Kuala Lumpur planea repatriar a los migrantes, los birmanos temen el reclutamiento militar obligatorio
El gobierno propone que todos los inmigrantes considerados ilegales regresen a su país previo pago de una multa, para evitar ser detenidos y procesados. Malasia no reconoce el estatus de refugiado a los que huyen de persecuciones y conflictos. Las personas que huyeron de Myanmar podrían ser obligadas a realizar el servicio militar obligatorio si regresan.
Kuala Lumpur (AsiaNews)- A principios de mes Malasia puso en marcha un nuevo programa de repatriación para devolver a su país a todos los inmigrantes que se consideran ilegales, previo pago de una multa para no ser detenidos y procesados. "Nadie será perseguido en el ámbito del programa", explicó Datuk Ruslin Jusoh, director del departamento de inmigración. “Todo lo que [los migrantes] deben hacer es entregarse para que puedan ser enviados a casa en vez de permanecer ilegalmente en Malasia”, añadió. Una vez que hayan solicitado participar en el programa, los migrantes no sólo tendrán que disponer del dinero necesario para pagar la multa, que oscila entre 300 y 500 ringgit (entre 60 y 100 euros), continuó Datuk Ruslin Jusoh, sino que también deberán presentarse en posesión de un pasaje de ida a su país.
Según datos del Ministerio del Interior, de 600 mil trabajadores extranjeros indocumentados, alrededor de 800 ya han sido repatriados. Pero para algunas categorías de migrantes regresar a su país significa poner su vida en peligro. Es el caso de aquellos que huyeron de Myanmar debido al conflicto civil, pero no son reconocidos como refugiados porque Malasia no es signataria de la Convención de las Naciones Unidas que garantiza la protección de los refugiados y solicitantes de asilo.
En caso de repatriación, muchos ciudadanos birmanos corren el riesgo de ser perseguidos por haberse opuesto al golpe militar de febrero de 2021. O bien están aquellos que tienen entre 18 y 45 años y serán reclutados, porque la Junta Militar ha impuesto el servicio militar obligatorio para reconstruir sus fuerzas armadas, que desde hace meses se encuentran en dificultades debido a la ofensiva conjunta de los grupos armados que forman la resistencia antigolpista.
“Si vuelvo a Myanmar me veré obligado a servir en el ejército. Y si eso sucede, nadie podría mantener a mi familia”, dijo a Frontier Myanmar un migrante que fabrica ladrillos en Kuala Lumpur por 55 ringgit al día (unos 10 euros). “Por eso decidí quedarme aquí y enfrentar cualquier dificultad, sin importar cuál, para mantener a mi familia”.
Otros en cambio temen ser arrestados por la policía malaya. Un trabajador de la construcción de 45 años que llegó de Myanmar en junio de 2021 y ahora sufre de agrandamiento del hígado, dijo que prefiere regresar: "Si me arrestaran por permanecer aquí ilegalmente, mi salud probablemente empeoraría en la cárcel, así que decidí volver”, dijo. Alrededor de 300.000 inmigrantes birmanos sobre un total de 800.000 que se encuentran en el país no poseen documentos.
Según los observadores, es probable que en los próximos meses el gobierno de Malasia decida vaciar los centros de detención de migrantes y repatriar al mayor número posible de extranjeros. Las estimaciones de Human Rights Watch consideran que hay al menos 12.000 refugiados, solicitantes de asilo y migrantes detenidos en 20 centros en todo el país. El Global Detention Project, que analiza las prácticas de detención relacionadas con la inmigración en todo el mundo, ha calificado el régimen de control de migración de Malasia como "uno de los sistemas más punitivos, arbitrarios y dañinos del mundo". En efecto, la legislación malaya considera cualquier ingreso y permanencia ilegal un delito penal, y las condenas conllevan penas de prisión de hasta cinco años y seis azotes de vara. Pero a menudo los migrantes son retenidos de forma arbitraria, sin recurso a control jurisdiccional y por tiempo indefinido.
15/07/2017 12:43