La diplomacia de las vacunas, entre Israel y Siria (con la mediación de Moscú)
El gobierno israelí logró la liberación de una joven ortodoxa que penetró en territorio sirio el pasado 2 de febrero. Los informes oficiales hablan de un intercambio de prisioneros. En realidad, detrás de la liberación está el suministro de 1,2 millones de dosis de la vacuna Sputnik V, negociado con el gobierno de Damasco. Un éxito para Netanyahu, Assad y (sobre todo) Putin.
Damasco (AsiaNews/Agencias) - "Una historia insólita, a todos los niveles". El comentario de un internauta se presta bien a describir lo que ha ocurrido en los últimos días en el triángulo que tiene como protagonistas a Israel y Siria (dos Estados enemigos, sin relaciones diplomáticas), con la mediación de Rusia. Un intercambio de prisioneros que va acompañado de un acuerdo para el suministro de vacunas contra el Covid-19, devenido cada vez más "un arma política y comercial, a la vez que una ganzúa diplomática" en medio de la emergencia desatada por la pandemia.
La historia comienza el 2 de febrero, cuando una mujer israelí de 23 años cruza la frontera con Siria, sin ser descubierta por las fuerzas de seguridad presentes en la frontera. Poco después de entrar en el país árabe, la muchacha es descubierta, detenida, y luego llevada a prisión. A diferencia del pasado, los servicios de seguridad israelíes inician las negociaciones pocas horas después del arresto. Es evidente que en la situación se tuvieron en cuenta otros episodios anteriores que se prolongaron, como el caso de la joven Avera Mengistu, detenida en Gaza desde su entrada ilegal en 2014.
Los protagonistas de las tratativas son nada más y nada menos que los respectivos líderes de las fuerzas que combaten en el territorio: Benjamin Netanyahu por Israel, Bashar al-Assad por Siria y Vladimir Putin por parte de Rusia. Para conseguir la liberación de la civil, el gobierno israelí aceptó financiarle a Siria la compra de un suministro masivo de vacunas Sputnik V contra el coronavirus por un valor de 1,2 millones de dólares, suma que será volcada a las arcas de Moscú.
Concluido el acuerdo, se pusieron en marcha los engranajes de la diplomacia que condujeron a la liberación de la mujer de 23 años. La joven regresó a su país de origen el 19 de febrero tras pasar algo más de dos semanas en manos sirias. Al mismo tiempo, Israel anuló la condena de un druso residente en los (disputados) Altos del Golán y celebró el regreso de dos pastores sirios a su país natal.
La crónica oficial sólo ha informado del intercambio de prisioneros, pero una investigación periodística difundida por New York Times y Haaretz dio a conocer la otra cara de la moneda: la diplomacia de la vacuna, utilizada - cada vez más- como "moneda de cambio".
Desde el punto de vista técnico, esta operación entre dos naciones sin lazos de ningún tipo solo fue posible gracias a la mediación de un tercer gobierno, en buenas relaciones con ambas partes. Representa un éxito regional para el Kremlin y para el presidente ruso, Putin, en una fase de progresiva desvinculación de Estados Unidos en el tablero de Oriente Medio. En una entrevista con L'Orient-Le Jour (LOJ), Nicholas Heras, investigador del Instituto para el Estudio de la Guerra (Institute for the Study of War, ISW), subraya que "Rusia sale ganando, pero al mismo tiempo le garantiza una victoria política a Netanyahu. Y también gana al reforzar su influencia sobre el régimen de Assad y asegurarle las vacunas que necesita". "Para Moscú, este es un acuerdo exitoso en todos los frentes”, concluye.
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