Jerusalén, jefes cristianos: en el drama Covid-19, Cristo resucitado esperanza y consolación

Para los líderes de la Iglesias de Tierra Santa es “nuestra responsabilidad” ser de confortación a cuantos viven “momentos de dolor”. El mundo vive en un estado de miedo, ansia y ambigüedad mientras la pandemia del nuevo coronavirus. En la muerte y en los sufrimientos Dios está presente e invita a “mirar al futuro”.

Jerusalén (AsiaNews) - No es la primera vez que el mundo experimenta una pandemia, pero es “nuestra responsabilidad” como personas de buena fe “ofrecer consolación” a cuantos viven “momentos de dolor, ocuparnos de los enfermos y asistencia a los necesitados”.Es cuánto escriben en un mensaje común para Pascua los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén, subrayando que la resurrección es una amonestación a “una fase de renovación” lejana por “opresión, discriminación, hambre e injusticia”. Con el Santo Sepulcro cerrado a los peregrinos, una ciudad “vacía” y celebraciones seguidas por internet por los fieles, los jefes de las Iglesias invitan a los miembros de la comunidad en Tierra Santa y en el mundo a “sostenernos” y “continuar rezando por todas las personas en el medio de la pandemia”.

A continuación, el mensaje integral para la Pascua de los líderes de las Iglesias de Jerusalén enviado a AsiaNews:

“¡¿Porqué buscan entre los muertos a Aquel que está vivo!”. (Lc 24; 5-6)

Nosotros patriarcas de las Iglesias de Jerusalén, dirigimos nuestros saludos a las comunidades y a los fieles en todo el mundo, con la bendición de nuestro Señor y Salvador, Cristo resucitado. La fiesta de la Resurrección es un tiempo de renovación y de esperanza, de restauración y victoria sobre todas las formas de muerte y de destrucción. El mundo entero, en estos tiempos, vive en un estado de miedo, ansia y ambigüedad mientras la pandemia del nuevo coronavirus.

Muchas naciones están afrontando graves pérdidas y dolor, mientras que los casos de infección siguen aumentando. Jerusalén la ciudad de la Resurrección y de la tumba vacía, está sin peregrinos y las iglesias esperan el retorno de los fieles, para proclamar a todos el mensaje de la Pascua y del Alleluia. La observancia de la Cuaresma, de la Semana Santa y de la Pascua, este año está envuelta de tantas dudas, complejidades e incertidumbres, en especial modo a la luz de los sufrimientos, de la enfermedad y la muerte de tantas personas en todo el mundo, a la base de la actual clausura general.

¿Qué representa el desafío coronavirus para las personas, las comunidades y las instituciones? ¿Cuál es la implicación para la economía y la salud mundial? Creemos que nuestro Dios sea el Señor de la vida, no de la muerte. La resurrección es nuestra aseguración que también en medio de la fuerte y los sufrimientos, Dios está presente y la muerte de Cristo nos dona la victoria. Resurrección es una llamada de atención a la familia humana para que se mueva hacia una fase de renovación y un empuje hacia el futuro, lejos de la opresión, discriminación, hambre e injusticia.

No es la primera vez que el mundo experimenta una pandemia, pero es “nuestra responsabilidad” como personas de buena fe “ofrecer consolación” a cuantos viven “momentos de dolor, ocuparnos de los enfermos y asistencia a los necesitados. El mensaje de la Pascua este año que viene de Jerusalén es un promemoria de la resurrección n sí misma: “¡No está aquí, ha resucitado!”. Nuestra misión como cristianos y seres humanos es la de sostenernos entre nosotros y continuar rezando por todas las personas en el medio de la pandemia.

Nuestra debilidad humana es reforzada por la Cruz de Cristo, cuyo poder deriva de Dios; San pablo en su segunda Carta a los Corintios (13,4) escribe: “De hecho Él fue crucificado por su debilidad, pero vive por la potencia de Dios. Y también nosotros somos débiles en Él, pero viviremos con Él por la potencia de Dios…”. El enorme poder y la gracia de la Resurrección nos ofrecen la esperanza, el cuidado, la victoria sobre la pandemia y todas las realidades oscuras.

Recordémonos de esta Pascua y recordémosla a aquellos que nos rodean, porque nada podrá esconder la Buena Noticia de la resurrección que resuena de Jerusalén de Jerusalén y de cualquier otra parte del mundo, también si este año no habrá cantos de Alleluia. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, nuestro Señor Resucitado y nosotros somos su pueblo.

Como cristianos nos unimos en el proclamar a nuestro Señor Resucitado: “¡Cristo Resucitó! (Al Maseeh Qam! Christos Anesti! Christos harjav i merelotz! Pikhirstof aftonf! Christ est Ressuscité! Cristo è risorto! Meshiha qam! Christos t'ensah em 'muhtan! Christus ist auferstanden!) ¡Realmente resucitó! ¡Alleluia!

Patriarca Teófilo III, Patriarcado greco-ortodoxo

Patriarca Norhan Manougian, Patriarcado de la Iglesia apostólica armenia ortodoxa

Mons. Pierbattista Pizzaballa, Administrador Apostólico del Patriarcado latino

P. Francesco Patton, Custodia de Tierra Santa

Mons. Anba Antonius, Patriarcado copto ortodoxo de Jerusalén

Mons. Gabriel Daho, Patriarcado sirio ortodoxo

Mons. Aba Embakob, Patriarcado etiópico ortodoxo

Mons. Yaser AL-Ayash, Patriarcado melquita

Mons. Mosa El-Hage, Exarcado Maronita

Mons. Souheil Dawani, Iglesia Episcopal di Jerusalén y de Oriente Medio

Obispo Ibrahim Sani Azar, Iglesia evangélica luterana de Jordania y Tierra Santa

P. Ephram Samaan, Exarcado sirio católico