La soberanía cultural de Kirguistán
En el Foro de San Petersburgo, el viceprimer ministro de Biskek, Edil Bajsalov, defiende la identidad cultural de su pueblo, al tiempo que condena la hostilidad hacia la cultura rusa. Respetamos la diversidad cultural y buscamos el diálogo entre culturas"
San Petersburgo (AsiaNews) - El Viceprimer Ministro de Kirguizistán, Edil Bajsalov, uno de los hombres más brillantes del Gobierno de Bishkek, intervino en el 9º Foro Cultural Internacional de San Petersburgo para apoyar la tesis de que "Kirguizistán, con su rico y único patrimonio cultural, siempre ha tratado de preservar y desarrollar su cultura y su identidad".
Como explicó el joven político, "respetamos la diversidad cultural y buscamos el diálogo entre culturas, pero con ello también queremos actuar enérgicamente contra la exclusión y el borrado de las tradiciones culturales únicas y específicas de cada pueblo", aludiendo así también a los debates en curso sobre la prevalencia de la cultura rusa sobre las de los "pueblos menores" afines. En su opinión, "la soberanía cultural no es sólo un derecho, sino también una responsabilidad de toda nación libre e independiente".
El problema es que en la era de la globalización y las tecnologías de la información "el espacio cultural se enfrenta a retos sin precedentes", prosiguió Bajsalov, y la guerra cultural está adoptando nuevas formas, no sólo entre distintos países, sino también dentro de cada nación. Internet y los intercambios globales han hecho más accesibles los intercambios culturales, pero al mismo tiempo "crean el riesgo de la pérdida de la identidad nacional y de la autoconciencia", por lo que invitó a los participantes en el foro a trabajar juntos por la preservación del patrimonio cultural, siempre "respetando y apreciando la cultura de otros pueblos".
Asegurando la ausencia de intenciones polémicas, el viceprimer ministro kirguís garantizó que "nuestra república rechaza cualquier intento de dejar de lado la gran cultura de Rusia, o de castigar a sus principales representantes ampliando de manera injusta la cuestión de la responsabilidad colectiva. Rusia es un país de gran cultura, desarrollada a lo largo de muchos siglos, y sigue siendo "uno de los centros indiscutibles de la civilización mundial, que sigue desempeñando un papel fundamental en la actualidad y ejerce una enorme influencia en la experiencia vital y la percepción del mundo de toda la humanidad", por lo que la anulación cultural contemporánea es "miope y está condenada al fracaso" si se limita a reintroducir "un grosero eurocentrismo y un presuntuoso intento de dictar las modas a todo el mundo".
Bajsalov recordó también las palabras del Presidente ruso, Vladimir Putin, que el año pasado, en la reunión de graduados de los premios presidenciales para jóvenes trabajadores de la cultura, advirtió de que "los enemigos de Rusia intentan acabar con todo un milenio de nuestra cultura y nuestro pueblo", como cuando "se retiran de las carteleras los conciertos de Petr Chaikovski" y "se prohíbe la difusión de los escritores rusos y sus libros", sin especificar de qué libros hablaba.
A continuación, el funcionario kirguís defendió explícitamente la cultura rusa contra el peligro de cancelación, señalando que "Rusia invierte miles de millones en centros de espiritualidad ortodoxa, festivales de cine ruso y todo tipo de divulgación incluso en el extranjero, y esto no puede reducirse a polvo en poco tiempo". De este modo, Kirguistán también aboga por la defensa de las tradiciones, sabiendo muy bien que cuanto más esté dispuesto a apoyar las del "hermano mayor" de Moscú, más podrá defenderse de los peligros de la "rusificación", efecto de los objetivos imperiales de Rusia a lo largo de los siglos.
Foto: Flick / Christian Arnal
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