La Iglesia camboyana celebra la Pascua con 300 bautismos
De éstos, 128 pertenecen a la vicaría de Phnom Penh. El resto, a las prefecturas apostólicas de Battambang y Kompong Cham. Los neo-conversos son en su mayoría adultos jóvenes, de extracción budista. Misionero de las MEP: en Camboya, se está dando una “evangelización integral” que abraza al hombre en todas sus dimensiones”.
Phnom Penh (AsiaNews/EdA) – En ocasión de las celebraciones por la Semana Santa, cerca de 300 camboyanos recibirán el bautismo y se volverán parte integrante de la comunidad católica local, que hoy cuenta con 23.000 fieles en total. La ceremonia se llevará a cabo en la noche de Pascua, en cada una de las tres circunscripciones eclesiásticas en que se subdivide la Iglesia local: la vicaría apostólica de Phnom Penh y las dos prefecturas apostólicas de Battambang y Kompong Cham.
Solamente en el vicariato de la capital, serán 128 los nuevos bautizados, en el marco de una fiesta que unirá a toda la comunidad.
Las fiestas de la Pascua hace tiempo que revisten una importancia particular en Camboya. Cuando fueron archivados los años de la guerra que sacudió al país, la primera misa fue celebrada precisamente en el día de Pascua de 1990. “Una misa que ha quedado impresa en la memoria de los fieles –cuenta el padre Vincent Sénéchal, misionero en Camboya del 2002 al 2016 y actual vicario general de la Sociedad para las misiones extranjeras de París (MEP) – como la misa de la Resurrección”.
En una nación de 15,9 millones de habitantes, la comunidad católica constituye tan sólo el 0,2% de la población total. Sin embargo, la misma es una presencia histórica en el país del Sudeste asiático, que se remonta al siglo XVI y que ha logrado sobrevivir a las masacres perpetradas en los años ’70 por los Jemeres rojos, guiado por Pol Pot y por la sucesiva dominación vietnamita (desde 1979 a 1989). Los números dan testimonio de la masacre: de los 65.000 fieles que había en 1970, en 1990 ya no quedaban más de 5.000. En el país, el credo más difundido es el budismo therevada, profesado por el 96% de la población.
Las relaciones con las autoridades y el trabajo de evangelización discreto, pero constante, promovido por los misioneros, ha dado un nuevo impulso a la comunidad católica, que en estos días de dispone a abrazar a cientos de fieles nuevos.
Además de los 300 bautismos, la vitalidad de la Iglesia local es testimoniada por una investigación diocesana centrada en los 35 mártires masacrados bajo el sanguinario régimen maoísta; y también por la ordenación de nuevos sacerdotes, entre ellos, la del padre Stéphane Se Sat en diciembre del año pasado; así como por la construcción de nuevos lugares de culto, como la capilla de Santa Teresa del Niño Jesús en Takéo, que se alza en la vicaría apostólica de Phnom Penh.
Fuentes eclesiásticas locales refieren que estos nuevos conversos reflejan la realidad sociológica del país: se trata de adultos jóvenes, en su mayoría de origen jemer, provenientes de un ambiente budista, que han conocido la Iglesia gracias a su presencia en el ámbito social, en particular en los sectores de salud, educación y formación profesional. Como cuenta el padre Sénéchal, en Camboya la Iglesia lleva adelante “una evangelización integral, orientada a desarrollar al hombre en todas sus dimensiones: socio-económica, educativa, profesional, espiritual y familiar”. Entre las iniciativas emprendidas se encuentra la del “Pueblo de la paz”, lanzada a fines de 2015 por Mons. Olivier Schmitthaeusler, que permite que las personas minusválidas o enfermas de SIDA/HIV puedan vivir en contacto con otras personas que no están afectadas por estas dolencias.