La Santa Sede se pronuncia sobre la Asamblea de representantes católicos y las ordenaciones episcopales de Chengdu y Xichang
En una declaración de la Oficina de Prensa vaticana se expresa el “dolor” que se vive junto a los católicos chinos, por la participación de un obispo ilícito en las ordenaciones episcopales de Chengdu y Xichang. No es que se obligue a los obispos a no participar en dicha Asamblea, pero, no obstante, se considera que la misma es “inconciliable con la doctrina católica”. El Vaticano espera que haya “señales positivas” por parte del gobierno.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La Santa Sede “comprender y comparte” el dolor de los católicos chinos frente a las ordenaciones episcopales de Chengdu y Xichang, donde participó un obispo ilícito (impuesto por la policía). Al mismo tiempo, aunque reafirmando la “bien conocida” posición de la Santa Sede respecto a la Asamblea de representantes católicos chinos (“inconciliable con la doctrina católica”, tal como se lee en la Carta de Benedicto XVI, la cual fue confirmada por el Papa Francisco), el Vaticano “espera juzgar en base a hechos comprobados”. Este es, en síntesis, el contenido de la declaración que el director de la Oficina de Prensa vaticana ha difundido hoy “en relación a las recientes ordenaciones episcopales en Chengdu y en Xichang” y “a la Novena Asamblea de Representantes Católicos Chinos”, que –según fuentes de AsiaNews - se llevará a cabo del 26 al 30 de diciembre en el Tian Tai Hotel de Beijing.
Las celebraciones de Chengdu (30 de noviembre) y de Xichang (2 de diciembre), si bien procediendo a la consagración de dos obispos aprobados por la Santa Sede y por el gobierno chino, contaron con la participación de un obispo ilícito, Mons. Lei Shiyin, de Leshan (Sichuan). Ante las quejas, críticas y obstáculos presentados por los fieles, la policía actuó de escudo para hacer que éste ingresara a la con-celebración. A propósito de esto, la declaración afirma: “La presencia, en las dos ordenaciones episcopales anteriormente mencionadas, de un Obispo, cuya posición canónica aún está siendo estudiada en la Sede Apostólica a raíz de su ordenación ilegítima, ha creado disgusto a los interesados y turbación en los católicos chinos. La Santa Sede comprende y comparte este dolor”.
El juicio en relación a la Asamblea de representantes católicos chinos es más vago. Desde muchas partes de China –tanto de parte de las comunidades oficiales como de aquellas clandestinas- se pedía que hubiera una intervención de la Santa Sede en relación a esto. La Asamblea es “el organismo soberano” (tal como se lee en su estatuto) que gestiona la vida de la Iglesia católica, en la cual, para guiarla de modo “democrático”, hay miembros del Partido, y en la cual los obispos son una minoría. La Carta a los católicos de China de Benedicto XVI (del 2007) la definía como “inconciliable con la doctrina católica”. Por este motivo, en la última edición del 2010 (v. foto), la Santa Sede pidió a los obispos no participar en la misma. Como única respuesta, el gobierno obligó a muchos obispos a participar mediante el uso de la fuerza. El Papa Francisco confirmó el valor de la Carta de Benedicto XVI. Pero esta vez el pronunciamiento de la Santa Sede fue más vago. Por una parte, ésta afirma que “Es bien conocida, desde hace tiempo, la posición de la Santa Sede con respecto a estos dos tipos de eventos [ordenaciones y Asamblea], que implican aspectos de la doctrina y de la disciplina de la Iglesia”. Por otra, “con respecto a la Novena Asamblea –se afirma- la Santa Sede aguarda poder juzgar en base a hechos comprobados”.
Es probable que de este modo, la Santa Sede deje en manos de los obispos la responsabilidad de participar o no, y al mismo tiempo, espere verificar si los obispos han sido dejados libres a la hora de tomar su decisión. Pero también espera a ver si en la Asamblea se discutirán temáticas y modalidades que violen la libertad religiosa y la doctrina católica. Por ahora, pareciera que el tema de la Asamblea estará centrado solamente en un cambio de la plana de líderes. Además de la libertad a la hora de participar en la misma, habrá que verificar cuán libres se verán los obispos reunidos en Beijing de participar o no en las liturgias, donde estarán presentes obispos ilícitos y excomulgados. En dicho caso, los “hechos comprobados” serían innumerables.
La declaración se concluye con una nota de esperanza: la Santa Sede “está segura de que los católicos chinos aguardan con inquietud que se den señales positivas, que los ayuden a tener confianza en el diálogo entre las Autoridades civiles y la Santa Sede, y a esperar un futuro de unidad y de armonía”.
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