Jóvenes azerbaiyanos en Rusia: así mantenemos viva nuestra identidad

de Vladimir Rozanskij

A través de un amplio abanico de iniciativas, la asociación Amor pretende que los azerbaiyanos de la orilla rusa del Caspio se sientan como en casa. Presidida por la hija mayor de Aliev, pretende distinguir a su comunidad de las diásporas de otros pueblos, centrándose en las buenas relaciones entre Bakú y Moscú.

Astracán (AsiaNews) - El presidente de la sesión de Astracán, ciudad rusa a orillas del mar Caspio, de la Asociación Juvenil Azerbaiyana de Rusia (Amor), Elvin Gusejnov, concedió una entrevista a Zerkalo.az para relatar su experiencia al frente de esta organización juvenil étnica, asegurando que «Amor es una hermosa escuela de vida». Desde hace más de quince años, dirige la asociación, que apoya a los jóvenes en su camino, «con gran satisfacción».

Afirma que «nuestros chicos y chicas han logrado muchos éxitos, haciendo que el trabajo de nuestra estructura regional sea cada vez más eficaz». El Amor de Astracán organiza numerosos eventos de diversos niveles, garantizando siempre un enfoque activo e integrador en la sociedad local, tratando de mostrar el talento de los individuos y la utilidad común de las numerosas actividades, permitiendo a los azerbaiyanos de la parte rusa del Caspio sentirse como en casa, y contribuir a la vida de toda la sociedad rusa.

La asociación pretende mantener viva la cultura azerbaiyana y transmitirla a las generaciones venideras, con todas sus tradiciones, valores y costumbres. Por eso se organizan actuaciones, festivales y diversas iniciativas para presentar la historia, la cultura y los logros de Azerbaiyán. «Una de nuestras prioridades es la propagación de un estilo de vida sano», explica Gusejnov, implicando a los jóvenes en actividades deportivas, lo que parece especialmente importante en la actualidad.

Se hace hincapié en las fechas relacionadas con la historia del pueblo azerbaiyano, tratando de llevarlas al público más amplio, para que personas de otras etnias conozcan también la riqueza de la cultura azerbaiyana, la vida del Estado de Azerbaiyán y su pueblo. En la región de Astracán viven personas de etnias muy diferentes, con sus propias tradiciones religiosas y culturales, y Amor intenta relacionarse con muchas otras asociaciones e instituciones, para compartir conocimientos y experiencias. Los activistas visitan regularmente hogares infantiles y residencias de ancianos, ofreciendo motivos de celebración y amor compartido; «para nosotros es importante que nos conozcan no por las palabras, sino por lo que somos capaces de conseguir en la vida», subraya el presidente.

Pronto dará comienzo el festival juvenil Miss-Etno 2025, uno de los proyectos más ambiciosos y de mayor repercusión pública de la región, muy querido por los ciudadanos de Astracán. En él participan representantes de muchos grupos étnicos, incluso extranjeros, para demostrar no sólo su belleza exterior, sino también la de sus valores culturales y espirituales. El concurso está considerado uno de los 100 más importantes no sólo de la región del Caspio, sino de toda Rusia.

Amor tiene representaciones en todas las regiones de la Federación, y la de Astracán, una ciudad de más de medio millón de habitantes, intenta actuar como motor de las demás, uniendo a todos los jóvenes azerbaiyanos del país. La presidenta de toda la asociación Amor es Leila Alieva, de 40 años, hija mayor del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, y con esta actividad pretende difundir una imagen positiva del país, incluso en estos años de conflicto en el Cáucaso y en otros lugares.

La presencia de azerbaiyanos en el territorio de Rusia no debe entenderse como una «diáspora», término que adquiere significados más bien negativos en Rusia, sino como una verdadera «comunidad», insiste Gusejnov, que forma agrupaciones vivas y activas en todas las regiones. Los azerbaiyanos aprecian las buenas relaciones entre Moscú y Bakú, entre los presidentes Putin y Aliev, y tratan de cooperar con los gobernadores y las autoridades regionales para superar cualquier forma de desconfianza y conflicto entre grupos étnicos, convirtiendo a las comunidades azerbaiyanas en verdaderos protagonistas de la vida de la sociedad rusa.