Kachin, colapso de una mina de jade: al menos 113 muertos, cientos de desaparecidos

Militares, policía y escuadras de seguridad están abocados a la tarea de la búsqueda de sobrevivientes. El incidente se verificó el 31 de noviembre a las 3 de la mañana. Un alud embistió las viviendas precarias levantadas por un grupo de mineros improvisados. Ellos viven de la búsqueda de fragmentos del mineral entre el material de descarte de la extracción de las minerías.

Yangon (AsiaNews/Agencias) - Militares, fuerzas de policía, escuadras de seguridad y muchos voluntarios están abocados a la tarea de encontrar sobrevivientes entre los restos de una mina de jade del Estado de Kachin, en el norte de Myanmar, que el 21 de noviembre pasado fue escenario de un terrible incidente. Hasta ahora, son al menos 113 los cadáveres que han sido recuperados de la cuevas de Hpakant; sin embargo, habría aún cerca de un centenar de personas desaparecidas, y el número de víctimas estaría destinado a aumentar con el transcurso de los días.

Según algunas fuentes, un gran cúmulo de detritos, material de decarte de la extracción en las cueva, cedió repentinamente, desplomándose sobre las viviendas precarias de algunos “mineros improvisados” que viven en la zona.

De hecho, la mayor parte de las víctimas está formada por personas pobres y necesitadas, que viven junto a las minas y que, para sobrevivir buscan, entre el material de descarte de la extracción, fragmentos de jade que sean considerados aún buenos para ser comercializados. Por el momentos no hay información cierta sobre los motivos que causaron el accidente, que ha sido el más grave en la historial del país.

Fuente soficiales de seguridad refieren que el colpaso fue verificado a las 3 de la mañana del 21 de noviembre pasado, cuando un enorme cúmulo de detritos cedió, desplomándose en dirección al valle. El alud embistió al menos 70 moradas temporarias y para sus ocupantes no hubo posibilidad de salvación.

El Estados septentrional de Kachin es uno de los centros más importantes para la extracción del jade, de cuyo comercio la junta militar birmana -en el poder desde el año 2010- ha construido sus enormes riquezas. Recientemente, algunos activistas y expertos del sector denunciaron que las compañías mineras dedicadas a la extracción del jade, ligadas doblemente a los altos mandos del ejército birmano, perpetraron “el robo más grande, en lo que hace al tema de recursos naturales, de toda la historia moderna”.

De acuerdo a una investigación elaborada por Global Witness, ONG especializada contra la expropiación de los recursos naturales, el volumen de negocios real sería por lo menos tres veces superior a los 12, 3 millardos de dólares de jade vendidos a China, destinatario final de casi todo el jade que sale de Myanmar. Un mercado, el de las piedras preciosas, de enorme valor, que ha complicado el ya de por sí difícil camino de demoractización del país, por la falta de transparencia y el involucramiento de personajes clave ligados a la dictadura militar.

En particular, Hpakant (950 km al noreste de Yangon), en el Estado de Kachin, ha sido escenario de una sangrienta guerra entre el ejército y los rebeldes, y es el área donde se erige el centro más importante del mundo de extracción de jade, y ya hace tiempo que las autoridades birmanas han impuesto fuertes restricciones y vínculos para el acceso a la zona. Está prohibido el ingreso a los extranjeros.

Las condiciones de explotación en que viven los tarbajadores empleados en las minas, y las terribles condiciones en las que operan es uno de los muchos problemas sin resolver que tendrá que afrontar el nuevo gobierno. guiado por el ícono democrático de Aung San Suu Kyi, vencedora en las elecciones del 8 de noviembre. Además de las condiciones de los trabajadores, la explotación intensiva ha causado también enormes problemas de contaminación en el territorio y graves daños a nivel ambiental.