Joven pakistaní: crear armonía religiosa con el respeto recíproco
Daniel Bashir proviene de la diócesis de Karachi. Él es el presidente nacional del movimiento de misioneros laicos del Pakistán. Él busca “que la Iglesia escuche las peticiones de los jóvenes”, “difundir el Evangelio a través de las acciones propias” y propone “rezar por los fundamentalistas”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Se precisa una conversión de los corazones y de las mentes” para crear armonía religiosa entre las religiones, y se necesita “aprender a respetarse mutuamente” para crear una sociedad en paz. Es lo que afirma, en diálogo con AsiaNews, Daniel Bashir, un joven pakistaní de 28 años de edad, oriundo de Karachi. Lo conocimos en Roma, al margen del encuentro pre-sinodal que ha congregado a más de 300 jóvenes de todo el mundo. El joven, que acaba de graduarse en Medicina y es presidente nacional de Jesus Youth, el movimiento de misioneros laicos del Pakistán, ha sido el único chico de su país que ha participado en el evento. “Para mí, ha sido una gracia –cuenta- y he sido bendecido dos veces: por el hecho de estar aquí, y por haber tenido la oportunidad de encontrarme con el Papa Francisco. Agradezco a Dios este gran regalo”. Ahora, agrega refiriéndose a la reunión pre-sinodal, “espero que la Iglesia universal escuche y acoja nuestras peticiones, las de los jóvenes”.
Daniel proviene de una familia católica y está a punto de entrar al seminario. “Mi familia quería que yo terminase los estudios de Medicina –cuenta-, y finalmente, en junio, comenzaré mi formación religiosa”. El joven se siente bendecido por Dios, y todavía no logra caer en la cuenta de haber “podido abrazar dos veces al Santo Padre. La primera, fue en la apertura de la reunión. La segunda, durante la misa del Domingo de Ramos, en plaza San Pedro. Me pidieron que participase del grupo que subiría al altar para entregar al pontífice el documento de los jóvenes. Empecé a llorar de alegría, y al final, incluso le pedí al papa Francisco tomarme una selfie [junto a él]. Yo estaba realmente emocionado, me volvía al Señor y le di las gracias por todo esto”.
El líder católico subraya el aspecto ecuménico, que ha caracterizado el trabajo de los jóvenes: “Éramos más de 300. No sólo había católicos, sino que también había musulmanes, judíos, sijs e hindúes. Fue una ocasión única, ofrecida por la Iglesia católica a jóvenes de todo el mundo, de razonar y plantearse interrogantes sobre la fe, afrontar los problemas que existen en las diversas culturas, religiones y sociedades”. La tarea, continúa, estuvo inspirada por “las palabras del Papa. Él nos dijo de una manera muy clara; ‘Ustedes son jóvenes del mundo y los jóvenes son profetas’. Por lo tanto, nos ha invitado a ser profetas en nuestros países. Además, ha admitido que en el pasado, la Iglesia jamás había hablado de los jóvenes. En cambio, ahora, por primera vez, la Iglesia habla con los jóvenes, y está dispuesta a escuchar nuestra voz”.
El documento presentado al pontífice, agrega, “destaca las dificultades y los desafíos de los jóvenes de hoy. Se trata de desafíos diferentes, dependiendo de qué países y sociedades se trate. En cuanto a mí respecta, las cuestiones de mayor relevancia para un católico pakistaní son las que se refieren a la esfera de la sexualidad y de las relaciones amorosas. Me refiero a la homosexualidad, al divorcio y a los matrimonios mixtos. Frente a todas estas dificultades, hemos pedido a la Iglesia que brinde mejores respuestas, y que nos ayude a afrontar estas circunstancias, que no se nos deje solos frente a todo esto, sino que se nos sostenga y acompañe en la vida de todos los días”.
En lo que se refiere al contexto pakistaní, y en particular, a los jóvenes católicos, Daniel hace saber que “el movimiento de laicos es muy activo. Yo trabajo en la diócesis de Multan, donde tratamos de involucrar a los jóvenes sobre cuestiones apologéticas y de difusión de la fe”. El mejor modo de profesar los valores cristianos en un país donde la mayoría de la población es islámica, como es el caso de Pakistán, con más del 90% de los 200 millones de habitantes que profesa el islam, “es no ofender a nadie, y [profesar la fe] a través de las acciones propias”. Yo revelo quién y cómo soy a través de mis gestos, mi trabajo, mi servicio. Luego, son los demás quienes se dan cuenta de mi valor y reconocen; ‘Sí, tú eres distinto, tú eres católico’”.
Sobre el vínculo con jóvenes de otras religiones, él dice: “mi mejor amigo es musulmán, y tengo varios amigos de religión islámica. Hemos estudiado juntos y seguimos viéndonos regularmente. Nos encontramos y festejamos juntos. Cada uno participa de las festividades religiosas del otro”.
Según Daniel, “el verdadero problema de Pakistán es la discriminación, que los niños aprenden desde que son pequeños, en las escuelas, durante los años de estudio. En nuestro sistema educativo, se extiende el siguiente mensaje: si tú no eres creyente (believer), eres un infiel (koffar). La discriminación se arraiga en la mente del niño, que prefiere no ir a la escuela con tal de no ser considerado infiel”. “Por lo tanto, el primer campo donde debemos actuar –reitera- es la educación, si queremos superar este tipo de dificultades”.
Y admite que Pakistán “suele estar marcado por episodios de extremismo y fundamentalismo islámico, los cuales, no obstante, no azotan únicamente a los cristianos, sino también a las mezquitas musulmanas. Todas las religiones se ven afectadas por el mismo problema”. A mi modo de ver, concluye, “lo único que podemos hacer es rezar por ellos. No es posible dialogar con los extremistas, debemos rezar por ellos. Rezar, para que Dios los ayude y cambien su vida. Si nosotros nos confiamos por completo a Él, Él nos salvará. Debemos rezar por los fundamentalistas, pero no para que ellos cambien de fe, sino para que Dios convierta sus corazones y sus mentes”.
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