La junta birmana anuncia un censo con vistas a las elecciones: una nueva farsa

Los generales han dispuesto que en la primera quincena de octubre se haga un censo para poder celebrar elecciones generales en noviembre de 2025. Una farsa que, según los comentaristas, sirve para dar la imagen de que tienen el control del país. En realidad el ejército controla menos del 20% de Myanmar y también siguen creciendo las tensiones con China.

Rangún (AsiaNews/Agencias) - La junta golpista birmana anunció hoy que en el mes de octubre llevará a cabo un censo nacional. El jefe del Ejército, general Min Aung Hlaing, afirmó que los datos que se recojan entre el 1 y el 15 de ese mes se utilizarán para confeccionar los padrones electorales en forma "correcta y precisa", lo que es fundamental para poder convocar a elecciones generales democráticas, libres y multipartidistas en noviembre de 2025.

No es la primera vez que la junta militar propone convocar elecciones generales, aunque se considera que es sólo una farsa. El conflicto civil continúa en gran parte del país, y decenas de partidos, entre ellos la Liga Nacional para la Democracia (LND) de Aung San Suu Kyi - quien encabezó el gobierno antes del golpe de 2021 - han sido disueltos, oficialmente porque no se registraron a tiempo, según informaron los medios estatales.

En realidad, el ejército no está en condiciones de mantener bajo control a todo el país y muchos comentaristas consideran que el anuncio de las elecciones sirve para hacer creer lo contrario. Un informe que publicó en mayo el Special Advisory Council for Myanmar - un grupo independiente de expertos - muestra que la junta militar controla en forma estable sólo el 14% del territorio birmano, frente al 34% de las fuerzas de resistencia.

En efecto, en este momento varias zonas a lo largo de las fronteras están controladas por milicias étnicas junto con las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), el brazo armado del Gobierno de Unidad Nacional en el exilio (NUG), compuesto en su mayoría por ex diputados de la Liga Nacional para la Democracia. Kyaw Zaw, portavoz del NUG, afirmó que el pretexto del censo servirá para "obtener información sobre la gente" y luego "poder intimidarla".

Los medios de la Junta informaron el mes pasado que el gobierno chino habría ofrecido ayuda para realizar el censo. Es verdad que Beijing mantiene estrechas relaciones con la junta golpista en varios frentes: la semana pasada, por ejemplo, Ma Jia, la nueva embajadora china (quien asumió el cargo a mediados de agosto), se reunió con el general Tin Aung San - que cumple la función de ministro de Defensa del régimen birmano - para discutir sobre cooperación militar.

Sin embargo, varias milicias étnicas que luchan contra el ejército también están sometidas a China: el secretario general del Ejército de Liberación Nacional Ta'ang (TNLA) declaró que ha recibido una carta en la que Beijing pide que terminen los combates contra el ejército birmano en las zonas del norte del Estado de Shan, situadas a lo largo de la frontera con China. La advertencia fue emitida por la Comisión de Seguridad de la ciudad de Ruili, un importante centro comercial que recibe mercancías provenientes de Myanmar.

Si los combates continúan - sigue diciendo la carta enviada a fines de la semana pasada - se tomarán todas las medidas necesarias para prevenir ataques contra la vida o los bienes de los ciudadanos chinos. "El TNLA debe asumir la responsabilidad de todas las consecuencias", continúa. Además, del 27 al 29 de agosto el Ejército de Liberación Popular de China realizó ejercicios militares a lo largo de la frontera entre ambos países. La embajada china en Rangún afirmó a los medios locales que "China seguirá desempeñando un papel constructivo en el proceso de paz y reconciliación de Myanmar y promoverá la reducción de las tensiones en el norte de Myanmar".

El TNLA forma parte de la Three Brotherhood Alliance, una alianza de tres milicias étnicas que lanzaron una ofensiva contra el ejército birmano en octubre del año pasado y que hoy controla las ciudades a lo largo de las principales rutas comerciales con China. De hecho, la principal preocupación de Beijing es garantizar que no se interrumpa el flujo comercial entre los dos países y sigan avanzando los proyectos de la Belt and Road Initiative, el mega plan de infraestructuras lanzado en 2013 que debería conectar China con África y Europa, en este caso a través del Océano Índico.

En las últimas semanas, sin embargo, ha aumentado la tensión entre el general Min Aung Hlaing - que rechaza cualquier tipo de compromiso o alto el fuego con las milicias étnicas - y China, que en estos ha vendido armas por valor de miles de dólares al régimen birmano. El jefe de la junta dijo que la retirada de las tropas del Ejército en el norte de Myanmar se debió a los drones de fabricación china que estaban en posesión de las milicias étnicas.

En respuesta, Beijing acusó a Min Aung Hlaing de "traición" por no haberse adecuado a las propuestas de mediación chinas, y dentro de la Junta sigue aumentando el descontento por la gestión del conflicto, hasta el punto de que a mediados de agosto circularon rumores sobre un posible golpe interno. Los rumores fueron desmentidos por el mismo Min Aung Hlaing, quien el 15 de agosto se apresuró a reunirse con el Ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, para demostrarle que todavía tenía el control de la situación.