23/11/2023, 09.53
KAZAJISTÁN
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La mafia del tabaco en Kazajistán

de Vladimir Rozanskij

El aumento de la inflación, unido a la implicación de diversos grupos delictivos y funcionarios corruptos, están haciendo que el negocio ilegal del tabaco sea cada vez más espinoso. En algunas ciudades, como Almaty, la lucha contra las bandas empieza a dar algunos resultados, pero en Šymkent la policía se muestra impotente y la ciudad se ha convertido en el principal centro de contrabando.

Astana (AsiaNews) - El tráfico ilegal de cigarrillos de contrabando y falsificados ha ido en aumento en Kazajistán en los últimos años, utilizando todos los canales posibles, desde la reexportación a los abusos en las ventas libres de impuestos, pasando por los almacenes temporales de la mercancía. El aumento de la inflación, la moratoria de las inspecciones del Msb (Servicio de Seguridad Interrepublicano), la implicación de diversos grupos delictivos y de funcionarios corruptos hacen que el negocio ilegal del tabaco sea cada vez más turbulento.

Uno de los centros de la difusión delictiva de cigarrillos es la ciudad de Šymkent, la tercera más poblada de Kazajistán, con más de un millón de habitantes, cerca de la frontera con Uzbekistán. Aquí, en los mercados, es fácil encontrarse con contrabandistas, con los que intentaron comunicarse los periodistas de Orda.kz. Según los expertos en producción de tabaco, en 2023 Kazajistán perdió casi 33.000 millones de tenge (unos 70 millones de euros) en impuestos especiales debido al contrabando de cigarrillos, y se espera que esta cifra aumente en otros 10.000 millones el año que viene.

Hasta la fecha, está prohibido vender cigarrillos en Kazajistán por menos de 710 tenge (1,40 euros) el paquete, mientras que en los mercados y a menudo en las tiendas se compran cigarrillos por 450-500 tenge, ya sean de contrabando o falsificados, y las reacciones de la fiscalía y las comisiones competentes tardan en llegar. En teoría, cualquier ciudadano puede denunciar estas infracciones con una aplicación en su smartphone, pero los funcionarios ponen todo tipo de obstáculos a una verdadera represión del contrabando.

La "mafia del tabaco", como la llaman los periodistas locales, tiene en jaque a las administraciones locales, sobre todo en algunas regiones, y las denuncias se bloquean con exigencias de pruebas explícitas, pidiendo fotografías e incluso recibos de venta como prueba, de lo contrario todo acaba con la frase "no vemos pruebas suficientes" para llevar a cabo controles en los puestos del mercado y las tabaquerías.

Como explica Lejla Mustafina, directora del proyecto Kazakhtelekom para la protección de los consumidores y el control de productos, en quien el Gobierno ha delegado la digitalización del sector comercial, desde 2020 se introdujo el etiquetado obligatorio de todos los productos del tabaco, y los consumidores pueden comprobar la autenticidad de la marca escaneándola con la aplicación móvil Naqty Onim. Si la verificación no arroja un resultado reconocible, se envía automáticamente una señal a los servicios competentes, pero "a pesar de todas las medidas de precaución e incluso de las moratorias, el volumen del mercado gris no disminuye", concluye Mustafina.

Los compradores temen la reacción de los delincuentes, también porque las pocas denuncias no van seguidas de acciones convincentes por parte de las instituciones, mientras que los que denuncian tienen que dejar sus datos personales, convirtiéndose en blanco fácil de las represalias de los mafiosos. En algunas ciudades como Almaty, la lucha contra las bandas empieza a dar algunos resultados, pero en Šymkent, la policía se muestra impotente, y la ciudad se ha convertido ahora en el principal centro de contrabando. En algunos centros comerciales como Akbar, destinado principalmente a la venta al por mayor, los contrabandistas ni siquiera intentan esconderse, colocando los cigarrillos ilegales en grandes mostradores en los lugares más llamativos.

Los productos falsificados proceden en su mayoría de Kirguistán, que a su vez los recibe de Emiratos Árabes Unidos, donde está activa la llamada "zona de libre comercio" de Jebel Ali y donde operan 27 fábricas de cigarrillos "blancos ilegales". Esta definición se aplica a marcas de empresas que son completamente legales, pero que deberían permanecer en el mercado nacional, pero en cambio se exportan sin pagar impuestos a otros países. Las rutas de estos "blancos" transitan de Europa del Este a Asia Central y luego se extienden por Europa, Asia y África. Las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos "civiles" suelen ser enormes, mientras que en Kirguistán y Kazajistán son pequeños puestos casi invisibles detrás de marquesinas que se abren al mundo sin fronteras del contrabando internacional.

Foto tomada del sitio web Orda.kz

 

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