La Corte suprema congela el programa de expulsión de emigrantes
El gobierno tiene plazo hasta el 26 de marzo para explicar el plan. Causa inseguridad la falta de claridad respecto a cuáles son los países hacia los cuales serán deportados los migrantes. Hasta que la Corte se expida sobre la cuestión, Israel no podrá arrestar ni expulsar a otros solicitantes de asilo.
Jerusalén (AsiaNews/Agencias) – La Corte suprema israelí suspende hasta nueva orden la deportación de decenas de miles de solicitantes de asilo de origen africano, que viven en Israel. La decisión, que otorga a las autoridades un plazo hasta el 26 de marzo para brindar mayor información sobre el programa de expulsión, llega en respuesta a un recurso de amparo presentado por activistas de derechos humanos.
El primero de enero, Israel hizo una advertencia a decenas de miles de solicitantes de asilo, avisándoles que debían dejar el país “voluntariamente” antes de abril, o terminarían en prisión. Por el momento, el programa sólo afecta a los hombres solteros. El mes pasado, fueron arrestados los primeros refugiados, que se negaron a partir. En Israel, hay cerca de 40.000 solicitantes de asilo provenientes de Eritrea y de Sudán, que en su mayor llegaron entre 2005 y 2012, provenientes del Sinaí, donde sufrieron torturas y hechos de violencia.
En la primera audiencia del 12 de marzo, el juez Hanan Melcer afirmó que las autoridades deben aclarar cuáles son los acuerdos vigentes con los “terceros países” hacia los cuales serán deportados los migrantes, sobre todo, considerando que éstos –Uganda y Ruanda- niegan haber contraído compromisos en ese sentido. Para el magistrado, se necesita claridad, para proteger a los solicitantes de asilo: “Si se infringen los acuerdos, ellos pueden presentarse ante la Corte y mostrar el acuerdo. Pero cuando las autoridades dicen que no hay acuerdos, entonces ¿qué mostrarán?”. La Corte también ha decidido que el gobierno no podrá expulsar ni detener a otros solicitantes de asilo en la prisión de Saharonim en tanto no sea tomada una decisión definitiva. Sin embargo, los que quieran dejar el país “por voluntad propia” podrán hacerlo, y no está previsto liberar a los refugiados que se encuentran en prisión.
Hace dos días, las autoridades cerraron Holot, que durante cuatro años fue el principal centro de detención para miles de eritreos y sudaneses. Su clausura forma parte de la campaña de expulsión.
El futuro de los migrantes que aceptan dejar el país es incierto: al ser entrevistados por el diario israelí Haaretz, varios solicitantes de asilo que se dirigieron a Ruanda y Uganda, afirmaron que una vez llegados al lugar, les sustrajeron los documentos entregados por Israel, que no se los reconoció como refugiados y que tuvieron tremendas dificultades para encontrar trabajo y vivienda. Según refiere la UNHCR –la agencia de la ONU que se ocupa de los refugiados, y que ha criticado duramente la medida- muchos de ellos han vuelto a partir en un segundo viaje peligroso: esta vez, rumbo a Europa.
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