Kalimantan Occidental, el Covid-19 detiene las celebraciones por el Año Nuevo lunar
Este año, en Pontianak y Singkawang no habrá grandes celebraciones ni reuniones familiares por el Imlek. Se desaconseja regresar a las localidades de origen para evitar una mayor propagación del virus. El Matakin transmitirá los eventos por Internet para fomentar la participación. Desde el inicio de la emergencia, se registran 1,17 millones de contagios y casi 32.000 víctimas.
Yakarta (AsiaNews) - A causa de la pandemia del Covid-19, las comunidades de Pontianak y Singkawang (provincia de Kalimantan Occidental) se preparan para celebrar el Año Nuevo Lunar ("Imlek") con un dejo de tristeza. La fiesta se celebra mañana; normalmente en estas fechas las calles se decoran festivamente y las familias se preparan para grandes reuniones, en uno de los raros momentos en que incluso los que viven lejos pueden regresar a casa para estar con sus seres queridos. Las dos ciudades representan el corazón de la comunidad (y de la inmigración) china en Indonesia, hasta el punto de que en muchos casos sustituyen la lengua de sus antepasados por el idioma nacional.
El culmen de la fiesta es el Cap Go Meh, que se celebra el día 15º del Imlek. A menudo se convierte en un acontecimiento cultural que atrae una multitud de turistas locales e internacionales. Sin embargo, mañana se restringirán las celebraciones, las familias no podrán reunirse y las calles quedarán aisladas a causa del coronavirus, que muestra un nuevo repunte, con más de 10.000 casos diarios. Desde el comienzo de la emergencia, se registran 1,17 millones de contagiados y casi 32.000 muertos.
Como ya fue mencionado, este año el clima es muy diferente: se cancelaron las pocas reuniones en familia, la danza del dragón y hasta el mismísimo Cap Go Meh. Esta decisión, por otro lado inevitable, ha causado decepción, desánimo y tristeza entre los numerosos indonesios de origen chino que viven fuera de la provincia de Kalimantan Occidental y que esperaban volver a casa en estos días: no podrán hacerlo debido a las restricciones.
Widya es una mujer originaria de Pontianak. Su familia es oriunda de Singkawang y desde hace más de 20 años ella trabaja en un banco de Surabaya, la capital de Java Oriental. En diálogo con AsiaNews, no oculta su tristeza por el hecho de no poder volver a casa. "Para ser sincera, estoy muy apenada, porque no puedo volver a ver a mi madre debido a las restricciones de viaje por la pandemia. Hay razones obvias que impiden viajar a Imlek", pero “no por eso la realidad es menos dura”.
Uung Sendana, presidente de Matakin (Consejo Supremo de la Religión Khonghucu en Indonesia) comparte los mismos sentimientos, también porque para el taoísmo la fiesta va mucho más allá de una simple reunión familiar. "Es un día especial", dice, "para presentar la mejor ofrenda a Dios, a los antepasados y para mostrar respeto hacia nuestros parientes más ancianos. Durante la pandemia, Matakin pidió públicamente a sus miembros que celebraran el Imlek de una manera mucho más sencilla", continúa Sendana, y para llegar al mayor número de personas posible, las celebraciones en el templo se transmitirán por streaming.
Pese a los límites, la pandemia y las restricciones, el espíritu y las ganas de vivir la fiesta siguen intactos, sobre todo para los habitantes de los pueblos y ciudades de los alrededores de Pontianak. Ellos no se han visto muy afectados por el virus o no lo consideran la principal fuente de preocupación. "Mucha gente vino de los pueblos cercanos a celebrar el Imlek porque podían beneficiarse del buen precio de sus cosechas", concluye Lily, una profesora de Pontianak.
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