La 'Ruta de la Seda' de los estudiantes extranjeros en China

Una manera de comprender el alcance de la Belt and Road Initiative es observar de dónde provienen los estudiantes de Asia Central, África o Sudamérica que se encuentran en las ciudades chinas. Para ellos, la República Popular es la tierra de las oportunidades, pero también el sustrato cultural de la vida cotidiana. Es poco probable que se queden allí, pero terminarán trabajando para empresas chinas en sus países de origen.

Beijing (AsiaNews) – La Belt and Road Initiative – la gran proyección global de la China de Xi Jinping – no consiste sólo en infraestructuras. Uno de sus rostros son las oportunidades de estudio que ofrece Beijing en sus universidades a jóvenes procedentes de un amplio abanico de países de Asia, África y América Latina. Lo describe en este testimonio una fuente de AsiaNews que vive en la República Popular China.

Desde hace tiempo China está comprometida en un importante esfuerzo de internacionalización que adopta diversas formas y a menudo toma el nombre de “Nueva Ruta de la Seda”. Desde el Sudeste Asiático hasta Asia Central, pasando por África e incluso la frontera sudamericana, logra atraer a su órbita a países que, si bien no están directamente involucrados en la Belt and Road Initiative, son sin embargo parte de ese cambio de centro de gravedad cultural y económico que China ha emprendido en los últimos años por medio de su soft power.

Una manera de comprender el alcance del mismo es observar el origen de los estudiantes internacionales que viven en las ciudades chinas, sobre todo aquellas que, debido a su historia y circunstancias políticas, han sido elegidas como centro neurálgico de la Belt and Road Initiative. Las universidades de estas ciudades reciben a muchísimos estudiantes de los países de Asia Central, Rusia, África Central y el Sudeste Asiático. Generalmente son jóvenes de veintipocos años, o incluso menos, a quienes les ofrecen becas para aprender chino o graduarse y posteriormente trabajo en sus países de origen, en empresas u organizaciones relacionadas con la Ruta de la Seda.

Para esos estudiantes China es el país de las oportunidades, la posibilidad de triunfar, un espacio de redención, pero también el sustrato cultural de la vida cotidiana, sobre todo a través de la vida social. El idioma chino no es una barrera para ellos, porque las redes sociales chinas son su vida diaria. Si bien esto es especialmente cierto en el sudeste asiático, también es una tendencia que se está difundiendo rápidamente como una mancha de aceite por toda Asia.

La mayoría de estos estudiantes son turcomanos y kazajos, chicas y muchachos muy jóvenes, algunos muy ambiciosos y centrados, otros más “típicamente” adolescentes. Todos ellos son capaces de hablar más o menos cuatro idiomas (el propio, el inglés, el chino y el turco, y algunos añaden también el ruso), y todos son conscientes de que se trata de una oportunidad única. También hay muchos paquistaníes deseosos de tener verdaderas oportunidades académicas y profesionales, así como un reducido número de estudiantes afganos.

La oportunidad que les ofrece China está más relacionada con su país de origen que con trabajar en la República Popular. Aprender el idioma y graduarse en China es la manera de crear cooperación cuando vuelven a su país, casi siempre en una empresa china. Pero también es la manera de formar una comunidad internacional y joven vinculada a la lengua y la cultura chinas.

Mirar a China a través de estos estudiantes es muy interesante y ayuda a abrir perspectivas sobre un universo juvenil en gran movimiento y cambio. También ayuda a ver con mayor claridad el peso de la potencia global que es China, los mecanismos mediante los cuales lo expande y su eficacia.

Es un universo joven en gran efervescencia que dentro de China encuentra una dirección y lleva al mundo otro punto de vista. Un punto de vista que, sobre todo para los países cuyos nombres terminan en stan, también está marcado por la religión musulmana. El Islam chino, el Islam centroasiático y el Islam ruso se encuentran, y, guiados por la nueva Ruta de la Seda, son protagonistas de algo que se está moviendo en el mundo.

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