Las elecciones estadounidenses y Asia Central
Kazajistán, Uzbekitsan, Kirguizistán, Tayikistán y Turkemnistán también esperan con interés el resultado del enfrentamiento entre Donald Trump y Kamala Harris, teniendo en cuenta los efectos perturbadores de los acontecimientos mundiales sobre las perspectivas de la región. También pende de un hilo el futuro del formato de contacto «5+1» a través del cual la Casa Blanca ha intentado ganar puntos de apoyo en la antigua zona soviética en los últimos años.
Astana (AsiaNews) - A pocos días de la elección del presidente estadounidense, en la que se enfrentan Donald Trump y Kamala Harris, el mundo entero se pregunta qué consecuencias tendrá la elección del nuevo inquilino de la Casa Blanca, que sustituirá al debilitado Joe Biden, en la política, la economía, la ecología y la solución de las guerras en curso en el mundo, especialmente en Ucrania e Israel. Los países de Asia Central también esperan con gran interés el resultado de la consulta, teniendo en cuenta los efectos perturbadores de los acontecimientos mundiales sobre las perspectivas de futuro de la región.
En su anterior mandato, Trump ya tuvo la oportunidad de interactuar con líderes centroasiáticos, mientras que su oponente no cuenta con esta experiencia. El punto de referencia sigue siendo el formato de contacto «5+1», que se celebra desde principios de la década de 2000, cuando el entonces presidente George Bush comenzó a reunirse con los jefes de Estado de estos países (excluido Turkmenistán, que se incorporó más tarde) para evaluar las perspectivas aún condicionadas por el legado soviético, especialmente en Afganistán, y los conflictos surgidos tras los atentados de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York. El líder más influyente, el presidente kazajo Nursultan Nazarbaev, se reunió con no menos de cinco presidentes estadounidenses durante su largo periodo en el poder, y fue Barack Obama quien formalizó el formato que desde entonces se ha extendido a otros niveles internacionales.
El sucesor de Nazarbaev, Kasym-Žomart Tokaev, realizó dos visitas oficiales a EE.UU., en las que discutió diversas posibilidades de cooperación en los campos de la inversión, el comercio e incluso la inteligencia artificial, concluyendo una serie de importantes acuerdos, hasta el punto de que Washington se convirtió en el segundo socio económico de Astana después de Moscú. En 2023, los cinco presidentes centroasiáticos se reunieron con el presidente Biden, abordando la delicada cuestión de los efectos de las sanciones contra Rusia y los intentos de eludirlas a través de Asia Central. Tras la reunión, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que afirmaba que se trataron principalmente cuestiones de seguridad energética en la región, sin tocar temas de derechos humanos, como a muchos les gustaría ver hoy en día. Sin embargo, Biden calificó la reunión de «momento histórico» y pidió que fuera más frecuente y constructiva.
La especialista en Eurasia Catherine Putz, editora de la revista estadounidense The Diplomat, observa que «ni Harris ni Trump han insinuado la posibilidad de continuar las cumbres 5+1», y cree que la candidata demócrata no parece dispuesta a renovarlas, a pesar de la que tuvo lugar con Biden, de quien sigue siendo adjunta, debido a su mayor sensibilidad hacia el tema de los derechos humanos, que los presidentes centroasiáticos son muy reacios a abordar fuera de su propio contexto. El académico kirguís Ališer Khamidov también considera ineficaz la plataforma, y no cree que vaya a desarrollarse más, sea quien sea el nuevo inquilino de la Casa Blanca después del 5 de noviembre.
Rusia no tiene intención de dejar estas tierras a la influencia estadounidense y occidental, y casi todos los meses visitan estas zonas altos funcionarios de Moscú, empezando por el propio presidente Vladimir Putin y el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov. Los propios presidentes de los países centroasiáticos vuelan a menudo a Moscú, mantienen numerosas relaciones personales con Putin y los rusos, y permanecen vinculados al espacio ruso a diversos niveles, incluidos los institucionales de la Unión Económica Euroasiática y la alianza militar Csto. Los estadounidenses son conscientes de que no pueden competir a este nivel con los rusos y, según Khamidov, «las reuniones bilaterales con cada socio de la región podrían ser más fructíferas».
Obviamente, todo el mundo está a la espera de conocer las posiciones de Harris y Trump respecto a la guerra en Ucrania; la primera ha declarado que está dispuesta a apoyar a Kiev «en todo lo que sea necesario para contrarrestar la agresión rusa», sin decir demasiado, mientras que Trump lleva tiempo repitiendo que si es elegido «acabará con la guerra en 24 horas», sentando a las dos partes en conflicto a la mesa de negociaciones.
Foto: Casa Blanca
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