Joven de Mumbai: Tomo mi cruz y sigo a Cristo
Surabhi S será bautizada el Domingo de Pascua en una parroquia de la arquidiócesis. Los padres son ambos hindúes. Dice: “Yo lo elegí a Él y Él me eligió a mí”. Así, imprevistamente”.
Mumbai (AsiaNews) – “Tomo mi cruz (y sigo a Cristo”: es la elección de Surabhi S, una joven de Mumbai que será bautizada el Domingo de Pascua en una parroquia de la arquidiócesis. De familia hindú, la joven experimentó la presencia de Jesús en su vida y eligió volverse cristiana. A Continuación su narración (traducción a cargo de AsiaNews).
Mi vida es bastante simple. Mis padres han estudiado y ambos son de religión hindú. Ellos creen firmemente ya sea en la propia religión como en el tener fe y humanidad. Crecí en un barrio multi-religioso, con personas de varias confesiones. El cristianismo era una de éstas y yo conocí así como a todas las otras. De niña transcurría muchas horas en la casa de mi mejor amiga que era católica. Así inició mi camino con Jesús. No comprendía que su presencia estaba en el fondo de mi vida, pero sabía que Él existía.
Uno de los modos como se reveló Jesús fue más bien imprevisto, mientras participaba en un seminario al cual no quería ir, pero mi amiga me convenció en ir. El encuentro de 3 días hablaba de cómo no debemos ser más grandes que nuestra voz individual, liberar nuestra conciencia y el pasado de nuestros padres. Y yo lo hice, sólo para luego descubrir que aquella sería la última conversación con mi padre. Jesús quería asegurarse que yo hiciese las paces con el hombre que había amado más.
La segunda revelación de Jesús sucedió cuando me presentó a aquel que ahora es mi novio y me pidió casamiento. Él proviene de una familia con una gran fe cristiana. Cuando me hizo el simple pedido de que fuera cristiana, esto provocó en mí pensamientos y consideraciones, pero cuando fui al curso RCIA (Rite of Christian Initiation of Adults, el Rito de la iniciación cristiana de adultos- ndr) e inicié a aprender las escrituras, me di cuenta de cuánto ya estuviese cerca de Cristo. Aprendí un modo mejor para comunicar con Él y esto no sólo me ayudó en la vida cotidiana, pero también a afrontar todas las dificultades que tenía frente a mí. Obviamente hay momentos de dudas y preguntas, pero como dijo Jesús: “Lleva tu cruz”.
La tercera revelación sucedió en el período en el cual mi abuela estaba enferma. Ella murió hace poco tiempo. Esto me hizo entender aún más la presencia de Jesús. Era una señora de 90 años que siempre gozó de una óptima salud; pero cuando se enfermó, su situación empeoró en un modo un poco repentino que ninguno de nosotros se lo esperaba. Luego llegó el momento en el cual su salud estaba tan deteriorada que parecía haberse detenido. Yo no podía hacer otra cosa que rezar pidiendo a Jesús que le perdonara sus pecados. El sufrimiento y el ansia continuaron creciendo hasta cuando, un domingo, antes de participar en el últimos escrutinio, obtuve respuesta en las escrituras de ese día, que hablaba de la resurrección y del espíritu viviente. Mi mente se calmó después de haber escuchado que Jesús me decía, o sea que la muerte es una cosa natural, pero no es el final de todo, sino el inicio de la vida eterna. Aquel día dentro de mí había paz. Volví a casa y recé por ella, para luego descubrir que su deseo se había realizado y ella se fue en un modo tan pacífico, que saber que ahora i abuela se encuentra en un lugar mejor.
Sé que Jesús está al lado mío y en todo momento y me cuida cuando crezco y me vuelvo una buena mujer que él planificó que yo sea. Mi más grande consolación es hablar con Jesús todos los días, dirigirme a Él en el momento de la necesidad, agradeciéndolo por todo aquello que me da. Él se asegura que responde a mis oraciones a través de los pajaritos que encuentro, la música que escucho y la felicidad que pruebo en esos momentos. Yo lo elegí a Él y Él me eligió a mí. Así, imprevistamente.
Frecuentar el curso RCIA y aprender las Sagradas Escrituras me hicieron entender cuánto yo estuviese cerca de Cristo. Jesús se me manifestó en varias formas para ayudarme en las cosas que Él proyectó para mí. Ciertamente hay momentos de duda y preguntas, pero como Jesús dijo: “Lleva tu cruz”.
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