Japón: los inmigrantes, "clave", del desarrollo económico y social
Tokio (AsiaNews) -
El envejecimiento de la sociedad y la
escasez de mano de obra "indígena"
ponen en riesgo el
desarrollo económico de Japón. Estos
problemas no son sólo ahora sino
que están siendo estudiadas por los
economistas y sociólogos, pero se
han convertido en temas de
conversación cotidiana, incluso para
la gente común.
Aunque no es un nuevo problema, su solución se ha convertido en una necesidad urgente en por lo menos dos razones: primero porque está siendo reconstruida y la construcción de caminos de una gran área
del noreste del
país (el Tohoku); segundo, porque
Tokio ha sido elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. La ejecución de estos programas es importante desde el punto de vista de la imagen
de la nación. Pero se enfrenta a
un obstáculo importante en la
insuficiencia numérica del personal
trabajador.
El economista William Barriga, en un estudio
reciente publicado en The JapanTimes, escribe que
"el rápido envejecimiento de la sociedad, junto con la disminución masiva de la tasa de natalidad, son problemas que
deben ser tratados ahora con decisión.
De lo contrario, dentro de cincuenta años,
la población japonesa habrá
disminuido de tal manera que al país le va a ser difícil mantener la fuerza económica a nivel internacional".
La clave para abordar con eficacia
el problema parece ser el uso de mano de obra extranjera. Como se sabe, Japón es celoso de su identidad,
después de todo, es también uno de
los secretos de su eficiencia económica.
Es quizás por esta razón que a nivel de gobierno no se
ha pronunciado claramente a esta
necesidad.
Sin embargo, en la documentación oficial de las últimas
décadas, está claro que la opción
de recurrir a mano
de obra extranjera es la forma en que el gobierno ha elegido y perseguido durante décadas. En 1983 se introdujo el "technical intern training program" para apoyar a los jóvenes extranjeros en el aprendizaje de
la lengua japonesa, así como en la adquisición de habilidades técnicas.
En 2008, gracias a los " Economic Partnership Agreements con Indonesia y Filipinas, un número considerable de enfermeras y trabajadores sociales de los dos
países han podido de encontrar un
empleo y residir en Japón. En 2012, entonces,
el gobierno ha introducido un sistema de
inmigración basado en puntos para
los trabajadores extranjeros altamente cualificados.
Gracias a estas medidas legislativas
tanto en el sector público y privado
han adquirido una considerable
experiencia en el trato con los
extranjeros.
También en los años 70, Japón ha comenzado a abrir sus puertas a los refugiados de Indochina y en 1981 y
se ha adherido a la Refugee
convention, un documento emitido por
la ONU en 1951. Japón fue el
primer país de Asia en unirse.
En 2009, se presentó
a continuación las llamadas "bridging schools" para integrar en la instrucción
a los niños de padres extranjeros residentes en
Japón, afectados por la crisis
económica de los años 2008-2009.
Sin embargo, señala Barriga, no podemos esperar que el gobierno haga todo lo necesario para participar en la sociedad en su conjunto. La inmigración es mucho más que una ecuación matemática. Para lograr esto, el gobierno tiene que ser muy activo en informar y educar al público sobre la realidad de la inmigración y la contribución positiva del exterior y
para eliminar la discriminación y la posible
xenofobia.
En este campo, a la Iglesia católica se ofrece una nueva oportunidad para
el ejercicio de su misión en este
país: no se puede ignorar. Yo diría, más bien, de que está en condiciones de participar
de manera efectiva. La razón es simple: los misioneros
de décadas que viven y trabajan
en las principales ciudades del
archipiélago japonés, son estimados y muy queridos por
los japoneses, de los que hablan y
entienden bien el idioma.
05/05/2018 14:13
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