Kuala Lumpur, Mukhriz reabre la polémica sobre las escuelas en mandarín y tamil
El hijo de Mahathir, actual líder del Parti Peujang, califica las escuelas donde se enseña en lenguas minoritarias como "legado de la colonización británica" que hay que superar en nombre de "una identidad malaya que no se distinga por orígenes étnicos". Pero más que la cuestión lingüística, lo que alimenta las divisiones es el desequilibrio en favor de la identidad malaya (y musulmana), caballo de batalla de la política local desde la independencia.
Kuala Lumpur (AsiaNews) - Ciertas declaraciones del presidente del Parti Pejuang (Partido de los Combatientes de la Patria), Mukhriz Mahathir, volvieron a poner el foco sobre uno de los aspectos más debatidos de la gran diversidad étnica, cultural y religiosa que caracteriza a Malasia: la lengua de enseñanza de las escuelas.
En una publicación de Facebook, el hijo del "gran anciano" de la política malaya, Mahathir Mohamad, de 97 años, que estuvo en la escena política con varios mandatos como ministro y primer ministro hasta su derrota en las elecciones del pasado noviembre, utilizó un tono provocador para cuestionar la postura expresada por Lim Kit Siang, diputado del Partido de Acción Democrática, asociado a la actual coalición de gobierno, sobre si el cargo de primer ministro debería estar abierto también a los no malayos. Aunque añadió que no creía que esto fuera posible durante su vida o la de sus hijos, Lim sacó a colación el ejemplo de Barack Obama, que llegó al cargo más alto de su país a pesar de sus orígenes.
Para Mukhriz Mahathir, es correcto plantear la cuestión, que, sin embargo, debe subordinarse a la eliminación de los factores que alimentan las divisiones por motivos étnicos y raciales. Entre ellos -cita el político, que es musulmán y malayo- están las escuelas en las que se enseña tamil o chino como primera lengua, que, en su opinión, fomentan identidades diferentes entre los jóvenes malayos y por lo tanto obstaculizan su plena integración.
"Nuestros padres fundadores no deberían haber aceptado que la enseñanza en otras lenguas, herencia de la colonización británica, continuara después de la independencia, porque deberían haberse dado cuenta de que esto alimentaría mayores divisiones en la población", afirmó.
"Debemos permitir que nuestros hijos aprendan, jueguen y se mezclen entre ellos para que la diversidad presente sea una ocasión de celebración y no de división”, continuó. “Sólo entonces podremos esperar ver a los no malayos como nada más que malayos, sin distinguirlos por su origen étnico".
En la actualidad, las escuelas en las que se enseña mandarín y tamil (lenguas de las minorías de origen chino e indio, que representan el 20,8% y el 6,2% de la población, respectivamente) tienen también el malayo y el inglés como asignaturas obligatorias. La integración, sin embargo, no es completa, pero quizás, -más que la preservación de los rasgos lingüísticos y culturales propios de las minorías-, tenga mayor responsabilidad en ello el desbalance a favor de la identidad malaya (y musulmana), caballo de batalla político desde la independencia.
Por eso, señala Mukhriz, "mientras los malayos sigan siendo el principal bloque electoral y permanezcan unidos, un no malayo sólo podrá convertirse en primer ministro con su apoyo". Es decir, estará sujeto no tanto a sus propias capacidades y propuestas, sino a las indicaciones que los líderes políticos de etnia malaya den a sus partidarios.
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