Jiangxi, el obispo subterráneo Peng Weizhao se oficializó
En una ceremonia celebrada hoy en Nanchang, el prelado -ordenado en secreto bajo el mandato del papa Francisco en 2014 y también detenido por ello- tomó posesión como obispo auxiliar de una diócesis cuyos límites fija Beijing. En Yujiang, todo el clero está siendo sometido a fuertes presiones. En el juramento que tuvo que leer, mons. Peng prometió adherirse al principio de las Iglesias independientes y autónomas y "conducir al catolicismo para que se adapte a la sociedad socialista".
Nanchang (AsiaNews) - El obispo clandestino chino monseñor Juan Peng Weizhao - designado por el Papa Francisco en 2014 para la diócesis de Yujiang y también detenido durante seis meses por las autoridades chinas por este motivo - se ha unido a los organismos "oficiales" del catolicismo chino. En una ceremonia celebrada esta mañana fue reconocido como "obispo auxiliar de la diócesis de Jiangxi". La ceremonia tuvo lugar en Nanchang en presencia de casi 200 personas y fue presidida por el obispo local Li Suguang, quien también es vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos Chinos, órgano colegiado no reconocido por la Santa Sede.
El obispo Peng Weizhao, de 56 años, estudió en el Seminario Nacional de Beijing y se hizo sacerdote en 1989. Fue ordenado obispo de Yujiang en secreto -con el mandato del papa Francisco- el 10 de abril de 2014. Sucedió así al obispo Tomás Zeng Jingmu, el líder de la vivaz Iglesia clandestina local que pasó 23 años en prisión y murió a los 96 años en 2016. Pocas semanas después de su ordenación, el propio obispo Peng fue arrestado. Tras su liberación en noviembre de 2014, las autoridades siempre restringieron su capacidad de ejercer su ministerio.
Mons. Peng Weizhao pasa a ser obispo auxiliar de la "diócesis de Jiangxi". La designación en este caso es importante, pues la diócesis que le había sido asignada por Francisco era en realidad Yujiang, un distrito eclesiástico que existía desde 1885 y donde los misioneros lazaristas habían ejercido su ministerio antes de la revolución comunista. Por lo tanto, son las autoridades chinas -sin ningún acuerdo con la Santa Sede- las que decidieron unificar en una sola diócesis los cinco distritos eclesiásticos tradicionalmente vinculados a la metrópoli de Nanchang.
En la provincia de Jiangxi, por tanto, hay actualmente dos obispos: monseñor Li Suguang, de 58 años y desde 2010 obispo oficial de Nanchang (la capital de la provincia), y monseñor Peng Weizhao, que se convertirá en auxiliar de monseñor Li (lo que de por sí no podría hacer sin el consentimiento de la Santa Sede, de la que hoy no se ha recibido información). Como informamos en este testimonio publicado por AsiaNews hace dos años, la Iglesia clandestina de Yujiang fue sometida a intensas presiones para “regularizar” su clero luego del Acuerdo de 2018 sobre el nombramiento de obispos. E incluso entonces, se temía lo que ocurrió en Mindong, Fujian: el obispo clandestino Mons. Guo Xijin fue presionado para aceptar el ministerio de obispo auxiliar, pero pocos meses después debió renunciar a su ministerio episcopal, al descubrir que había escasa libertad de movimiento bajo las nuevas condiciones.
Mons. Peng probablemente fue muy presionado para aceptar la misma línea. El 22 de septiembre había informado a su clero de que había dimitido como obispo de Yujiang y aceptado el plan del gobierno de integrar todas las diócesis en la única diócesis de Jiangxi. El 11 de octubre, participó en la ceremonia de colocación de la primera piedra del episcopado de la nueva diócesis conjunta que se construirá en Nanchang. Esta diócesis fue presentada por los organismos oficiales católicos controlados por el Partido Comunista Chino como un modelo de esa ‘sinicización’, la palabra clave que utiliza Xi Jinping para referirse al futuro de las religiones en China. Y a pesar de la oposición expresada por el clero de Yujiang, mons Peng aceptó hoy asumir el cargo de auxiliar del obispo Li.
Según el sitio web chinacatholic.cn (el sitio web de los organismos católicos controlados por el Partido Comunista Chino) hoy, en la ceremonia de investidura, mons. Peng leyó un juramento que dice lo siguiente: 'Juro observar los mandamientos de Dios, cumplir con los deberes pastorales de obispo auxiliar, predicar fielmente el Evangelio, guiar a los sacerdotes y fieles de la diócesis de Jiangxi, acatar la Constitución Nacional, salvaguardar la unidad de la patria y la armonía social, amar la patria y la religión, y persistir en el principio de las Iglesias independientes y autónomas, adherir a la dirección del catolicismo de mi país en China, conducir activamente el catolicismo para adaptarse a la sociedad socialista y contribuir a la realización del sueño chino del gran rejuvenecimiento de la nación china".
Todo esto confirma hasta qué punto las autoridades chinas presionan a los obispos, tanto oficiales como no oficiales. Y que persiguen no sólo su política de control de los obispos, sino también un plan de adaptar los límites de las diócesis en función de sus objetivos políticos, sin dar mucha importancia a las negociaciones con el Vaticano.