La lucha contra el aborto de los voluntarios de la diócesis de Hải Phòng
El “Grupo de protección” se esfuerza para convencer a las madres a llevar adelante el embarazo y para dar una digna sepultura a los fetos muertos. Hasta ahora los voluntarios han salvado a 100 niños y enterraron a 61 mil fetos. Doctora vietnamita: graves daños físicos y psicológicos para las mujeres que abortan.
Hanói (AsiaNews) – Voluntarios de la diócesis de Hải Phòng luchan cada día para reducir el número de los abortos en las provincias de Quảng Ninh y Hải Dương. El “Grupo de protección” está formado por cerca de 50 personas, en parte son ancianos, jóvenes y estudiantes de fe católica. Ellos están siempre dispuestos a ayudar y proteger la vida del feto desde el momento de la concepción.
Los voluntarios tienen como tarea la “khuyên can” (consejo): se ocupan de convencer a las madres llevar adelante el embarazo y cuando esto no sucede, dan una digna sepultura a los fetos muertos por aborto. Hasta ahora, el grupo salvó a más de 100 niños destinados a la muerte por aborto y enterraron a 61 mil fetos.
Joseph N.V.D., el jefe de los voluntarios, declaró a AsiaNews que cada día reciben en media de 10 a 20 “em” (fetos): “En espera de la sepultura, los conservamos en un depósito en el campus de la oficina obispal. Los envuelven en una tela blanca cerrado en una bolsa de plástico, que luego colocan en un congelados. El último viernes de cada mes, la Oficina del obispo celebra los funerales para estos niños “no nacidos”.
Teresa L.T.Q., la primera mujer que entró en el grupo, fue a buscar los fetos en los últimos 14 años. Ella narra que no logra explicarse porque este trabajo sea tan atrayente para ella. Quizás sea el “cái Duyên”, el concepto budista de la predestinación.
“Aún recuerdo-continúa Teresa- cuando recogí fetos en una noche lluviosa de 2007. Desafortunadamente, la “bolsa para los niños” se cayó sin que yo me diese cuenta. Había viento y la calle estaba casi vacía. Me puse a buscar la bolsa de plástico y después de 2 Km logré encontrarla. Para mi gran alegría, los fetos no se dañaron por el agua ni aplastados por alguna bicicleta o un automóvil”.
Joseph recuerda las dificultades iniciales, sobre todo porque los hospitales y las clínicas obstétricas no confiaban en su grupo. Pero, con el pasar del tiempo, médicos, enfermeros y operadores sanitarios iniciaron a creer en las actividades de los voluntarios de la diócesis. Éstos siguieron cursos breves de formación pastoral, aprendiendo a través de vídeo-clip los métodos de sepultura de los fetos.
“A veces-admite Teresa- queremos dejar este trabajo. Estamos deprimidos porque tantas madres continúan interrumpiendo sus embarazos. Recoger fetos, para nosotros es realmente angustioso”
Según la doctora N.T.H., que trabaja en el hospital de Hải Phòng, hay muchas razones por las cuales las jóvenes madres vietnamitas piensan renunciar de sus propios hijos: “principalmente lo hacen porque son menores de edad y no tienen suficiente dinero para hacerlos crecer”. Ella nota que el aborto no sólo tiene un gran impacto en la salud y sobre los nacimientos futuros, pero influencia también en la psicología de las jóvenes y por toda su futura vida”
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