La guerra de la memoria en Rusia
Monumentos destruidos y lápidas pintarrajeadas: desde el comienzo de la invasión de Ucrania, en los lugares de entierro masivo de prisioneros fusilados en la época soviética o en los cementerios de los lager se ha empezado a atentar contra muchos símbolos. También fue atacado el cementerio de Levašovo, cerca de San Petersburgo, donde están enterradas muchas víctimas ucranianas y polacas del encarcelamiento en las islas Solovki.
Moscú (AsiaNews) - Desde hace meses, tras la invasión de Ucrania, continúa en todo el territorio de la Federación Rusa la "guerra fría" de monumentos, lápidas y estelas conmemorativas. En los últimos 35 años, ya desde los últimos años de Gorbachov, se habían instalado en Rusia unos dos mil monumentos a las víctimas de la represión política en la URSS. La mayoría de ellos fueron el resultado de iniciativas espontáneas de grupos de ciudadanos, en lugares de enterramiento masivo de prisioneros fusilados o en cementerios lager.
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, muchos símbolos y objetos conmemorativos han empezado a desaparecer o a ser desfigurados, uno tras otro. La mayoría de ellos son los dedicados a los deportados polacos, lituanos y ucranianos en lugares de detención y confinamiento, en Siberia, en las regiones del norte o en campos de concentración como Mordova o Ingushetia. Vándalos anónimos destrozan monumentos o arrancan de ellos listas de personas conmemoradas, y las autoridades locales ni siquiera abren investigaciones sobre estos hechos. Según la sección rusa de la BBC, al menos 11 monumentos conmemorativos han sido destruidos, y al menos otros 15 desfigurados, como confirmó Irina Flige, directora del centro de investigación "Memorial".
A finales de septiembre de este año desapareció en Yakutsk, Siberia Oriental, el monumento a los polacos y lituanos deportados, que había sido instalado en 2002. Antes del verano se había impedido el acceso con rejas, luego se llevaron las lápidas y finalmente también las piedras de granito, elemento básico del conjunto. El ayuntamiento había prometido aclarar el incidente, pero el departamento de conservación de bienes del patrimonio cultural de la región concluyó en los últimos días que no tenía información sobre dónde podía haber ido a parar todo, y que en el lugar sólo quedaba un espacio devastado, lleno de agujeros.
En marzo se había perdido otro monumento a polacos y lituanos en Galjašor, al norte de la región de Perm, una estela con una cruz latina debajo de la cual había una tablilla con los nombres de 89 deportados, colocada cerca del cementerio con fondos privados. La pérdida no se descubrió hasta abril, ya que se encontraba en un lugar de difícil acceso en el bosque, al que es casi imposible llegar antes del deshielo primaveral. Tatiana Margolina, miembro del Consejo de Derechos Humanos de la presidencia de Rusia, dijo "sentirse avergonzada por esta acción, utilizaron técnicas invernales pasando por detrás del bosque para no ser vistos". La policía abrió una investigación contra los desconocidos, sin resultado.
Un lugar muy querido para la memoria de los represaliados es el cementerio de Levašovo, cerca de San Petersburgo, donde están enterradas muchas víctimas del lager de Solovki. También aquí se han pintarrajeado las lápidas de ucranianos y polacos, a pesar de que toda la zona es un parque nacional protegido, pero los monumentos no tienen estatus oficial. Incluso antes, en noviembre de 2022, tres monumentos conmemorativos de polacos fueron semidestruidos en la región siberiana de Tomsk; el 11 de noviembre era el Día de la Independencia de Polonia, y la noche anterior se retiraron listas de polacos reprimidos bajo Stalin.
En junio de este año, incluso fueron profanadas las tumbas de los polacos deportados a la región de Sverdlovsk, en Siberia, al sur de los Urales. Todas las lápidas, instaladas por familiares de las víctimas, fueron destrozadas y arrojadas a un lado de los cementerios. En el cementerio del pueblo de Rečka Mišikha, en Buriatia, también fue serrada la gran cruz situada sobre la capilla de las víctimas polacas. Hechos similares se repitieron en las regiones de Irkutsk y Vorkuta, en San Petersburgo y otros lugares. Aparecen nuevos monumentos y símbolos conmemorativos dedicados a los líderes soviéticos, incluido el propio Stalin, y también a Lenin, Kalinin, Dzeržinsk (el fundador del Čeka-Kgb), Sverdlov y otras oscuras figuras de un pasado que regresa.
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