Kurram: decenas de muertos en un atentado, protestas de la población

de Shafique Khokhar

El balance oficial habla de más de 40 muertos, pero según otras informaciones que circulan por Internet, las víctimas superan el centenar. El convoy atacado circulaba por una carretera recientemente reabierta con escolta de agentes. Ningún grupo ha reivindicado la autoría del atentado, pero la provincia de Khyber Pakhtunkhwa es inestable desde hace algún tiempo y sus habitantes acusan al gobierno de no garantizar la seguridad de los residentes.

Parachinar (AsiaNews) - El número oficial de muertos tras el atentado de ayer contra un convoy de vehículos en el distrito de Kurram, en la provincia paquistaní de Khyber Pakhtunkhwa, ha aumentado a más de 40, pero según otras informaciones que circulan por las redes sociales podría haber 110 muertos, la mayoría chiíes, entre ellos 11 niños. Según el político Mushtaq Ahmad Khan, la víctima más joven tenía sólo seis meses. La población local ha organizado hoy manifestaciones contra la administración local por no proporcionar un nivel de seguridad suficiente.

Hombres armados no identificados abrieron fuego contra un grupo de unos 200 vehículos que viajaban de Parachinar a Peshawar, según la policía. El subcomisario local, Javedullah Mehsud, declaró también que los fieles chiíes habían sido blanco de dos ataques distintos. La carretera se había reabierto en los últimos días y el tránsito estaba limitado a convoyes escoltados por la policía. Entre 40 y 50 agentes acompañaban a los pasajeros.

El atentado tuvo lugar en una región con un largo historial de tensiones sectarias y disputas territoriales, pero aún no está claro quiénes son los autores. Los Tehreek-e-Taliban Pakistan, los talibanes paquistaníes, también conocidos como TTP, se distanciaron y acusaron a las fuerzas de seguridad de Pakistán de organizar el atentado para instigar disturbios sectarios entre suníes y chiíes.

Según Iftikhar Firdous, periodista y analista local, una célula del Estado Islámico activa en la región (conocida como ISKP, siglas en inglés de la provincia de Jorasán del Estado Islámico) «lleva tiempo intentando ejercer influencia en la zona dirigiéndose a la población chií y fomentando la violencia sectaria». Hoy han estallado manifestaciones en Parachinar: los manifestantes han saqueado e incendiado dos puestos de control, coreando consignas contra la administración provincial.

Se ha acusado al gobierno local de no tomarse en serio el aumento de los atentados terroristas, sino de estar centrado únicamente en la liberación de Imran Khan, ex primer ministro y líder del partido Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI). Desde hace unos dos años, los políticos del PTI acusan al gobierno central de Islamabad de mantener encarcelado a Imran Khan por cargos ficticios. Mientras tanto, los enfrentamientos armados en Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán (otra provincia en la que han aumentado los ataques, en este caso principalmente de milicias independentistas) causaron 55 muertos entre las fuerzas de seguridad sólo en las tres primeras semanas de noviembre.

Fuentes del diario paquistaní en lengua inglesa Dawn explicaron que el ataque parece ser una respuesta a otro enfrentamiento, ocurrido el 12 de octubre y en el que murieron 15 personas. El subcomisario Mehsud explicó: «Intentaremos restablecer la rutina lo antes posible y luego se convocará una gran jirga». La jirga es una reunión en la que los ancianos y los líderes tribales toman decisiones importantes para la comunidad.

La provincia de Khyber Pakhtunkhwa limita con Afganistán y es inestable desde hace mucho tiempo. En el pasado, los conflictos tribales por la propiedad de la tierra también alimentaron la violencia sectaria. El gobierno provincial nombró en septiembre una comisión para resolver la cuestión, pero aún no ha hecho público el informe elaborado por los expertos ni ha tomado ninguna decisión al respecto.

Según Amelia Gill, activista cristiana de derechos humanos afincada en el Reino Unido, «la principal causa de estos incidentes es el discurso del odio, que puede incitar a la violencia colectiva y al extremismo religioso». La activista también acusó al Estado de estar ausente en algunas regiones del país: «¿Qué está haciendo el Estado, por qué no se ocupa de estos monstruos? De hecho, el silencio del Estado es la principal razón de todos estos desagradables incidentes. Los ciudadanos de KP y Baluchistán viven un infierno porque el Estado no controla la situación. Mi pregunta es: ¿es Pakistán un lugar donde los ciudadanos inocentes pueden vivir libremente? ¿Cuándo protegerá el Estado a sus ciudadanos?», añadió.