11/02/2025, 11.28
RUSIA-AZERBAIYÁN
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La onda larga del misil contra el avión entre Bakú y Moscú

de Vladimir Rozanskij

Las autoridades rusas no han reconocido hasta ahora su responsabilidad en la tragedia que costó la vida a 38 personas en Kazajistán el 25 de diciembre y no han dado curso a las demandas de indemnización. Al parecer, el propio avión del presidente Aliev está en el punto de mira y los analistas locales apuntan a maniobras geopolíticas. Mientras, Azerbaiyán cierra el Dom Rossii por sospechas de espionaje.

Bakú (AsiaNews) - Las relaciones entre Azerbaiyán y Rusia no mejoran tras el accidente del avión Azal, que se estrelló el 25 de diciembre en el aeropuerto de Aktau, en Kazajistán, matando a 38 personas, casi con toda seguridad debido a un misil ruso. Bakú amenaza con presentar una demanda contra Moscú ante un tribunal internacional, ya que las autoridades rusas no han reconocido hasta ahora su responsabilidad y no han atendido las demandas del Presidente Ilham Aliev, que espera el castigo de los culpables y la indemnización por los daños.

Tras las comprobaciones realizadas en Brasil, donde se había construido el avión, y en Kazajistán, donde ocurrió la tragedia, los restos de un misil del tipo Pantsir-S, con el que supuestamente los rusos derribaron el avión, ya están a disposición de la comisión de investigación azerbaiyana, según ha informado la agencia de noticias Reuters basándose en fuentes gubernamentales. Un diputado de Bakú, Rasim Musabekov, declaró en una entrevista a Radio Svoboda que «sabemos incluso quién disparó el misil, quién dio la orden y quién apretó el botón, y queremos que reconozcan que el accidente fue culpa de ciertas personas, que deberían haber advertido que el aeropuerto de Groznyj está cerrado para aviones civiles y que la tripulación debería haber dado media vuelta, y no intentar aterrizar».

La agencia azerbaiyana Ara informó que «se está reuniendo el dossier de pruebas, hechos e indicios para iniciar los procedimientos ante el tribunal internacional», subrayando a su vez que Moscú tendrá que reconocer públicamente sus culpas, de lo contrario «Bakú tendrá que tomar las medidas necesarias en consecuencia». La agencia de noticias Turan señala que, además del derribo del avión de pasajeros, los azerbaiyanos están preocupados por otras circunstancias, teniendo en cuenta que el día de la catástrofe el avión del presidente azerbaiyano también experimentó problemas técnicos en el espacio aéreo ruso.

La preocupación por el avión del presidente Aliev ya se había extendido en enero, pero las autoridades de Bakú no habían desmentido ni confirmado hasta entonces esta información. Sin embargo, en Turan apareció un comunicado en el que se afirmaba que «el Ministerio de Desarrollo Digital y Transportes prácticamente ha admitido que el avión oficial de la presidencia Bakú-1 experimentó algunas dificultades técnicas en su trayecto a San Petersburgo para la cumbre de la CEI». Ese día se afirmó oficialmente que Aliev regresaba de San Petersburgo precisamente por los trágicos sucesos de Kazajistán, mientras que en realidad, según la reconstrucción, «su avión abandonó repentinamente el espacio aéreo ruso y regresó a Bakú debido a problemas radiotécnicos imprevistos».

También según Turan, los sucesos del 25 de diciembre fueron «motivo de especulación en Azerbaiyán sobre los objetivos no declarados que había detrás de ellos», aunque no se formularon más acusaciones contra Moscú por ello, pero los fallos del sistema Gps, especialmente en el espacio aéreo bajo control ruso, sugieren que hubo «intentos deliberados de interferencia». Algunos analistas especulan con la posibilidad de que estos incidentes formen parte de maniobras geopolíticas más amplias, teniendo en cuenta diversas tensiones recientes entre Rusia y Azerbaiyán por cuestiones regionales, como el conflicto con Armenia y otros.

Una consecuencia bastante resonante de estos problemas es la petición formulada en los últimos días por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bakú de detener las actividades en Azerbaiyán del instituto cultural Dom Rossii, la «Casa de Rusia», que no está debidamente registrado en el país y no cumple los requisitos de «reciprocidad y acuerdo bilateral» impuestos por la legislación azerbaiyana. El director de la agencia rusa Rossotrudničestvo, Evgenij Primakov, respondió en una entrevista televisiva que Rusia había solicitado en repetidas ocasiones el acuerdo de registro, pero la cuestión «seguía sin respuesta, la pelota está en manos de Azerbaiyán». En la televisión azerbaiyana, en cambio, se habló de Dom Rossii como un centro de espionaje contra los intereses de Azerbaiyán, bajo la cobertura de actividades culturales y humanitarias. Turan concluye que «a pesar de que los dos países siguen siendo oficialmente aliados estratégicos, estos acontecimientos pueden poner en entredicho las relaciones entre ellos».

 

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