La India nos enseña la búsqueda de Dios

de Piero Gheddo

Un viaje efectuado hace casi 40 años y el encuentro con el padre Beda Griffiths. Auguro a todos, en este cálido verano, que en nuestras frenéticas jornadas sepáis encontrar el tiempo necesario para el descanso, el silencio y la oración, que nos hace encontrar a Dios.

Milán (AsiaNews) – De los más de 80 países fuera de Europa que he visitado, uno de los que más amo es la India. En 1977 fui a vivir algunos días al monasterio del famoso gurú y padre Beda Griffiths (1906-1993), un benedictino inglés que hacía 40 años dirigía un centro de oración a orillas del Kavery, el río sagrado del sur de la India, en el Estado de Tamil Nadu: una serie de chozas de barro, paja y cemento en un pequeño bosque situado a lo largo de la margen del río.

A poca distancia de allí se encuentra la aldea de Thannirpally, adonde llegan los pulman de línea que se dirigen a Madrás y a Bangalore, entre las plantaciones de arroz, los cocoteros y los plátanos. Cuando llega un huésped, le entregan su cabaña, donde reza, estudia, duerme, se da cuenta de la vida que pasa, y de cuán importante es buscar a Aquél que no pasa, a Dios. Luego frecuenta la iglesia, las salas de reuniones y estudio, la biblioteca, el refectorio, en una atmósfera de serenidad y de espiritualidad. Esta visita al padre Beda Griffiths, con el padre Sandro Sacchi, entonces misionero en la India, es en 1977, es decir, hace casi 40 años. Hoy la India también está cambiada, pero permanece el fuerte sentido religioso de la vida. Por ejemplo, los periódicos indios, tanto los que están en idioma inglés como en lenguas locales, tienen la sección religiosa. Y no es para dar noticias sobre eventos religiosos, sino para que cada religión exprese sus creencias y las respuestas que da a los hechos de la vida.

El nombre del monasterio es Shantivanam, es decir, “lugar de la paz” en lengua tamil. Atraídos por la fama de santidad de Beda Griffiths, acuden también hombres de la política, universitarios, personas importantes de la sociedad india, para quienes es habitual tener un período de oración al año. El benedictino inglés me dice: «En Europa, nosotros somos todos un poco ateos, incluso siendo bautizados: ponemos a otras cosas en el lugar de Dios. Los cristianos, que tenemos la Revelación, nos ilusionamos con tener a Dios al alcance de la mano. Por eso llevamos una vida superficial, materialista. Pero no es posible conocer a Dios intelectualmente, se necesita experimentarlo en el amor, en la oración, en el silencio, en la renuncia. Es una vida íntima que ha de vivirse, es un Otro que ha de buscarse, amarse, desearse. Dios se comunica a quien lo busca con corazón sincero».

«En la India - continua Beda Griffiths – los gurúes indios que no han recibido la Revelación buscan a Dios en toda la vida, hacen oraciones y sacrificios, leen y meditan textos sagrados, respetan la ley natural, pasan la vida buscando a ese Dios que no conocen. En la India, la búsqueda de Dios forma parte de la existencia común, no sólo de la monacal. Quien es sensible a las cosas espirituales emprende peregrinaciones, ayunos, y, una semana al año, toma distancia de las cosas del mundo. Va a un monasterio a hacer penitencia, a recogerse y dedicarse a su relación con Dios». Y agrega: «La cultura india es muy religiosa, incluso las personas que parecen más lejanas de Dios, dedican algún tiempo a la búsqueda de Dios y a la oración».

Beda Griffiths me dio estas normas de vida: «Dios se revela sólo en el silencio y en la pobreza. Renuncia a lo que es superfluo, quita las distracciones de tu vida, come menos, reza más. No vivir una vida superficial, pide a Dios que te haga conocer su rostro. Si vives en el pecado y en las distracciones, Dios huye de ti, pero si lo buscas observando los Mandamientos, en la oración y en la imitación de Cristo, Dios también se manifiesta a ti». Auguro a todos, en este cálido verano, que en nuestras frenéticas jornadas, sepáis encontrar el tiempo necesario para el descanso, el silencio y la oración, que nos hace encontrar a Dios.