La difícil reapertura de las iglesias católicas en Rusia
La restitución de edificios religiosos católicos continúa encontrando resistencias por parte de las autoridades. La “ruptura” del muro de la catedral de la Inmaculada Concepción. La re-consagración de una iglesia en Rjazan y los pretextos para no restituir la de Kirov.
Moscú (AsiaNews)- Por una iglesia restituida en Rusia a los católicos de Rjazan, otras iglesias continúan siendo negadas, como la de Kirov, donde el párroco llegó hasta hacer una huelga de hambre. De hecho, se cumplen en este año 2018 los aniversarios de un cuarto de siglo desde cuando en 1933, la Iglesia católica en Rusia logró obtener la restitución formal de las primeras iglesias de parte de las autoridades competentes. En ese año fue aprobado el estatuto de las parroquias de Santa Catalina en San Petersburgo, la más prestigiosa e importante, la del Santo Rosario de Vladimir, centro del “Anillo de oro” de las antiguas ciudades rusas y la de San Luis de los franceses en Moscú, la única que permaneció abierta durante todo el período bajo el comunismo junto a la iglesia gemela de la Virgen de Lourdes en Leningrado. Estas últimas eran las 2 iglesias “diplomáticas” francesas y su actividad servía para demostrar que en la URSS había libertad de culto, pero que también eran estrechamente controladas por el KGB.
La iglesia de San Luis fue restituida al gobierno francés (no al arzobispado católico, Mons. Kondrusiewicz), y en ella hoy son hospedadas las comunidades de varias expresiones lingüísticas (además de la francesa, hay celebraciones en inglés, italiano, hispano-portugués, coreano y filipino). Una de las misas dominicales, por otro lado, está confiada al párroco de la iglesia rusa de los Santos Pedro y Pablo, la principal iglesia católica de Moscú que está a 200 metros de la de San Luis, pero que aún no ha sido restituida. Parece, que recientemente se empezaron a abrir canales para una restitución parcial, si bien no el edificios eclesiásticos real, al menos uno de los edificios subsidiarios. Junto a la iglesia, de hecho, existían escuelas y obras de caridad muy importantes, como aquellas animadas por el médico alemán J. F. Haass, el “santo doctor” de inicios de los 800, cuya causa de beatificación, seguida por las curias de Moscú y Colonia, parece esté llegando a buen fin.
Las otras iglesias católicas rusas fueron “reconquistadas” en los años 90 por los fieles y los misioneros que llegaban de diversos países, en algunos casos con acciones bastante llamativas, como cuando los seminaristas y los fieles guiados por el rector Mons. Bernardo Antonini “rompieron” las paredes de la catedral de la Inmaculada Concepción en Moscú, obteniendo al final la restitución. Hoy es la más solemne de las iglesias latinas rusas y sede del arzobispo “de la Madre de Dios”, en Moscú, Mons. Paolo Pezzi.
Justamente Mons. Pezzi tuvo la alegría de re-consagrar una iglesia el pasado 16 de abril en Kjasan (en la foto), una ciudad que dista poco más de 200 Km de Moscú, cuya restitución fue conseguida gracias a la gran tenacidad del párroco eslovaco, el p. Josif Gunchaga, llegado a Moscú en 1991. La iglesia está dedicada a la Inmaculada Concepción y había sido cerrada en 1935, y la convirtieron en un liceo artístico; ahora deberá ser totalmente reconstruida, pero el pequeño grupo de los fieles (poco más de un centenar) podrá finalmente reunirse para rezar, sin buscar lugares improvisados.
No tuvo la misma suerte, hasta ahora, el párroco de la comunidad católica de Kirov, una ciudad en el norte de Rusia europea que tomó el nombre del famoso revolucionario asesinado por Stalin (antes se llamaba Vjatka), cuando inició el período del “gran terror”. Desde hace 17 años el p. Grigorij Zvolinskij (foto 3) trata por todos los modos posibles obtener la restitución del edificio dedicado al Sagrado Corazón, construido en 1903 por los polacos exiliados bajo el reinado de Alejandro III. Después del enésimo rechazo, el p. Grigorij decidió realizar un período de ayuno y oración para que le restituyan la iglesia.
La clausura se realizó justamente durante las purgas estalinistas y los católicos fueron acusados de espionaje y traición, todavía hoy no se conoce dónde fueron sepultados después de que fueron fusilados. La iglesia fue usada directamente por el KGB como estación para perturbar las radios extranjeras, con antenas especiales instaladas en lugar de las cruces desde donde se difundía el así llamado “ruido blanco”, las transmisiones anti-transmisiones. Después del comunismo se convirtió en una Sala de conciertos para órgano y música de cámara, permitiendo a los católicos poder celebrar la Misa pagando un alquiler por hora, sólo en las grandes fiestas. A los pedidos de una completa restitución siempre les respondían con una negación. La última vez, fue el pasado 5 de abril. La motivación del rechazo es paradójica: habiéndose construido en el edificio otros locales, la iglesia debe ser custodiada por la Superintendencia en cuánto es un bien artístico y no puede ser usada por los católicos, que deberían quitar los agregados inútiles.
En respuesta a esta enésima burla, el párroco junto a los fieles decidieron hacer un ayuno de un mes a solo pan y agua, adoración y recitación del rosario: los 5 rechazos oficiales son considerados por los católicos de Kirov como las 5 llagas sobre el cuerpo flagelado del Cristo sufriente. El p. Grigorij ya sufrió robos, agresiones y amenazas de muerte, tanto que tuvo que construir un muro alto con cámaras de seguridad y también tiene 3 perros vigilantes. En la pequeña sala que ahora usa para celebrar cotidianamente la Misa, con su pequeño pueblo constituido por los descendientes de los exilados polacos, de los prisioneros alemanes y de los africanos provenientes de países amigos de la Unión Soviética en los años de la guerra fría. La fuerza de la oración puede hacer milagros, también en tiempos de austero control del reino de Putin, el zar ortodoxo.
