La Meca y Medina 'abiertas' al capital extranjero, la economía triunfa en Arabia Saudí
Riad ha autorizado la entrada de inversores en las dos ciudades santas del islam: se pueden adquirir acciones (hasta el 49%), pero se excluye la propiedad directa de bienes inmuebles. El erudito jordano Al Sabaileh dice a AsiaNews: con Mohammed bin Salman el país está experimentando un «cambio total» con la economía dictando las decisiones de política exterior e interior. El «paso gigantesco sería la paz con Israel».
Milán (AsiaNews) - «Una decisión que forma parte del desarrollo gradual del cambio» en cuya base está siempre «la economía» que permite superar, o al menos atenuar, las «restricciones religiosas del pasado». Así explica el profesor y analista geopolítico jordano Amer Al Sabaileh, experto en temas de Medio Oriente, seguridad internacional y política de procesos de paz en zonas de crisis, la decisión de Riad de «abrirse» a las inversiones extranjeras, incluidas las occidentales, en La Meca y Medina. Con la llegada al poder del príncipe heredero Mohammad bin Salman (Mbs), explica a AsiaNews, «Arabia Saudí está experimentando un cambio total» en el que «la economía es cada vez más prioritaria» y se ha convertido en la base de las decisiones «en política interior y exterior».
El académico, nacido en Ammán y licenciado en lenguas modernas y literatura, colaborador de varios periódicos internacionales, entre ellos The Jordan Times, afirma que «los recientes cambios a nivel social han contribuido a preparar el terreno para una revolución económica». Fue un papel «ambicioso» el que asumió el príncipe heredero, del mismo modo que la decisión de abrir las dos ciudades santas por excelencia de la religión musulmana a la inversión extranjera fue funcional a su «visión». «Todo empezó con el ambicioso proyecto de Neom, como motivo de cambios también a nivel social» que hoy acaban afectando también “a la ortodoxia de la religión”.
"Estos lugares santos, recuerda, estaban prohibidos a los no musulmanes”. El visto bueno, señala, es a nivel «de inversiones, de cuotas en bolsa o acciones» porque «todavía no es posible adquirir propiedades», pero atestigua al mismo tiempo «que el país está ahora abierto al desarrollo» independientemente de «dónde vengan estas inversiones». 'Creo que es un gesto -subraya- que representa el desarrollo de esta visión y política de bin Salman'.
En los últimos días, los dirigentes saudíes han formalizado la luz verde a las inversiones extranjeras en empresas cotizadas que posean propiedades y activos en La Meca y Medina. Se trata de una decisión histórica en muchos aspectos, que según la Autoridad del Mercado de Capitales tiene como objetivo «estimular la inversión, mejorar el atractivo y la eficiencia del mercado de capitales y fortalecer la competitividad regional e internacional, al tiempo que se apoya la economía local». En la nota, la autoridad explica también que será posible comprar «acciones» de empresas propietarias de bienes inmuebles, no de estructuras físicas, y con una participación máxima del 49%. Arabia Saudí, líder del mundo musulmán suní (por oposición al islam chií, que se refiere a Irán), es la economía más importante de Medio Oriente y el primer exportador mundial de crudo.
Desde hace años está inmersa en un vasto programa de reformas, centrado entre otras cosas en el turismo y los grandes acontecimientos deportivos -incluido el Mundial de Fútbol de 2034- como parte del plan de reformas «Visión 2030» de Mohammad bin Salman (Mbs). La Meca recibe millones de peregrinos musulmanes cada año, pero la ciudad está experimentando un desarrollo masivo que pretende atraer a 30 millones en 2030; sin embargo, la entrada sigue estando prohibida para quienes no profesan el Islam. Un proyecto llamado Masar, financiado por el Fondo de Inversión Pública del Reino, prevé 40.000 nuevas habitaciones de hotel. Las peregrinaciones anuales del hajj y la umrah supusieron unos ingresos estimados de 12 millones de dólares en 2019, el último año de asistencia masiva antes de la pandemia del Covid-19.
Neom fue «el pilar del proyecto de cambio socioeconómico», prosigue Al Sabaileh, director general del instituto de investigación de riesgos geopolíticos 'Triageduepuntozero' y presidente del Centro de Estudios Antiterroristas. Una visión capaz de superar «las restricciones sociales y religiosas» y llegar «poco a poco a dominar el escenario en todo el país». Una decisión, aclara el experto, que de momento «no tiene ningún efecto o impacto a nivel religioso» y que no implica -al menos por ahora- la apertura del reino a otras confesiones o cultos, aunque el Mbs «ha conseguido dar una nueva dimensión» al ámbito religioso, ahora «menos radical». Por otro lado, esta política 'ya ha provocado un cambio' que ahora lleva a abordar temas 'que se consideraban tabú'. En Arabia Saudí», advierte, »la progresión está siendo muy rápida. Y el príncipe heredero ha conseguido introducir una cultura interreligiosa» y esto “ha creado un terreno fértil apto para la inversión, atrayendo la atención y el capital del mundo a esta tierra, que ahora, no por casualidad, es también un centro cultural”.
Por último, hay un plano más político, que implica un papel cada vez más relevante de Riad en el tablero regional y mundial, especialmente con el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, que inauguró su segundo mandato como presidente el pasado 20 de enero. «No es casualidad», dice Amer Al Sabaileh, “que hayamos visto una diplomacia [saudí] muy activa hacia Líbano, Siria, para poder llenar siempre el vacío que deja Irán” convirtiéndose cada vez más en “el aliado número uno para Estados Unidos, política y económicamente”. El camino iniciado con los Acuerdos de Abraham, según la visión del magnate estadounidense, debía completarse con «el paso gigantesco, el más grande: la paz regional entre Arabia Saudí e Israel». Proyectos que parecen reiniciarse, dice, porque 'también hay muchas ambiciones económicas detrás' según una clave 'pragmática' que dicta las políticas de Trump. Desde Neom, pasando por La Meca y Medina hasta cruzar las fronteras, Arabia Saudí 'ya está preparada', concluye, 'para desempeñar el papel más importante en la región, tanto a nivel del islam suní, como en el mundo árabe, hasta un nivel político y económico'.
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