Jubileo: “Los filipinos somos un pueblo de esperanza y debemos comunicarla a todos”

de Santosh Digal

En una carta pastoral que publicó para el comienzo del Año Santo, el cardenal David, presidente de la conferencia episcopal, cita una encuesta según la cual más del 90% de los filipinos tiene confianza en el futuro. “A pesar de las pruebas que enfrentamos, siempre nos aferramos a la convicción de que ‘Dios cuidará de nosotros’”. El desafío de vivir esta esperanza como “comunidad de discípulos misioneros” incluso ante los nuevos desafíos.

Manila (AsiaNews) – El Jubileo de la Esperanza del año 2025 será una oportunidad única “para formar una comunidad de discípulos misioneros”, dice el Card. Pablo Virgilio David, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) y obispo de Kalookan, en una carta pastoral que fue publicada el 29 de diciembre con motivo de la apertura del Año Santo en las diócesis de todo el mundo.

“Como peregrinos de la esperanza, estamos encargados – explica el cardenal - de formar una comunidad de discípulos misioneros” y el año que acaba de comenzar representa la “mejor oportunidad” para comenzar la formación en una perspectiva de “sinodalidad en nuestras comunidades eclesiales de base”, parroquias y diócesis”. Un viaje “en la esperanza”, un camino “en el amor” tras las huellas de Jesús en la sinagoga para una “Iglesia sinodal en misión”.

El Papa Francisco ha declarado el año 2025 Año Jubilar con el tema “Peregrinos de la esperanza”, subrayando la figura del “peregrino” que es testigo de una forma diferente de viajar. Y cuyo propósito es “obedecer”, mostrando el “verdadero testimonio de la vida familiar”, no sólo dentro de las paredes del hogar, sino como “familia de Dios”, explicó el presidente de la CBCP.

Una empresa de investigación que ha elaborado en estos años encuestas de opinión sobre la esperanza y el optimismo en la sociedad filipina, la última de las cuales se publicó hace pocos días, muestra que desde principios del 2000 la confianza y la esperanza de los ciudadanos nunca han caído por debajo del 80%. Y desde 2010 nunca ha bajado del 90%; incluso durante la pandemia de Covid-19, la puntuación se mantuvo alta, estableciéndose en alrededor del 93% de la población, y posteriormente aumentó al 96% de los encuestados, que expresaban confianza "en una vida mejor en el próximo año" a principios de 2024.

Se dice que muchos factores contribuyen a mantener esta perspectiva positiva. Según los estudiosos, una de las principales razones de esta predisposición de los filipinos es el papel que juega su fuerte fe en Dios, que se resume en el lema “donde hay vida, hay esperanza”. “A pesar de las pruebas y tribulaciones que enfrentamos, siempre nos aferramos a la convicción de que ‘Dios tiene misericordia’ o ‘Dios cuidará de nosotros’”, señala el Card. David, y explica: “Para algunos esto puede considerarse fatalismo o simplemente abandonarse al destino. Pero para muchos es una expresión de confianza en Dios y de ponerse totalmente en sus manos. “Parece haber una fuerte esperanza – continúa el cardenal – que se mantiene dentro de los filipinos y que no puede ser destruida por ninguna calamidad o catástrofe que pueda sobrevenir”. “Por otra parte sabemos - advierte - que esto no es cierto para todos. Muchos de nuestros compatriotas también tienen dificultades para encontrar la esperanza. Muchos viven en condiciones de extrema pobreza o enfrentan situaciones inhumanas y experiencias de sufrimiento extremo”.

A pesar del alto nivel de esperanza que caracteriza a la población filipina, cabe destacar el aumento de los problemas relacionados con la salud mental, lo que confirma que hay numerosos problemas sin resolver, comenzando por el cambio climático y los desastres naturales que “arrasan” comunidades enteras. “La naturaleza misma - advierte el cardenal - parece estar pidiendo ayuda”, y si bien es “fácil ceder a la tentación de la desesperación y rendirse”, el verdadero desafío “es permanecer firmes en nuestra fe”, añade el Card. David.

“El Papa Francisco – observa - ha elegido este tema para restablecer el clima de fe y de confianza, para encender dentro de nosotros el fuego de la esperanza y para ayudar a cada uno de nosotros a encontrar coraje y certeza, mirando hacia adelante con espíritu abierto y confianza en el futuro". “Somos peregrinos de la esperanza. Estamos llamados a avanzar juntos, en el espíritu de la sinodalidad”. “El logo del Año Jubilar representa al pueblo de Dios en una barca que navega en un mar turbulento, con la cruz como ancla”, concluye el purpurado, y afirma que “estamos llamados a transformar nuestras relaciones para crecer en la amistad y en la comunión”.