La lucha por los derechos de los inválidos kazajos
Oleg Šarapatjuk pide ante la justicia una nueva prótesis para su pierna. Víctima de un accidente laboral, como tantos en su condición es ignorado por las instituciones del país. Necesitamos pensiones más altas y mejores servicios para las personas con capacidades diferentes. En Kazajstán hay cerca de 700.000 inválidos.
Moscú (AsiaNews) - Ayer comenzó el juicio de Oleg Sharapatjuk contra la administración de Temirtau para obtener su derecho a una prótesis para la pierna. Oleg, de 45 años, está inválido y su caso se ha convertido en la caja de resonancia de todas las personas discapacitadas del país, según las cuales "en nuestro país el Estado defiende el sistema y no la persona", informa Radio Azattyk. El gobierno se ha comprometido a revisar la legislación correspondiente.
Hace años que Šarapatjuk libra esta batalla solo. Antes era un trabajador fuerte y sano, camionero de una gran empresa; perdió una pierna por culpa de su empleador y le asignaron una invalidez de tercer grado. Debería tener derecho a una prótesis, pero ninguno de los organismos competentes se interesó por él ni controló que se respetara este derecho, que le fue negado en varias oportunidades, incluso en los tribunales.
Oleg dice que el plazo de vencimiento de la primera prótesis temporal ya ha expirado: "Por ley tendría derecho a una nueva, porque esta ya no se adhiere y me provoca fuertes dolores e incomodidades, lo que conlleva un deterioro generalizado de toda mi salud". En abril el tribunal había dado la razón al empleador, que consideraba suficiente la ayuda inicial. Una nueva prótesis cuesta más de 5,5 millones de tenge (unos 10.500 euros). Los oyentes de Azattyk han recaudado 128 mil tenge (245 euros) para él, y este gesto de solidaridad le dio fuerzas para continuar su lucha, presentando su caso ante el tribunal regional.
Como señala el propio Oleg, “en las redes sociales hay muchas personas que están en la misma situación que yo y piden que el gobierno aumente el monto de las pensiones por invalidez para poder acceder a una vivienda digna y cubrir por lo menos algunos servicios esenciales”. Hace notar que hasta ahora “solo algunos privilegiados han conseguido alguna ayuda por vías bastante ambiguas”. Por ley, las incapacidades laborales deben ser cubiertas por los empleadores, que también están obligados a pagar regularmente el salario al que tendría derecho y garantizar todos los demás servicios, si se lo declara responsable de la lesión.
Como observa Irra Belfer, activista kazaja de derechos humanos, “en los últimos tiempos muchos grupos sociales en nuestro país han empezado a denunciar las violaciones de sus derechos, y los discapacitados son uno de ellos. A medida que nos acostumbramos al apoyo mutuo, la sociedad entera crece y se fortalece en la defensa de las personas. Uno se acostumbra a palabras casi desconocidas para nosotros como tolerancia e inclusión”. Belfer explica que hace cinco años en Kazajstán la gente se limitaba a "quejas de cocina", en el pequeño círculo de amigos y familiares, por miedo a perder lo poco que tenían y perjudicar a sus familiares.
Según los activistas, este miedo por el propio destino, profundamente arraigado en la mentalidad de los kazajos, se debe a la política "inquisitorial" del régimen, para el cual todo requerimiento de los ciudadanos es una forma de disidencia. Los funcionarios públicos están acostumbrados a los informes positivos propios de la era soviética y por eso "todo está siempre bien" y los planes se respetan incluso más allá de las expectativas, por no hablar de la corrupción generalizada. Se niegan todas las denuncias de discriminación porque "en el plan estatal no se habla de eso".
Para garantizar un nivel de vida aceptable para todos los ciudadanos, Kazajstán firmó en 2015 la convención de la ONU sobre la defensa de las personas con capacidades diferentes. Sin embargo, en estos seis años se han visto muy pocos progresos en este sentido. Venjamin Aliev, otro activista de derechos humanos, afirma que "en este momento en nuestro país los discapacitados son la categoría más indefensa y durante la pandemia sus condiciones han empeorado aún más". En Kazajstán viven cerca de 700.000 personas discapacitadas, el 3,7% de la población total.
09/10/2018 15:38
21/07/2017 13:54