Lahore, ajusticiaron en la horca al asesino de la pequeña Zainab. La muerte ‘no es la solución’
La ejecución de la sentencia capital fue esta mañana. En enero pasado, la niña de siete años fue raptada, violada, torturada y luego arrojada a un basural. Una mentalidad criminal “bastante arraigada en la sociedad”.
Lahore (AsiaNews) – Esta mañana, en la cárcel central de Lahore, fue ejecutado en la horca Imran Ali, el joven de 24 años que violó, torturó, asesinó y luego arrojó a un basural a la pequeña Zainab, de apenas 7 años. El homicidio de la niña, ocurrido a principios de enero en Kasur (cerca de Lahore) provocó enorme indignación en todo Pakistán. Gran parte de la población reaccionó de modo violento, protestando por la inercia de la policía, y hubo numerosos activistas que condenaron el crimen, subrayando la “cultura de la violación”, que el país ve difundirse con total impunidad. En diálogo con AsiaNews, Naveed Walter, el presidente de Human Rights Focus Pakistan, sostiene que “con ahorcar a alguien no se hace justicia y tampoco es la solución al problema”.
La ejecución de la condena a muerte se llevó a cabo hoy, en el centro penitenciario de Kot Lakhpat, a las 5.30 de la mañana (hora local). El momento en el que el verdugo ciñó la cuerda en torno al cuello del asesino también fue presenciado por Muhammad Ameen, el padre de la niña que fuera raptada cuando se dirigía a una lección de religión islámica.
Según Naveed Walter, debiera aprobarse una “estrategia a largo plazo, que conduzca a cambios positivos en la sociedad y en la vida de las víctimas, sean niñas o jóvenes. La práctica inhumana [de la violencia sexual] no se erradicará ahorcando a los culpables, en tanto no se adopten medidas adecuadas de seguridad para todos los ciudadanos”.
Dos defensores de los derechos humanos son de otro parecer, pues consideran la pena capital como un castigo adecuado a la culpa cometida. Samson Salamat, presidente del Rwadari Tehreek (movimiento inter-religioso por la tolerancia) considera que el castigo infligido a Imran Ali es el camino que Pakistán debe seguir para “aumentar el alcance de la justicia en una infinidad de casos similares, en los cuales a las víctimas se les deniega la justicia. Además, el caso muestra el poder de la voz del pueblo: cuando el pueblo está del lado de la justicia, nada puede detenerla”.
Kashif Hussain también es activista y escritor, y concuerda con Salamat, resaltando que en Pakistán, el caso de la violación y homicidio de Zainab no es un episodio aislado. “Hace 30 años que leo los periódicos –dice- y siempre encuentro los mismos crímenes, tan arraigados en nuestra sociedad. Quedo atónito cuando veo que las masas no se rebelan ante esto. A veces temo enloquecer. En nuestra sociedad hay muchas Zainab esperando que se haga justicia. No debemos detenernos, debemos llevar adelante nuestra lucha contra los males que afligen a la sociedad”. Además, el activista acusa a la mentalidad religiosa: “Cuando pedimos que se dicten cursos de educación sexual, nos topamos con la reacción de grupos religiosos”.