Las difíciles prácticas de la ciudadanía en Asia Central
De Kazajstán a Uzbekistán, las nuevas normativas alargan los plazos de expedición con duros exámenes de la lengua local para desalentar la relokanty rusa. En Turkmenistán, es casi imposible obtener la ciudadanía sin un parentesco turcomano, pero el «ius soli» se aplica a los hijos de padres extranjeros.
Astana (AsiaNews) - Cada vez es más complicado obtener documentos de identidad y pasaportes para los ciudadanos de los países de Asia Central, en un momento de cambios internos y externos debidos a numerosos factores, que afectan a la movilidad, la migración laboral y las perspectivas de futuro. Entre los requisitos cada vez más apremiantes figuran, por ejemplo, el conocimiento de las lenguas nacionales y la ausencia de condenas penales o administrativas graves, dos condiciones en las que no se hacía especial hincapié en el pasado.
En octubre se introdujeron en Kazajstán nuevas normas para la obtención de la ciudadanía, que insisten en el conocimiento de la lengua kazaja, lo que supone un freno para los numerosos relokanty rusos que esperan establecerse en un país todavía muy rusófono. El desconocimiento de los principios de la constitución y la historia kazajas también puede ser una objeción insalvable para la conclusión del expediente. En cualquier caso, se necesitan al menos cinco años para llegar al resultado final, demostrando la continuidad de la residencia con visados de residencia que deben renovarse anualmente, y sólo después de este periodo puede presentarse una solicitud formal.
A continuación, los expedientes son evaluados por una comisión especial, que confía sus conclusiones a la administración presidencial en Astana, ya que el decreto de concesión de la ciudadanía debe ser firmado directamente por el Presidente Kasym-Žomart Tokaev. Las pruebas de lengua constan de 60 preguntas, 20 orales y 40 escritas, y al menos 36 de ellas deben ser correctas. 15 preguntas son sobre la Constitución, 25 sobre la historia de Kazajstán, y la nueva ciudadanía excluye conservar cualquier otra. En 2023 se concedió la ciudadanía kazaja a 26.000 personas, con una práctica menos estricta que la que ha entrado en vigor recientemente, especialmente para los kandasy, los kazajos procedentes del Xinjiang chino o de otros países vecinos.
Condiciones similares se dan también en el otro gran país de Asia Central, Uzbekistán, donde el tiempo de espera para la evaluación de las solicitudes es cada vez más largo, incluso más de un año sólo para saber si se puede iniciar el procedimiento. El examen de lengua uzbeka exige al menos 50 puntos sobre 100, de lo contrario sólo se puede repetir una vez al cabo de un mes. Muy importante para los uzbekos es demostrar la regularidad y transparencia de sus ingresos y patrimonio. En Kirguistán se concede un visado de residencia para trabajar, estudiar o hacer inversiones en el país, lo que facilita mucho los demás trámites.
En Kirguistán se necesita el idioma nacional o el «oficial», es decir, el ruso, lo que convierte al país en el más accesible de la región. Hay que renunciar oficialmente a la nacionalidad antes de solicitar la ciudadanía kirguisa, quedando en estado de suspensión durante mucho tiempo bajo el control de los organismos estatales. Aparentemente más rápido es el procedimiento en Tayikistán, donde la solicitud se evalúa en el plazo de un año, aunque faltan estadísticas oficiales sobre el número de ciudadanías expedidas, lo que sugiere una mayor arbitrariedad en su aplicación. Los nuevos tayikos pueden conservar su ciudadanía rusa original, en virtud de un acuerdo entre Moscú y Dusambé.
Como en tantos otros asuntos de política interior y exterior, el país más refractario a la acogida sigue siendo Turkmenistán, donde es casi imposible obtener la ciudadanía sin haber nacido o tener ascendencia turcomana. Sin embargo, el Ius Soli también se aplica a los hijos de padres extranjeros, pero que viven permanentemente en el país, o para los huérfanos asistidos por estructuras estatales. Es posible obtener la «restitución de la ciudadanía» para quienes hayan renunciado a ella o hayan sido privados de ella, con una petición dirigida directamente al gobierno en Ašgabat, que tiene plena autoridad para aceptar o rechazar la solicitud, por personas residentes en el país. Por último, existe la posibilidad de «naturalización» turcomana, que puede solicitarse tras siete años de residencia, siempre con conocimiento de la lengua y la constitución y unos ingresos suficientes para el nivel de vida turcomano, pero el resultado se deja a juicio de la comisión competente. Obviamente, no existe la doble nacionalidad.
28/02/2020 20:33
30/01/2021 13:39