Jerusalén, el palestino muerto por la policía israelí no era un asaltante

El joven Mustafa Nimr, de 27 años, murió por disparos de arma de fuego. Los agentes temían un ataque a bordo de un automóvil. La policía realiza indagaciones sobre la persona que conducía. Testigos refieren que el auto no constituía una amenaza para la seguridad, y que marchaba dentro de los límites de velocidad

Jerusalén (AsiaNews/Agencias) – El joven palestino que fue muerto por las fuerzas de seguridad no estaba efectuando un ataque –a bordo de un automóvil-contra un grupo de oficiales de la policía, como fue declarado en un primer momento. El 5 de septiembre pasado, un grupo de agentes de patrulla que se encontraba cerca del campo de prófugos de Shuafat, en la zona de Jerusalén que está bajo el control de los israelíes disparó contra un auto por temor a un atentado.

Una de las personas que estaba a bordo del auto, un joven de 27 años llamado Mustafa Nimr, murió tras ser alcanzado por los proyectiles. No se registraron víctimas ni heridos entre los agentes.

Luba Samri, vocero de la policía, informa que se abrió un sumario de investigación contra el joven Ali Nimr de 20 años de edad, primo de la víctima, que estaba conduciendo el automóvil al momento del incidente. Él fue acusado de homicidio, homicidio culposo, de conducir sin la patente, de conducir bajo los efectos de bebidas alcohólicas y de conducta irresponsable. Para algunos, no es sino un modo de exonerar a los agentes que dispararon.

Simultáneamente, el Departamento responsable por las fuerzas de policía del ministerio israelí de Justicia abrió un segundo sumario para verificar las eventuales responsabilidades de los policías.

Algunas imágenes difundidas por la emisora israelí Channel 10 muestran que los agentes continuaron disparando, aún luego de que haberse detenido el auto. En ese momento, el joven Mustafa Nimr yacía en el piso, herido o quizás ya muerto.

Un testigo tras el anonimato cuenta que los dos jóvenes estaban regresando al campo de refugiados, luego de haber retirado unas pizzas para la cena. El periódico Hareetz agrega que un segundo automóvil estaba siguiendo al auto de los dos primos; a bordo viajaba la novia de Mustafa, de origen judío, y el hermano del joven.

Nacido y crecido en el suburbio de Shuafat, el muchacho de 27 años se había mudado a Tel Aviv hacía un tiempo y convivía con la joven.

Según otras fuentes, el automóvil no habría puesto en peligro la vida de los policías y marchaba respetando los límites de velocidad. Los agentes de la policía fronteriza que dispararon se encontraban desarrollando una operación de patrullaje dentro del campo de refugiados. Para las fuerzas de seguridad israelíes, es una práctica común llevar a cabo estos operativos a la busca de armas o sospechosos.

En el pasado ya hubo casos de muertes y asesinatos de jóvenes palestinos indefensos e inocentes por mano de la policía israelí. En junio, algunos soldados del ejército mataron a un muchacho tras abrir fuego contra un grupo de jóvenes que regresaban de nadar, y que fueron confundidos con manifestantes que arrojaban piedras.

El caso generó numerosas polémicas y alimentó dudas sobre los medios usados por el ejército y la policía con la estrella de David. En más de una oportunidad ellos han sido acusados de “uso excesivo de la violencia” por muertes y disparos efectuados contra jóvenes palestinos indefensos y que no constituían amenaza alguna.

Desde octubre pasado, luego de una serie de provocaciones de judíos ultra-ortodoxos, que fueron a rezar a la Explanada de las Mezquitas, se multiplicaron los incidentes y enfrentamientos en Israel y en los territorios palestinos, en el marco de la llamada “intifada de los cuchillos”. Hasta ahora, han sido muertos cuando menos 236 palestinos, 32 israelíes, dos americanos, un sudanés y un eritreo.

La mayor parte de los palestinos fue muerta mientras intentaba acuchillar, disparar con armas o arrollar con autos a peatones o soldados. Otros fueron muertos en el transcurso de manifestaciones o enfrentamientos con militares.

Frente a esta escalada de violencia que culminó en el ataque en Tel Aviv del 9 de junio pasado, el premier israelí Benjamin Netanyahu decidió reforzar la política de la demolición de viviendas de los atacantes palestinos. Una medida que, según las voces que la critican, representa un “castigo colectivo” que termina agudizando aún más la tensión.