La importancia del pollo para el pueblo uzbeko
Según el Presidente Mirziyoyev, la avicultura es fundamental para la vida de la nación. Se establecen cuotas de producción al estilo "soviético". La epopeya del pollo muestra cuán ilusorios son los planes presidenciales para "enriquecer a la población".
Moscú (AsiaNews) – Hace pocos días, Shavkat Mirziyoyev realizó una solemne visita a la región agrícola de Kashkadar, donde los lugareños lo recibieron con honores, como si fuera un sultán. El Presidente de Uzbekistán expuso su plan para intensificar la avicultura en los próximos seis años -a su modo de ver, un paso fundamental para la vida de la nación.
En su discurso, enfatizó: "¿Cuándo podrán tener confianza en el mañana los hombres y las familias de nuestro país? Cuando logren obtener ganancias: si tenían una vaca pasarán a tener dos; si poseían una cabra, tendrán cuatro; o los 50 pollos se convertirán en 100'. Su declaración reavivó literalmente la carrera para aumentar la producción avícola en todas las regiones de Uzbekistán, y ahora todas las "makhally" (granjas) compiten entre sí a la hora de informar a las autoridades los porcentajes de crecimiento de la producción local.
En la región de Andiyán, cada makhallya prometió suministrar un estándar de 800 pollos. Pero lo cierto es que no será fácil encontrar suficientes compradores, porque los pollos "estatales" tienen que lidiar con la competencia de los precios del mercado. De hecho, muchos lugareños reciben lotes de pollos como una forma de crédito. En la provincia de Pakhtabad, en la región de Andiyán incluso se han formado grupos de activistas que distribuyen los pollos puerta a puerta -sobre todo, procurando deshacerse de los menos sanos.
Una mujer de la zona habló con Ozodlik y, bajo condición de anonimato, dijo: "están tratando de asustar a la gente, sobre todo a los que esperan los subsidios familiares y para sus hijos. Nadie quiere estos pollos, ya sea porque son muy caros (más de 7 dólares cada uno, cuando se consiguen por 3 dólares en el mercado) o porque están medio muertos y no resisten ni una semana".
Las pésimas condiciones de los pollos son consecuencia del "programa intensivo" de 800 pollos por granja. Si los activistas no pueden venderlos, se ven obligados a comprarlos de su propio bolsillo. Cada noche se les interroga durante horas para asegurarse de que realmente han vendido las aves y no las han tirado en algún sitio. El plan presidencial insiste en el compromiso cooperativo de las granjas -lo que evoca claramente la época soviética-, y prevé la distribución mensual de 20 a 100 pollos a 20.000 personas -como mínimo- en cada provincia.
Para complacer a Mirziyoyev, muchas empresas han firmado contratos con proveedores bielorrusos, que han traído más o menos oficialmente más de 2 millones de huevos de gallinas "Tetra". La cadena de cooperativas para la incubación y cría de pollitos funcionó con notables problemas: la prisa por cumplir con las exigencias del plan fue en desmedro de la calidad, obteniendo un pobre producto final. Como los bancos no pueden ayudar a las empresas, los pollos se utilizaron como crédito directo para los ciudadanos.
La epopeya de los "pollos de Mirziyoyev" está mostrando cuán ilusorios son los planes presidenciales para "enriquecer a la población". Se trata de programas que pasan por líneas burocráticas de corte socialista, y que, tal como ocurría en la época soviética, producen falsas certificaciones en todos los niveles de producción. En los últimos seis años se han firmado e impuesto decenas de resoluciones y decretos para reactivar la producción agrícola, y en el propio sector avícola, solo en 2022, ya se han emitido 23 documentos de gobierno.
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