Karachi, algunos jóvenes comparten una taza de té y su fe con pobres y adictos
La iniciativa nació como respuesta a la sugerencia del Papa Francisco en la Jornada de los Pobres: "Los pobres están en el centro del Evangelio". Muchos son drogadictos y personas que no tienen hogar porque son pobres o viven tensiones en su casa. "Mientras compartes con ellos tiempo y fe, los alientas a comenzar una nueva vida con más esperanza".
Karachi (AsiaNews) - Dos o tres veces por semana algunos jóvenes dedican su tiempo a estar con drogadictos y transexuales que viven en las calles de Karachi. Solo quieren pasar unas horas con ellos, ofrecerles té y comida y compartir su fe en el Evangelio.
Es un gesto muy sencillo, inspirado en "Laudato si '" del Papa Francisco, quien a menudo insiste en que "los pobres están en el centro del Evangelio; no podemos entender el Evangelio sin los pobres”.
El grupo es totalmente informal y lo constituyeron nueve jóvenes. Entre ellos están Daniel Bashir, de 28 años, quien asistió como oyente al Sínodo de la Juventud de 2018, Waqar Naeem, de 27 años, y Jaish Yousaf, de 19 años. Comenzaron esta misión el día de la Jornada Mundial de los Pobres que instituyó el Papa el 15 de noviembre, y desde entonces han seguido visitando grupos de drogadictos ofreciéndoles comida y té tres veces por semana.
La primera vez visitaron la calle Korangi, donde se reúnen entre 50 y 60 drogadictos. Hay millones de ellos en todo el país, aunque no existen estadísticas oficiales.
Daniel Bashir es el líder del grupo y le cuenta a AsiaNews: “Estas personas son pobres y olvidadas por todos. Su situación durante la pandemia ha empeorado. Entonces me di cuenta de que la vida en este mundo es corta y no sabemos si mañana seguiremos viviendo. Pensando en lo que dice el Evangelio, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, nos propusimos compartir con ellos una taza de té y unos bocadillos comprados con dinero de nuestro bolsillo”.
Waqar Naeem dice que su propósito es "ayudar a estas personas todas las semanas y tal vez darles algo de ropa abrigada, ya que se acerca el invierno". Por lo general, señala, estas personas se vuelven adictas o se quedan sin hogar debido a la pobreza o porque tienen tensiones en su casa. “Cuando estoy conversando con ellos - explica Waqar - experimento todo su dolor, pero al mismo tiempo me siento invadido por la paz de Jesucristo. Por eso hemos decidido continuar esta misión de ayudar y ofrecer el Evangelio. Es una experiencia bendecida: mientras compartes tiempo y fe con ellos, les das ánimo para comenzar una nueva vida con más esperanza”.
Daniel admite que esta iniciativa con los adictos es "muy pequeña: solo visitarlos una, dos o tres veces por semana y tomar el té con ellos". Pero tiene su importancia, porque estas personas son "las más rechazadas y vulnerables de nuestra sociedad". Por eso los miembros del grupo invitan a participar a otros jóvenes.
“Ver a los drogadictos en estas condiciones - dice Daniel - me hace sentir mucha tristeza y dolor. Ellos tratan de tomar drogas varias veces al día y ni siquiera se molestan en comer. Me duele pensar que muchos son personas casadas, con hijos, y que llevan años viviendo así”.
Daniel está convencido de que es el mismo Cristo quien los envió a él y a sus amigos en esta misión. “El siguiente paso es proporcionarles mantas, porque ya llegó el frío a Karachi. Pero nuestro objetivo siempre fue ayudarlos a cambiar de vida, haciéndoles descubrir una nueva esperanza”.
Hace dos días Rajo Masih, un adicto, les dijo que quisiera volver a ver a su familia y comenzar una nueva vida con su esposa e hijos, a quienes no ve desde hace un año por lo menos. "Doy gracias a Dios por todo el amor que me ha dado a través de estos jóvenes".
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