Lahore, sobrevivientes al atentado: De repente hubo un rayo y todo se prendió fuego
En el Jinnah Hospital de Lahore se están recuperando, en graves condiciones, 65 personas, de las cuales 13 son niños, que sobrevivieron al ataque al parque ocurrido e Pascua. Kajal tiene 17 años, sufrió tres fracturas graves y tiene cuatro puntos en el ojo derecho; no podrá ver más y tendrá dificultades para caminar, dice la madre “pero al menos está aquí, con nosotros”. Taj, electricista de 24 años: “Luego de la explosión incluso me robaron el celular”.
Lahore (AsiaNews) – Durante cinco segundos, tras la explosión de la bomba en el parque Gulshan-i-Iqbal, “todos estaban por tierra y todo se prendió fuego. No puedo creer que alguien lleve a cabo un acto semejante por dinero”. Es lo que dice a AsiaNews uno de los sobrevivientes al terrible atentado que ensangrentó Lahore, capital de Punjab, en la Pascua pasada, y que golpeó la zona adyacente a los juegos para niños. Los talibanes reivindicaron el gesto, que fue ideado “para atacar a los cristianos”. Pero, de hecho, entre las 72 víctimas y los cerca de 350 heridos hay muchísimos musulmanes.
Kajal Shaukat, 17 años, perdió el ojo derecho durante el atentado: “De repente hubo un rayo de luz y en cuestión de un momento todos estaban por tierra. Inmediatamente después, ya no pude ver nada”. La muchacha tiene cuatro puntos de sutura en el ojo, dos fracturas en la pierna izquierda y otra más en el fémur derecho. Se encuentra en el Jinnah Hospital de Lahore junto a los otros 65 sobrevivientes al ataque: 13 de ellos son niños.
Detrás de su cabeza hay varios ramos de flores, dispuestos en las ventanas. “Acompañaba a algunos amigos que eran de otra ciudad –dice la madre, mientras se seca las lágrimas con el hiyab [velo islámico, ndr] – y ahora los doctores dicen que no podrá caminar por meses. Pero por lo menos ella está aquí, con nosotros” .
A pocos pasos se encuentra Zaeeshan Taj: tiene quemaduras en todo el brazo izquierdo y ambas piernas fracturadas. Uno de sus amigos murió en la locura homicida, mientras que otro cinco de ellos se están recuperando en el mismo centro hospitalario: “Cada dos semanas nos encontrábamos para jugar cricket en el parque. Aquella tarde estábamos a punto de irnos, cuando la bomba explotó. Durante cinco segundos, vi como todos los presentes se prendían fuego”.
La tragedia no frena a los canallas: “Traté de ponerme de pie luego del fogonazo, pero mis piernas no me respondían. Di mi teléfono celular a un peatón, que llamó a mi padre. Pero luego se fue sin devolverme el teléfono. Estaba sin ayuda y sin esperanza”. Tak tiene 24 años, trabaja como electricista y hoy será operado de las piernas: “No puedo creer que alguien pueda matarse por dinero. Si llevas adelante un atentado de este nivel, tiene que tener una gran motivación”.
Uzma Ashiq es la coordinadora del sector juvenil del Ejército de Salvación pakistaní. Junto a su escuadrón (v. foto) se detuvo a rezar por los niños heridos que están recuperándose en Jinnah: “La suya ha sido una experiencia extremadamente dolorosa. Ahora necesitan de apoyo, incluso desde el punto de vista emocional, y lo mismo precisan las familias. Se requerirá mucho acompañamiento psicológico para salir de este trauma”.
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