Juan Pablo II continúa reuniendo a la nación libanesa, "mensaje de tolerancia y pluralismo"
Beirut (AsiaNews)- Por iniciativa de los padres Lazaristas del Líbano y de una asociación cercana al patriarcado maronita, la Fundación Adyan, se desarrolló ayer un encuentro interreligioso, alrededor de la reliquia de Juan Pablo II.
El tema: "Juan Pablo II y su mensaje para el Líbano", reunió a un gran número de jefes de comunidades religiosas cristianas y musulmanas dl Líbano, sea personalmente que a través de representantes,
También el presidente de la República, Michel Sleiman, ya próximo a su alejamiento, quiso unirse a la finalidad del encuentro, en el cual los discursos se alternaron con cantos religiosos, ejecutados por la coral interreligiosa de los niños de Hammana, animada por Adyan.
En el espíritu del encuentro interreligioso de Asís (1986), la reunión permitió a los jefes religiosos el reafirmar, más allá de los ligares comunes, "la solidaridad espiritual" que los une entre ellos, en una patria llamada Líbano. Una patria que Juan Pablo II una vez por todas afirmó que es "más que un País, un mensaje de tolerancia y de pluralismo para el Oriente y el Occidente".
El encuentro incluyó una "visita" de las reliquias de Juan Pablo II, comenzada el viernes pasado. Cerrada en una estatua que representa al gran Papa, la reliquia consiste en una ampolla que contiene sangre recogida en la vigilia de la muerte, en ocasión de un examen médico.
Comenzó tomando la palabra el muftí mohammed Rachid Kabbani (suní), el muftí Jaafari Ahmad Kalaban (shiíta), el jeque Akl Naïm hasan (druso), el pastor habib Badre (evangélico), el provincial de los Lazaristas, Jacques Haddad, mons. Kayyal representante del Patriarcado ortodoxo, Youhanna X Yazigi, representante del Patriarcado siríaco-ortodoxo y el Nuncio Gabrile Caccia. Todos han reafirmado en modo profundo lo que el Líbano debe a la acción incansable de Juan Pablo II para salvar al País de la desaparición y para preservar viva la vocación histórica.
Fue así que el Muftí recordó a un hombre "siempre vivo" en el alma de los libaneses y que "ha conservado al Líbano en su alma, en su razón y en su corazón, en los primeros días más negros de nuestra historia y de la guerra y que nos visitó (1997), después de haberse asegurado que los conflictos habían terminado". "El Líbano está privo de valor sin la cultura de una verdadera coexistencia entre sus comunidades, respetuosas de los derechos y entre estos los de la libertad religiosa", continuó diciendo, refiriéndose explícitamente a la exhortación apostólica "Una esperanza para el Líbano" (1997), publicada después del sínodo extraordinario para el Líbano que se desarrolló en 1995. En boca del dignatario religioso, el texto pareció más presente y actual más que nunca. Y fue el Muftí que se refirió a un Líbano: "modelo" de unidad en la diversidad al interno del mundo árabe.
Pacto entre la Iglesia y la mezquita
Con una elocuencia que no se le conocía, de parte del muftí Jaarafi Ahmad Kabalan, afirmó que el Líbano no es una "piedra sólida", pero "el hombre es una reliquia de Dios". "La Iglesia y la Mezquita deben producir al hombre del amor, del compartir y de la comunión, es un pacto que el Líbano debe sellar". "La vida común entre musulmanes debe encarnarse en la elección del nuevo presidente, que debe preservar el espíritu, antes todavía que preservar las instituciones".
Se sabe que en el Líbano está en curso la elección del presidente de la República y que existe la incertidumbre de la posibilidad de elegirlo dentro del tiempo previsto por la Constitución (antes del 25 de mayo). Una prospectiva temida por la comunidad cristiana. En el País, se tiene que recordar que la presidencia le corresponde, según la praxis constitucional a un maronita. Esta disposición es parte del Pacto nacional que encarna, a los ojos de los libaneses, la voluntad de la convivencia entre cristianos y musulmanes, en total igualdad civil y cultural. Y el presidente es el único presidente cristiano en el mundo árabe en recubrir un rol tan elevado al interior del aparato del Estado.
El apego a los valores morales, a la dimensión social y al Líbano como escuela de convivencia entre personas de diferentes tradiciones religiosas fue evidenciado también por el jeque Naïm Hassan (druso) que exaltó la "energía moral" de Juan Pablo II y también los valores de la familia.
Rai: "Un nuevo presidente"
Interviniendo por último, el Patriarca Rai pidió, por intercesión de Juan pablo II, que el nuevo presidente de la República sea elegido "antes del fin de semana".
En sus conclusiones, el Patriarca evidenció que para "Juan Pablo II, el Medio Oriente tiene urgente necesidad de reconciliación. Pero una verdadera reconciliación no se hace en perjuicio de los derechos. Una quiebra del Líbano sería una quiebra dramática de la libertad (...). Hagamos un nuevo juramento para proteger al Líbano en todas sus componentes y de reforzar la convivencia y la cooperación, sobre la base del respeto de las libertades y de los derechos del hombre, en la conciencia de que el Líbano es un valor precioso que debe ser puesto al servicio del mundo árabe y de la comunidad internacional.