La detención del cardenal Zen y las nuevas nubes negras sobre Hong Kong
Diócesis de Hong Kong: "[Estamos] preocupados por su seguridad. Confiamos en que seguiremos disfrutando de la libertad religiosa conforme la Ley Fundamental". Padre Gianni Criveller, misionero del PIME: "Acto intimidatorio e inhumano: esta es la tarjeta de visita del nuevo jefe del Ejecutivo, John Lee. Después de los enemigos políticos, económicos y culturales, ahora están en la mira las religiones".
Milán (AsiaNews) - Incluso después de su liberación bajo fianza ayer por la tarde, la sociedad civil de Hong Kong sigue conmocionada por la detención del cardenal Joseph Zen junto con los otros activistas Margaret Ng, Hui Po-keung y Denise Ho. La diócesis de Hong Kong difundió hoy un comunicado en el que expresa su preocupación y pide que el obispo emérito, de 90 años, sea tratado conforme a la justicia. "La diócesis católica de Hong Kong", dice el comunicado, "está extremadamente preocupada por el estado y la seguridad del cardenal Joseph Zen y ofrece sus oraciones especialmente por él. Siempre hemos defendido el Estado de Derecho. Confiamos en que en el futuro seguiremos disfrutando de la libertad religiosa en Hong Kong de acuerdo con la Ley Básica. Instamos a las autoridades policiales y judiciales de Hong Kong a tratar el caso del cardenal Zen conforme a la justicia, teniendo en cuenta nuestra situación humana concreta. Como cristianos, creemos firmemente que: 'El Señor es mi pastor; nada me falta'. (Sal. 23:1)".
Sobre la importancia de la detención del cardenal Zen -que incluso estando en libertad bajo fianza tendrá que enfrentarse a un juicio en base a la infame Ley de Seguridad Nacional- publicamos un comentario del padre Gianni Criveller, misionero del PIME y sinólogo, que trabajó con el cardenal Zen en Hong Kong durante mucho tiempo.
El 11 de mayo de 2022, el cardenal Joseph Zen, "la conciencia de Hong Kong", fue detenido. Para quienes, como yo, vivieron años formidables junto al cardenal, seguirá siendo un día de tristeza inolvidable.
El cardenal tiene 90 años y siente la fragilidad de la edad. Vive modestamente en la residencia salesiana de Hong Kong, un sacerdote entre otros, sin una sombra de lujos ni privilegios. Es un hombre valiente, el noble padre del movimiento democrático, el líder de toda una comunidad civil. La detención del cardenal Zen es un acto totalmente político, demostrativo, intimidatorio, y me atrevo a decir que también bastante inhumano. ¿Se puede detener a un hombre de 90 años al que millones de personas de todo el mundo miran con admiración y respeto?
Zen fue puesto en libertad bajo fianza, lo cual es humanamente un alivio porque no tenemos que imaginarlo en una cárcel. Pero la insoportable gravedad de su arresto permanece: habrá un juicio, acusaciones odiosas destinadas a desacreditar a una persona noble y generosa. Y no podemos olvidar que muchos de nuestros amigos democráticos siguen en prisión por sus ideales de libertad. Fue detenido junto con otros miembros destacados del movimiento democrático, entre ellos tres mujeres valiosas: Margaret Ng, Cyd Ho y Denise Ho.
Se acusa a Zen de conspiración con fuerzas extranjeras. La acusación se basa en su responsabilidad formal en la creación del fondo "12 de junio" (612 ndr.), creado para ayudar -con apoyo legal, financiero, moral y médico- a las personas heridas, detenidas, agredidas o amenazadas por la violencia durante las manifestaciones democráticas que comenzaron el 12 de junio de 2019 y terminaron el 1 de julio de 2020 con la introducción de la Ley de Seguridad Nacional. El fondo recaudaba donaciones, es de suponer que también del extranjero. Pero había suspendido sus actividades desde la introducción de la Ley de Seguridad Nacional. Se trata, pues, de la aplicación retroactiva de una ley que, de todas maneras, es liberticida.
La detención es una terrible tarjeta de visita del nuevo jefe del Ejecutivo, John Lee, responsable de la implantación de un régimen policial en Hong Kong, que fue elegido con el 99% de los votos de la Comisión Electoral Especial el 8 de mayo. Lee no tomará posesión de su cargo hasta el próximo 1 de julio, pero pretende dejar claro que ya manda él, o mejor, Beijing. Esta impactante detención (sigue siendo un cardenal) creo que encierra también un cierto rencor hacia Carrie Lam, la desastrosa gobernadora que lo precedió, pero que comparte con Zen la misma fe católica.
Desde 2003, Zen ha sido llamado la "conciencia de Hong Kong": un líder en una ciudad que buscó para sí misma un camino hacia la libertad y la democracia, tal y como establece la Ley Básica que rige Hong Kong. Lo hemos visto con la gente en las calles, en las plazas, en las cárceles, en el Parque Victoria... un pastor junto al pueblo. Millones de ciudadanos salieron a la calle en Hong Kong, y Zen con ellos, entre ellos, frente a ellos. Un movimiento popular, de jóvenes, de personas que piden ser libres, ser protagonistas de su propio destino.
Corea del Sur tuvo al cardenal Stephen Kim: el padre de la patria que salvó al país del poder militar acogiendo en la catedral a los manifestantes amenazados por la policía (1987). En Filipinas, el cardenal Jaime Sin llamó al pueblo a defender a Cory Aquino, elegida presidente en lugar del dictador Ferdinand Marcos (1986). Hong Kong tiene al cardenal Zen: "la conciencia de Hong Kong".
La detención de Zen hace que se ciernan más negros nubarrones sobre Hong Kong. No mejorará en los próximos meses y años. Empeorará mucho antes de mejorar. El plan de control progresivo por parte del régimen ya se aplicó en China: primero eliminar a los enemigos políticos; luego, a los económicos; después, a los culturales y, por último, a los religiosos. A la Iglesia católica de Hong Kong le esperan meses y años aún más difíciles. Por alguna maldita determinación histórica, el maravilloso pueblo de Hong Kong no podrá vivir en libertad y democracia.
