La división de la India, un drama que separa familias desde hace 75 años
En 2012, parecía que Delhi e Islamabad habían llegado a un acuerdo para permitir que los ancianos se reunieran con sus familiares que habían quedado del otro lado de la frontera durante los enfrentamientos de 1947. En realidad, el tratado nunca se aplicó e incluso hoy en día obtener un visado para reencontrarse con los seres queridos lleva meses. Sin embargo, un canal de YouTube y un paso abierto para peregrinaciones religiosas durante el año pasado devolvieron un poco de esperanza a la población punjabi.
Milán (AsiaNews) - Esta mañana se otorgó por primera vez el International Booker Prize a una escritora india, Geetanjali Shree, y a su traductora al inglés, Daisy Rockwell, por el libro "Tomb of Sand" (título original en hindi: "Ret Samadhi"). Es una saga familiar que sigue la historia de Ma, una viuda india de 80 años que, tras la muerte de su marido, decide viajar a Pakistán para superar el trauma de la partición que había vivido en su adolescencia. "La novela es un relato increíblemente poderoso sobre historias que nunca terminan", escribió el diario The Hindu en una reseña.
El drama de las familias divididas por la separación de Pakistán y la India sigue siendo una realidad hoy en día, pero se remonta a los acontecimientos de hace 75 años. En 1947, con el fin del imperio colonial británico y el nacimiento de la Federación India, Islamabad declaró su independencia y dio vida a un Estado que debía acoger a todos los musulmanes del subcontinente indio. La partición fue dolorosa: inmediatamente comenzó la violencia sectaria y un éxodo masivo en el que se calcula que murieron al menos medio millón de personas. Las actuales disputas territoriales entre los dos países, en particular sobre la región de Cachemira, se remontan a la misma época.
En enero de este año, dio la vuelta al mundo el conmovedor video de dos hermanos de 80 años que volvieron a encontrarse después de décadas de estar separados gracias a la apertura del corredor de Kartarpur entre los dos Punjabs -el occidental de Pakistán y el oriental de la India.
Saddiq Khan no había cumplido 10 años cuando se produjo la partición, mientras que su hermano Sikka era poco más que un bebé. En la confusión producida por los disturbios que estallaron el 15 de agosto de 1947, se habían perdido el rastro y no sabían que tenían un hermano a cien kilómetros de distancia.
Saddiq escapó con su padre, que murió poco después, y creció en un pueblo cerca de Faisalabad. Por su parte Sikka, cuyo nombre de pila es en realidad Habib, permaneció en la India con su madre. Cuando se reunieron de nuevo no tuvieron problemas para entenderse, ya que ambos hablaban el mismo dialecto, el punjabi. Después de estar juntos alrededor de una hora, volvieron a cruzar la frontera, pero gracias a la difusión de la historia en las redes sociales, Sikka obtuvo un visado para visitar a su hermano en Pakistán un par de meses después.
Su reencuentro fue posible gracias al canal de YouTube Punjabi Lehar, que cuenta con más de 530.000 suscriptores y está administrado por dos paquistaníes, Nasir Dhillon y Lovely Singh. Con la ayuda de los residentes de ambos lados de la frontera, la dupla de activistas ha conseguido reunir hasta ahora a más de 200 familiares y conocidos: "Las personas de ambos lados de la frontera comparten sus historias sobre los sangrientos disturbios de la partición y, a través de estos vídeos, buscan una conexión que pueda ayudarles a encontrar a sus seres queridos", dijo Dhillon, un ex policía de 37 años.
El encuentro de Saddiq y Sikka tuvo lugar en el corredor de Kartarpur, un paso de casi cinco kilómetros de longitud que conecta la Gurdwara Darbar Sahib, la última morada del fundador del sijismo, Guru Nanak Dev, en Pakistán, con el templo Dera Baba Nanak, en el distrito de Gurdaspur, en el estado indio de Punjab. El corredor fue inaugurado en 2019 por el ex primer ministro Imran Khan para permitir excepcionalmente a los fieles sijs indios viajar a Pakistán sin necesidad de visado. Se cerró poco después debido a la pandemia de Covid-19, pero volvió a abrirse en noviembre de 2021.
Hace poco, una mujer de 75 años nacida en una familia sij, pero adoptada por una pareja musulmana establecida en Pakistán, descubrió que tenía hermanos biológicos en la India. Mumtaz Bibi estaba sobre el cadáver de su madre, que murió durante los disturbios de 1947, cuando Muhammad Iqbal y Allah Rakhi la encontraron. Cuando la salud de su padre adoptivo empezó a deteriorarse hace dos años, Muhammad le confesó a Mumtaz que no era su verdadero padre. La mujer comenzó la búsqueda, y pudo reunirse con sus tres hermanos indios en Gurdwara Darbar Sahib.
La lista de historias conmovedoras podría continuar. Sin embargo, la burocracia de los permisos entre los dos países impide que las familias divididas por la frontera que se trazó después de la retirada británica de la "Perla del Imperio" se reúnan de forma fácil y permanente.
En 2012, Islamabad y Delhi habían firmado un acuerdo por el cual los mayores de 65 años con vínculos familiares en ambos países podrían obtener un visado. Pero el tratado nunca se aplicó debido a las continuas tensiones y podría convertirse rápidamente en un problema. Aquellos que conservan los dolorosos recuerdos de la partición y los violentos levantamientos que la sucedieron tienen más de 80 años, mientras que los que eran niños en el momento de la independencia, como Saddiq, Sikka y Mumtaz Bibi, muchas veces no tienen la menor idea de cuál es su historia familiar.
A lo largo de la frontera hay otros pasos que se pueden cruzar con visados temporales para peregrinaciones religiosas, que suelen durar unos diez días, pero en general los ciudadanos indios no pueden obtener un visado de turista para viajar a Pakistán. En la actualidad se conceden permisos de trabajo por seis meses, para los que se requiere una carta del empleador, o visados de tránsito.
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