Jamenei: Irán no intervendrá en Bahréin, pero el Reino debe reducir la tensión
El líder supremo advierte sobre el peligro de un conflicto interno y de guerra civil en el país. Detrás de la tensión, se halla el tratamiento que los vértices sunitas reservan a la mayoría (chií) de la población. En el pasado, Bahréin acusó a Teherán de fomentar la revuelta interna; acusaciones que fueron rechazadas por la República islámica.
Teherán (AsiaNews/Agencias)- Teherán no tiene ninguna intención de intervenir en Bahréin, ni en el plano político ni en el militar, no obstante el riesgo creciente de conflicto interno o de guerra civil; detrás de la escalada de tensión está el tratamiento reservado por los vértices (sunitas) del reino contra la mayoría de la población musulmana, chií. Es cuanto afirmó ayer el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei.
“La república islámica de Irán no intervendrá en ningún modo en los asuntos internos de Bahréin”, afirmó Jamenei durante un encuentro con altos funcionarios del país, organizado para celebrar la finalización del mes sagrado de ayuno y oración islámico del Ramadán.
“Todavía, si la sabiduría política existe en este país (Bahrein)-agregó el líder supremo, cuyas palabras fueron relanzadas en su sitio web oficial-[sus vértices] no deberían permitir que el conflicto político interno se transforme en guerra civil”.
En el pasado, Bahréin y su aliado saudita han acusado a menudo a Irán -la potencia chií en la región- de fomentar la revuelta interna en el reino; una acusación que Teherán rechazó en reiteradas oportunidades, negándola con firmeza, a la vez que criticando las políticas adoptadas por la dirigencia local.
Bahréin es una monarquía del Golfo gobernada por una dinastía sunita, en un país donde la mayoría de la población (al menos el 60-70%) es chií, y la cual hace mucho tiempo pide cambios en la Constitución y derechos sociales y económicos. En el año 2011 siguiendo a las Primaveras árabes, sucedieron insurrecciones que el rey de Bahrein- aliado de Washington y apoyado por Riad- sofocaron con tropas enviadas por Arabia saudita.
En las últimas semanas, las autoridades han arrestado y condenado a activistas y líderes religiosos chiíes, le han revocado la ciudadanía al líder religioso chií Sheik Isa Qassim y han suspendido las actividades de Al-Wefaq, principal grupo chií de oposición. La acusación es de “terrorismo, extremismo y violencia” además de vínculos con una potencia extranjera (léase Irán).
El nuevo campo de enfrentamiento entre Irán y la monarquía del Golfo -que se suma a las tensiones religiosas, políticas y diplomáticas en acto desde hace tiempo entre Riad y Teherán- preocupa, y no poco, a las cancillerías occidentales, y en particular, a los EEUU.
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