Lapidación para una mujer de Sri Lanka. Colombo contra Riad

de Melani Manel Perera

La mujer es madre de dos hijos y trabaja en Arabia Saudita desde 2013. Habría tenido una relación extra-conyugal con un hombre condenado a cien latigazos. El Reino está entre los tres países del mundo que aplican la pena de muerte. Exponentes del gobierno piden “una actitud comprensiva” en relación con la acusada.

Colombo (AsiaNews)- Autoridades del gobierno esrilanqués, activistas y líderes religiosos piden con urgencia a Arabia Saudita suspender la sentencia de muerte de lapidación contra una mujer esrilanquesa, emigrada al Reino en 2013 y empleada como empleada doméstica. La trabajadora, madre de dos hijos y cuya identidad no ha sido revelada, arriesga la condena por adulterio. La ejecución se debería realizar mañana.

Hoy el National Sangha Council, una organización budista, escribió una carta-pedido al embajador saudita en Sri Lanka. En la carta se lee: “Hacemos un pedido a las autoridades competentes para que se tomen las medidas necesarias para revocar la pena capital y asegura el retorno a su patria de la trabajadora esrilanquesa en condiciones de seguridad. Pedimos que se haga justicia en modo serio y que a la mujer le sea garantizado todo el posible apoyo y la protección de los derechos humanos”.

Según los jueces de Riad, la mujer habría confesado su culpa. Habría tenido relaciones con un hombre casado- acusado de fornicación. Al cual se le habría aplicado una pena más leve: cien latigazos. La Ong budista comenta: “En estos casos es difícil tener informaciones ciertas. La responsabilidad debe ser confirmada por cuatro testigos de género masculino y por ocho de género femenino. Pero dado que la mujer habría hecho una confesión, los jueces la han considerado suficiente para emitir la sentencia.

En precedencia las autoridades del Golfo han condenado a muerte a otra trabajadora esrilanquesa sobre la base de su confesión. No obstante luego la mujer haya retractado la versión porque “extorsionada con amenazas y sin la ayuda de un intérprete”, la ejecución fue realizada en 2013 después de cinco años de batallas legales y apelaciones de clemencia de la comunidad internacional.

Arabia Saudita está entre los primeros tres países en el mundo que aplican la pena de muerte. La mayor parte de las condenas son ejecutadas contra ciudadanos extranjeros acusados de crímenes no letales como adulterio, apostasía, brujerías y arte mágicas.

También diversos exponentes políticos ha pedido a Arabia que conceda la gracia. La Oficina para el Empleo en el extranjero (SIBFE) y el Ministerio para el empleo en el extranjero han pedido al embajador saudita salvar a la mujer. Thalaka Athukorale, jefe del Ministerio y otros dos líderes de gobierno han tenido una reunión de emergencia para discutir la cuestión y han pedido a Riad tener “una actitud comprensiva” en relación con la acusada.