La estrategia de supervivencia de Tayikistán

de Vladimir Rozanskij

En la Cop29, el Presidente Rakhmon presentó el plan para la transición completa del país a una economía verde para 2037. Desafíos para una realidad en la que los campos se enfrentan a largos periodos de sequía, las cosechas se reducen incluso en los cultivos de secano, y muchas pérdidas de ganado están poniendo a prueba no sólo a los trabajadores del sector agrícola, sino a toda la población.

Dusambé (AsiaNews) - El Presidente de Tayikistán, Emomali Rakhmon, también asistió a la Cop29 de Bakú, que concluyó hace unos días, y presentó el plan para la transición completa del país hacia una economía verde de aquí a 2037, la Estrategia Nacional de Desarrollo que considera la dimensión ecológica como una «tarea indispensable para la supervivencia».

Desde la independencia de Tayikistán al final del periodo soviético, el país se enfrenta a graves problemas económicos, que amenazan su estabilidad política y social, y su seguridad en general. La Estrategia-2030, aprobada por el Parlamento de Dusambé en 2016, describe los principales problemas que hay que abordar, que esperan respuestas eficaces, y uno de los puntos principales se refiere a las medidas que hay que tomar para hacer frente al cambio climático, estando Tayikistán muy expuesto a consecuencias devastadoras.

De los 180 países enumerados por la Universidad de Notre Dame en materia de adaptación al clima, Tayikistán ocupa el puesto 111, con otras notas negativas para diversos sectores. Los daños económicos debidos a fenómenos climáticos extremos en el país ascienden a 400 millones de dólares, es decir, el 4,8% de todo el PIB nacional. En la Estrategia se esbozan una serie de compromisos estratégicos: seguridad de la producción alimentaria, ruptura del estancamiento de las comunicaciones y seguridad ecológica. En 2018, Rakhmon añadió también la necesidad de una verdadera industrialización del país.

Sin embargo, todos estos objetivos están vinculados a cuestiones climáticas, que afectan enormemente al desarrollo de la sociedad tayika, empezando por los problemas de la producción agrícola. Los largos periodos de sequía, la reducción de las cosechas en los cultivos de secano y las numerosas pérdidas en la ganadería afectan a los campos, lo que supone una carga no sólo para los trabajadores del sector agrícola, sino para toda la población. Muchos agricultores abandonan sus tierras en busca de zonas más fértiles, y se ven obligados a utilizar enormes cantidades de agua para conseguir algunos resultados incluso en los nuevos territorios.

Se buscan nuevos métodos de producción y se reformulan las cantidades de productos para optimizar los esfuerzos, buscando tiempos de maduración más largos, y hay que distribuir adecuadamente los recursos hídricos, cada vez más escasos. Todo ello afecta al menos a 2 millones de personas de una población de más de 10 millones, de las cuales unas 800.000 se encuentran muy por debajo del umbral de pobreza.

Continúa el deshielo de los glaciares y el retroceso de su extensión, que constituye la reserva natural para el regadío en Tayikistán. El ritmo actual de deshielo se calcula entre el 0,5 y el 0,8% anual, lo que podría reducir los glaciares entre un 15 y un 20% a finales de siglo, y los glaciares más pequeños podrían desaparecer por completo en un plazo de 30 a 40 años. La producción de energía también es muy sensible a los cambios climáticos, ya que está muy vinculada a los sistemas hídricos que corren el riesgo de quedarse sin agua.

También se plantean problemas cada vez más graves para el sector del transporte y las infraestructuras, con inundaciones de carreteras, puentes y vías férreas debido a lluvias violentas y repentinas, salpicaduras de sal en el asfalto e inundaciones debidas al deshielo, empezando por las comunicaciones en las zonas montañosas. Muchas vías se encuentran bloqueadas temporalmente, y algunas parecen imposibles de restablecer.

Las soluciones no son ciertamente fáciles e inmediatas, y apuntan a la necesidad de pasar cuanto antes a fuentes de energía alternativas, rediseñar la red de transportes y apoyar a los trabajadores de los sectores más afectados por estos fenómenos. Lo que hace falta es más investigación e información, en colaboración con las instituciones internacionales, la implicación de toda la población y la capacidad de atraer fuertes inversiones, tanto nacionales como extranjeras, rompiendo el tradicional aislamiento del país centroasiático.