Joven indio en el Sínodo: no sólo teléfonos celulares, sino encontrarnos a nosotros mismos
Percival Holt es el único joven indio invitado al encuentro de obispos. Habla de un nuevo modelo de juventud, nacido de la revolución digital y de la imitación de modelos occidentales. Una “transición generacional” que perturba y que plantea nuevos desafíos. La “fe en acción” que acompaña a la oración.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Lo que los jóvenes de la India piden a los obispos católicos es que “nos ayuden a encontrar nuestro camino de autorrealización, no sólo imitando modelos occidentales”. Es lo que dice a AsiaNews Percival Holt, el único joven indio presente en el Sínodo de Obispos que se está desarrollando en el Vaticano hasta el 28 de octubre. El joven, de apenas 25 años, pero con una larga experiencia de militancia católica, cuenta cómo viven las nuevas generaciones de su país y cuáles son sus ansiedades y miedos. Del relato surge un nuevo “prototipo de juventud”, caracterizado por relaciones más abiertas entre hombres y mujeres, así como con las demás religiones, un interés por la cultura occidental, la búsqueda de la autonomía personal y de buenos puestos de trabajo, para lograr una independencia económica. Con todo esto, agrega, se ha formado una nueva conciencia del ser cristianos: “Con la oración sola non nos basta, los jóvenes de hoy quieren poner su fe en acción”.
Percival tiene 25 años y un máster en Biotecnología; vive en Nueva Delhi y es el presidente del Indian Catholic Youth Movement. Comenzó a frecuentar el grupo a los 17 años, y desde entonces tuvo la posibilidad de conocer diversas realidades de la India. Por eso resalta que “hay una gran diferencia entre cómo viven los jóvenes dentro del país, yendo de norte a sur”. Su experiencia es la de un joven educado que ha nacido y crecido en la capital, que es donde “más de advierte el influjo de la cultura occidental. Los jóvenes de la ciudad apuntan a tener un buen trabajo y antes que nada, una buena formación. Llevan una vida muy similar a la de los jóvenes europeos o americanos. Los jóvenes que viven en zonas más rurales tienen más o menos las mismas expectativas, con la diferencia de que ya no están orientados a la familia. Cuando dice “orientados a la familia”, Percival no sólo se refiere al apego a los vínculos familiares, sino también y sobre todo, a la necesidad de hacer carrera para sostener a la familia desde el punto de vista económico. Para simplificarlo todavía más, “los jóvenes de la ciudad piensan más en ellos mismos, los jóvenes de los pueblos piensan en la comunidad”.
Percival habla de una “generación digital” que ha asistido al boom de la difusión de Internet y de las redes sociales. El joven siente la misma preocupación y perplejidad que el Papa Francisco, en relación a esta generación 2.0 que vive pegada al teléfono celular. “En la India, los jóvenes están muy arraigados a los lazos familiares –explica- a las tradiciones culturales, que a menudo se mezclan con la religión. Sin embargo, en los últimos años hemos participado en la revolución digital y estamos rodeados de una sobreexposición de modelos provenientes del exterior. Esto arriesga empujarnos a una imitación pasiva de otros estilos de vida, tratando de copiar la existencia de otras personas. Pero cuando se compara esto con la realidad propia, surge la brecha; y esto puede conducir a frustraciones personales o a desarrollar un complejo de inferioridad”.
A menudo sucede que “lo que los jóvenes quieren ser, no es conciliable con las tradiciones de la familia”, subraya Percival, “y esto crea una perturbación profunda”. Por lo tanto, es necesario que “los obispos nos guíen en esta fase transitoria. Pidámosles que nos ayuden a entender el valor del trabajo, de la carrera por el dinero, de la familia y de qué forma conciliar todo. No queremos limitarnos a imitar, queremos realizarnos como personas”.
En esta sociedad en continuo cambio, frente a los modelos provenientes del exterior y teniendo una mayor posibilidad de viajar, según Percival, a los jóvenes católicos “ya no les basta con rezar solamente, ven su fe como una “fe en acción”. Obviamente la oración es la base de nuestra fe, y queremos expresarla en la práctica, ayudando a otros, con obras de caridad, con servicios humanitarios, sosteniendo a los más necesitados en su búsqueda de trabajo. Si logro hallar trabajo para uno de ellos, ayudo a los más necesitados, siento la alegría de hacer esto por el prójimo. Es el modo de vivir la fe, la manera en la cual llevo a término mi misión como cristiano".
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