La Iglesia caldea llora a Mons. Rabban, hombre de diálogo más allá de la violencia.
Tras una larga enfermedad, el prelado emérito de Dohuk, en Kurdistán, falleció ayer en el hospital. Su físico estaba marcado por un intento de asesinato del que había sido víctima en 2003, que sin embargo no había hecho tambalear su vocación por el encuentro y la confrontación. Una familia musulmana le llamaba cariñosamente "mi tío obispo". De la escuela internacional a los centros de refugiados del Isis, una vida al servicio de la comunidad kurda.
Milán (AsiaNews) - La Iglesia caldea y las autoridades kurdas y musulmanas de Irak, especialmente en la región kurda del norte, lloran el fallecimiento de Mons. Rabban al-Qas, obispo emérito de Dohuk (antes de Amadiya y Zakho), que murió ayer en el hospital a la edad de 74 años tras una larga enfermedad. La vida del prelado está indisolublemente ligada a las tragedias que han marcado la región del Kurdistán, desde el reinado del terror del dictador Sadam Husein hasta la guerra y el integrismo islámico, acabando él mismo víctima de un atentado extremista a finales de 2003. Fue alcanzado por la explosión de una bomba que dejó secuelas en su salud, pero nunca minó su compromiso y su impulso misionero.
Durante los oscuros años de la invasión del Estado Islámico (EI, antes Isis) en Mosul y la llanura de Nínive, monseñor Rabban se dedicó a los refugiados cristianos y musulmanes. Siempre mantuvo y cultivó fuertes lazos con las autoridades religiosas y civiles islámicas de la zona, con las que trabajó para mantener y reforzar un clima de diálogo y confianza, en algunos casos de profunda amistad.
El funeral de monseñor Rabban ha tenido lugar esta mañana en su pueblo natal de Komane, en el distrito de Amadiya, gobernación de Dohuk, donde nació en 1949. A pesar de su enfermedad (padecía Alzheimer), el prelado siempre se distinguió en su misión por su vocación al diálogo interreligioso y a la convivencia en una región marcada por la violencia y los conflictos. Un papel reconocido por las propias autoridades locales, entre ellas el Primer Ministro del Kurdistán, Mesrûr Barzani, que en una carta de condolencia lo describió como "un patriota" y un activo promotor "de la cultura de la coexistencia pacífica entre las diferentes comunidades".
El Presidente Nechirvan Barzani le recuerda como "un importante cristiano y una mente ilustrada" que trabajó en todo el Kurdistán. "Fue una importante figura religiosa y social -continúa- que atendió con dedicación cuestiones religiosas, educativas y culturales. Fue un firme defensor del Kurdistán, de la coexistencia pacífica y de la solidaridad en la región, en Irak y en todo el mundo".
Monseñor Rabban fue ordenado sacerdote en 1973, y en 2002 fue nombrado obispo de Zakho y Amadiya, a lo que siguió su traslado en 2020 a Dohuk, donde permaneció sólo un año antes de dimitir debido al progresivo deterioro de su salud. El atentado que sufrió en 2003 ya había minado su espíritu, pero no su moral y el ímpetu en su vocación de sacerdote y obispo.
Entrevistado por AsiaNews cuando aún estaba hospitalizado en Roma para recibir tratamiento médico tras la explosión que le había alcanzado, el prelado kurdo comentó la detención de Sadam Husein utilizando la metáfora de la "cabeza de serpiente aplastada". Eran los primeros compases de la invasión estadounidense que más tarde marcaría la historia futura del país y la captura del dictador no dejaba de ser "una alegría para todos los iraquíes". Sin embargo, no ocultó sus temores por una posible escalada de violencia que ensangrentara la nación y a sus habitantes en los años venideros, debido también a la falta de "un gobierno fuerte" como el prelado esperaba para garantizar la estabilidad.
En 2004, había supervisado personalmente la apertura de la Escuela Internacional de Dohuk, la primera de lengua inglesa que se establecía en la zona tras la caída del antiguo dictador. Una realidad, subrayaba entonces el obispo, "concebida para acoger a los jóvenes de los pueblos". Por eso hay alojamiento para los estudiantes. Nuestra idea es ofrecer esta escuela gratuitamente a todos". La escuela, de acuerdo con el ministro de Educación, había decidido utilizar el inglés y el francés para todas las asignaturas científicas y filosóficas, "para facilitar la integración de Iraq en la comunidad internacional".
A principios de enero de 2015, monseñor Rabban había guiado al entonces director de AsiaNews, el padre Bernardo Cervellera, y quien escribe -era un gran amigo y colaborador de nuestra agencia- en una visita a los campos de refugiados que habían acogido a cristianos, musulmanes y kurdos en los primeros meses de la tragedia del Isis. Era la primera fase del avance del reino del terror yihadista, el sueño del Califato parecía hacerse realidad con los hombres de al-Baghdadi que habían llegado a ocupar casi la mitad de los territorios de Siria e Irak. Esos mismos días se produjo también el atentado terrorista de París, que desencadenó el rechazo a la convivencia con los musulmanes. La noche del 9 de enero, el obispo "nos acompañó a dar el pésame a una familia musulmana de Komane" reunida para dar el último adiós a un pariente. Kurdos a los que el obispo conocía desde los años 70, tras haberles acogido y ayudado después de pasar años en la cárcel bajo Sadam y ser expulsados de Bagdad. Su gratitud años después seguía siendo "grande" y los miembros más jóvenes de la familia, a pesar de ser musulmanes, le llamaban cariñosamente "mi tío el obispo". Uno de los hijos de Hassan, entonces cabeza de familia, describiendo la tragedia del Isis, dijo: "Nuestro islam no es violento, es amigo de los cristianos: miren cómo nos queremos con el obispo y su comunidad". Entre las personas que han venido hoy a dar el pésame, al menos la mitad son cristianos". Estas palabras, pronunciadas por un joven musulmán, resumen mejor que ninguna otra celebración la labor y la misión del obispo Rabban por el Kurdistán, por Iraq, pero sobre todo por la Iglesia caldea y sus cristianos.
