Karabaj: el oligarca ruso-armenio Vardanyan defiende el rol de 'pacificador' de Moscú

de Vladimir Rozanskij

Es ministro del enclave separatista armenio en territorio azerbaiyano. Crítico del primer ministro de Ereván, Nikol Pašinyan. Quiere un mandato más amplio para las tropas rusas de mantenimiento de la paz. Según Bakú, su opinión son sólo "fantasías e ilusiones". Para Azerbaiyán, los soldados de Putin pueden quedarse como máximo hasta 2025.

Moscú (AsiaNews)- El oligarca ruso-armenio Ruben Vardanyan (ver foto), “ministro de Estado” de la no reconocida república de Nagorno-Karabaj, participó en un enlace televisivo con Ereván para defender a las fuerzas de paz rusas. Armenia critica al contingente ruso por no haber evitado que Azerbaiyán cerrara el corredor de Lachin.

El multimillonario ha renunciado a su ciudadanía rusa para asumir funciones públicas en Stepanakert, la capital de Artsakh, el enclave separatista armenio que los azeríes llaman Jankendi.

Él considera que "la circulación en el corredor de Lachin debe ser desbloqueada por los líderes de todos los Estados y sociedades donde prevalece el sentido común". La tarea de los armenios debe ser apoyar a los pacificadores rusos, "hacerles sentir que aquí están jugando un papel importante, y nosotros, los armenios, no estamos contra ellos, sentimos que están de nuestro lado". Vardanyan invita a todos a dejar de criticar a Rusia en esta situación, "porque de lo contrario, les haremos el juego a los azeríes".

La presencia de los rusos es la única garantía para los armenios de Karabaj: "Si ellos no estuvieran aquí, tampoco estaríamos nosotros", por lo tanto debemos asegurarnos de que permanezcan a largo plazo y consoliden sus posiciones. Vardanyan garantiza que esta es la posición del "gobierno de Artsakh", y en su opinión el mandato otorgado a las fuerzas de paz rusas es "demasiado limitado" y solo permite una presencia "en formato reducido". Los ciudadanos armenios de Karabaj deben "unirse para defender su territorio, y no solo para atraer la atención del mundo entero".

Vardanyan expresa una posición muy crítica con el gobierno de Ereván y con el primer ministro Nikol Pašinyan, quien desde hace días repite constantemente a los rusos que asuman la responsabilidad de presionar a Bakú para reabrir la comunicación entre Artsaj y Armenia. El oligarca, en cambio, asegura que confía en el apoyo "de todo el mundo civilizado".

También se atribuye el rol de portavoz de sus conciudadanos para expresar la convicción "de que en cualquier país normal se considera inaceptable que 120.000 personas se queden sin luz, sin calefacción, sin alimentos y sin medicinas en invierno", afirmando que confía en todas las personas de buena voluntad que “viven y gobiernan en Armenia y en el mundo entero”.

Las posiciones de Vardanyan son duramente criticadas por la parte azerbaiyana, como escribe Akper Gasanov en Zerkalo. Bakú las considera "fantasías e ilusiones", visto que incluso Armenia, según los acuerdos del encuentro de Praga, "ha reconocido la integridad territorial de Azerbaiyán, incluida la provincia económica de Karabaj, de la que también forma parte Jankendi", y hay que dejar de "hablar del fantasmagórico Artsaj, no reconocido por nadie", en cuyo territorio el político-oligarca se encontraría "ilegalmente".

Según los azeríes, "Armenia no es capaz de garantizar por sí sola su seguridad" y depende de Rusia en todo, porque ni siquiera puede expresar su propia línea de política exterior. Por lo tanto "es ridículo ponerse a hacer una lista de países normales y otros incivilizados”. Una de las declaraciones de Vardanyan que sorprenden a los comentaristas azerbaiyanos es la que se refiere al "camino de la vida", que permita pasar "por lo menos algunos medicamentos y un poco de comida", sin especificar de qué ruta está hablando.

Gasanov sostiene que "este personaje que ha decidido jugar a la gran política simplemente se está ahogando en las olas de sus propias mentiras", cuando no es más que "un emisario de Moscú". Según la versión azerbaiyana, son precisamente los rusos los que bloquean el corredor de Lachin, “impidiendo que los ecologistas azerbaiyanos accedan a la mina de oro Gyzylbulag y a la mina de cobre Demirl, saqueadas por los separatistas de Karabaj”. Los azeríes están dispuestos a extender el acuerdo con los pacificadores rusos "hasta 2025, y no durante décadas como pretende Vardanyan", cuyo papel en el asunto, y en toda la política armenia, todavía no está muy claro.