencionar que Dodon no ha logrado movilizar a sus votantes ni siquiera en su querida Rusia, donde viven más de 300.000 moldavos. A las 17 mesas electorales habilitadas para la votación de los moldavos en Rusia, solo acudieron poco más de 5.000, una afluencia incluso menor que la de los moldavos que residen en los Estados Unidos (casi 6.000), Rumania (unos 13.000) y Gran Bretaña (casi 17.000). En Italia, donde viven más de 130.000 moldavos, votaron 46.442 personas, la mayoría por Sandu. En Rusia, Dodon se posicionó detrás del candidato Renato Usatij, alcalde de la ciudad moldava de Beltsa, que es buscado en Rusia por importantes operaciones de lavado de dinero.

Moldavia es uno de los países más pobres de Europa, y el más pobre de los países postsoviéticos. El presupuesto de las familias moldavas depende en gran medida de los gastarbeiters, los trabajadores migrantes que viven en países de Europa occidental, y que constituyen más del 10% de toda la población moldava. Desde la caída de la URSS, la cuestión política nacional más candente es su posible reunificación con Rumania, el país más cercano desde el punto de vista étnico. Lo cierto es que pese a las diversas iniciativas políticas (especialmente del Frente Nacional Moldavo), esa unificación nunca se produjo; por el contrario, luego de los disturbios de 2009, para los ciudadanos de Moldavia y Rumania se ha vuelto difícil cruzar las fronteras entre ambos países.

En los últimos años, bajo las cenizas se ha ido gestando el enfrentamiento interno entre las diferentes facciones políticas y una multiplicidad de orientaciones políticas en la población. Con el antecedente de varios episodios controvertidos, las actuales elecciones presidenciales se presentan como una batalla final.