La nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia
A las duras acusaciones de Biden contra Putin ("un asesino" y "pagará un precio"), Moscú responde retirando al embajador en Estados Unidos y vuelve a plantear la división del mundo. Biden es "inconsciente", "demente", "histérico". Turčak: “Somos un país multiétnico, ellos una masa de chupacirios. Tenemos la familia y sus valores, ellos tienen el género y el transgénero”. Metropolita Hilarión: el viaje del Papa a Irak fue acordado con Biden para humillar a los ortodoxos sirios (y rusos). Las razones económicas de la posglobalización.
Moscú (AsiaNews) - Un paso irreversible en una nueva "guerra fría" 2.0 es la conclusión que se desprende de los comentarios rusos sobre la entrevista del presidente estadounidense Joe Biden con ABC News. Biden acusó al presidente ruso Vladimir Putin de ser “un asesino" y prometió que “pagará un precio". Tras una década de tensiones y sanciones, las relaciones entre los dos países, que se dividieron el mundo en el siglo XX, parecen haber desembocado en un callejón sin salida que será muy difícil de superar.
Biden se estaba refiriendo al tema de la "campaña de contaminación" de las elecciones estadounidenses, las de 2020 y también las de 2016, tras lo cual comenzó a hablar de las operaciones orquestadas por Rusia contra la candidata Hillary Clinton, que terminaron con el triunfo de Donald Trump. Ahora que la situación se ha invertido (es Trump quien está impugnando el resultado de las elecciones), el victorioso Biden quiere ajustar cuentas con el "hombre negro" del Kremlin. Como afirmó en la entrevista, "los dos tuvimos una larga conversación... yo lo conozco bien, y le dije: usted me conoce y yo también, y si he comprendido bien lo que ocurrió, prepárese para las consecuencias".
Cuando describe la "larga entrevista", casi parece que de alguna manera los dos contendientes están de acuerdo en ponerse en guardia el uno contra el otro, siguiendo un esquema que en el pasado permitía elegir con facilidad con qué bando identificarse. La misma sensación "tranquilizadora" se desprende de las reacciones rusas: Putin todavía no se ha expresado, pero hizo llamar a Moscú al embajador ruso en Estados Unidos, Anatolij Antonov. Varios políticos rusos también han retomado enérgicamente los estereotipos de la guerra fría.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, dijo que la entrevista de Biden es "un intento de los servicios secretos estadounidenses de justificar su existencia y los fondos sustanciales que se destinan a ellos".
El presidente de la Duma Estatal, Vjačeslav Volodin, dijo a su vez que se trata de "histeria dictada por la impotencia", y que "atacar a nuestro presidente es atacar a nuestro país".
El vicepresidente del Senado y secretario del partido de Putin "Rusia Unida", Andrej Turčak, calificó el discurso de Biden como "el triunfo del caos político de Estados Unidos y la demencia senil de su líder".
Según Turčak, las "expresiones inconscientes de Biden” son un desafío para toda Rusia: "Nosotros somos un país multiétnico, ellos una masa de chupacirios. Nosotros tenemos la familia y sus valores, ellos tienen el género y el transgénero. Nosotros tenemos Crimea y ellos piensan en la separación de los Estados. Y ya quisiera Biden contar con la confianza del pueblo que nosotros tenemos en el presidente Putin”.
También el senador Andrej Klimov afirmó que "tendrá que haber una reacción, pero recordemos que los Biden van y vienen, y Estados Unidos sigue siendo una gran superpotencia mundial". Otro senador, Vadim Dengin, aunque condena a Biden, está persuadido de que "al final él también se convencerá de que Rusia no es un enemigo y le conviene cooperar".
Biden y Estados Unidos ya habían recibido las críticas de la Iglesia Ortodoxa. El 7 de marzo, en una entrevista televisiva con el canal Rusia 24, el metropolita Hilarión (Alfeev), "secretario de estado" del patriarcado de Moscú, dijo que el viaje del Papa Francisco a Irak fue una decisión "acordada con Biden" en contra de Rusia para reducir su influencia en Oriente Medio, y que humilló a los sirios ortodoxos, ya que Irak está bajo la protección de Estados Unidos y Siria está bajo la protección rusa.
En síntesis, los rusos prefieren hacer hincapié en el "enfrentamiento ideológico" y geopolítico con Estados Unidos y Occidente, antes que enfrentar el bochorno por los imprevisibles abrazos y berrinches del período trumpiano.
También influyen factores económicos: las sanciones más recientes de Estados Unidos contra Rusia pusieron en crisis uno de los proyectos estratégicos más importantes, el gran gasoducto Nord Stream 2 desde el Mar Báltico hasta Europa. Estados Unidos necesita desprenderse de un proyecto que solo es útil para Europa e invertir los miles de millones de dólares prometidos a los estadounidenses para la reactivación pospandémica. Quizás el reordenamiento del viejo tablero de ajedrez del siglo XX sirva precisamente para defender cada uno su propio patio trasero en la posglobalización impuesta por las infecciones mundiales del cuerpo y del alma.
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