La Onu critica a Myanmar sobre los Rohingyá. En espera por el discurso de Aung San Suu Kyi
El secretario general Antonio Guterres pide detener la ofensiva del ejército, riesgo de crisis “irreversible”. Pero, los militares birmanos relanzan la operación dirigida a frenar la derivación “extremista” musulmana en el oeste. La Nobel por la paz nueva heroína de los internautas chinos: defiende los “intereses” de su pueblo por las “presiones externas”. Los intereses económicos de China en el Estado de Rakhine.
Yangon (AsiaNews)- A menos de 24 horas del esperado discurso televisivo de Aung San Suu Kye sobre la controversia Rohingyá, programado para mañana, quien habla es el jefe del ejército birmano que acusa a la minoría musulmana de haber provocado la reciente crisis humanitaria en el oeste de Myanmar. El general Min Aung Hlaing afirma que los Rohingyá “jamás fueron un grupo étnico” autóctono y una parte, la más “extremista” intenta crear un bastión musulmán en el norte del Estado Rakhine
En la apelación difundida en las redes sociales, el alto militar invita al pueblo y a los órganos de información de Myanmar, nación con el 90% budista a unirse para rechazar los ataques y las injerencias externas sobre la “cuestión” de los Rohingyá. Además agregó que las operaciones militares iniciaron el 25 de agosto pasado, después que un batallón del ejército provocó feroces enfrentamientos con “extremistas Bengalíes” (término usado por la dirigencia de Myanmar para identificar a los militantes Rohingyá).
Las violencias, concluye el general birmano, son parte de un plan armado fuera de las fronteras nacionales y finalizado para construir un enclave de la minoría musulmana en la región occidental de la ex -Birmania, poco lejano de la frontera con Bangladesh. “Pidieron el reconocimiento como Rohingyá-concluye- pero este jamás fue uno de los grupos étnicos (son más de 135) originarios de Myanmar. La cuestión bengalí es de interés nacional y debemos estar unidos para restablecer la verdad”.
Sobre la cuestión intervino en estas horas el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el cual afirmó que la líder birmana Aung San Suu Kye, tiene “la última posibilidad” de detener la ofensiva del ejército y poner un freno a la crisis. El riesgo, continúa el jefe de la diplomacia Onu es que la situación se vuelva “absolutamente horrible” e “irreversible”.
Las violencias en la región han provocado una grave crisis humanitaria. En pocas semanas hasta unas 400 mil personas han tenido que abandonar sus casas y sus pueblos, buscando reparo más allá de las fronteras en Bangladesh. Recientemente, la Naciones Unidas hablaba de “limpieza étnica” en acto en Myanmar y hacen la hipótesis un “escenario peor”; de aquí el pedido a los líderes de Myanmar, pidiendo medidas “inmediatas” para detener las “violencias excesivas”.
Las atenciones de las cancillerías regionales e internacionales están ahora focalizadas sobre el esperado discurso programado para mañana, en el cual Aung San Suu Kye debería ilustrar la política gubernamental sobre la cuestión y definir los próximos pasos que hay que realizar.
Sin embargo, como admite el mismo secretario general de la Onu, la líder birmana debe hacer las cuentas con la dirigencia del ejército, cuyo poder-después de decenios de dictadura militar- es aún fuerte y equilibrado en el país. El ejército a través de los propios oficiales controla el 25% de los escaños en el Parlamento y se avocó a sí mismo algunos ministerios claves del gobierno: Defensa, Asuntos internos y Fronteras.
En los días pasados la Consejera de Estado canceló su propia participación en la Asamblea general de la Onu, delegando su lugar al vice-presidente de Myanmar, Henry Van Thio, justamente para enfrentar en primera persona la cuestión Rohingyá. Aung San Suu Kyi condenó la difusión de “falsas noticias” que manipulan la realidad de los hechos y contribuyen y alimentar la tensión.
Mientras tanto, China- que se vanagloria de los estrechos ligámenes económicos y comerciales con Dacca y Naypyidaw-llega en socorro de la dirigencia gubernamental birmana afirmando de “apoyar” los esfuerzos de Myanmar por la “paz y la estabilidad” en el Estado Rakhine. Para Beijing la ofensiva militar en acto en el área es una “cuestión interna” y critica las interferencias provenientes del extranjero. Según Hu Zhiyong, investigador de la Academia de Shanghai de Ciencias Sociales, “China mantendrá su política de no interferencia, pero mientras tanto será proactiva en el (tratará) mediar sobre la cuestión Rohingyá.
Según diversos analistas, la atención y la defensa de Beijing hacia el ejército birmano tiene también motivos económicos. China destinó 2,5 millardos de yuan (más de 324 millardos de euros) para un oleoducto y gasoducto de Myanmar a Kunming (Yunnan) que permitiría importar energía desde Oriente Medio sin pasar por el Estrecho de Malaca, evitando las tensiones que existen en el Mar Chino meridional. Ligado al oleoducto está también la construcción de un puerto y de una zona industrial en Kyaukpyu, que se encuentra justamente en el Estado Rakhine.
De cierto es que la líder birmana y Nobel de la paz está conquistando siempre más consentimientos entre los internautas chinos: en un artículo publicado hoy en el Global Times el mundo de internet en China apoya el “desafío” lanzado por Suu Kye “ a las presiones externas”, en el intento de “salvaguardar los intereses de su pueblo”. En los portales populares en el país como guancha,cn y ifeng.com, la “Señora” es vista como un “fuerte y sabia” mujer de “Estado” al servicio “de su pueblo”.
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