Israel y Hezbolá están cerca de una tregua, pero el 'frente norte' sigue caliente

de Fady Noun

Con el respaldo del presidente Biden, el proyecto estadounidense de alto el fuego entre Israel y Hezbolá espera la luz verde del ejecutivo de Netanyahu. El acuerdo supondrá la retirada de la fuerza Al-Radwan de Hezbollah al norte del río Litani y la salida total de Israel del territorio libanés. A esto debería seguir el regreso de las poblaciones desplazadas y un quinteto que supervise el cumplimiento del acuerdo.

Beirut (AsiaNews) – "Nada es definitivo hasta que todo es definitivo". Así describió ayer el Departamento de Estado de EE.UU. y la Casa Blanca, la situación de las conversaciones para un alto el fuego en el Líbano entre Hezbolá y el Estado judío. Una tregua - precedida por un diluvio de hierro y fuego en los últimos días - que está lista para entrar en vigor en cualquier momento y que cuenta con el decidido respaldo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El objetivo es poner fin a más de dos meses de bombardeos aéreos, intercambio de misiles y combates terrestres que han dejado más de 1770 muertos y cerca de 11 mil heridos en el País de los Cedros, así como daños incalculables en viviendas e infraestructuras, incluido hospitales.

A esto se suma el dramático desplazamiento de más de un millón de libaneses de sus hogares. El acuerdo implicará la retirada de la fuerza Al-Radwan de Hezbollah al norte del Litani y la retirada total de Israel del territorio libanés, así como el regreso de las poblaciones desplazadas a ambos lados de la frontera. Mientras tanto, Israel siguió ayer emitiendo advertencias de bombardeo a los residentes de los suburbios del sur de la capital.

Se espera que el proyecto sea examinado y posiblemente aprobado hoy por el gabinete de guerra israelí. El primer ministro Benjamin Netanyahu todavía no ha convencido a su ministro de Defensa, Israel Katz, de la validez del acuerdo. Para ayudarlo, Washington envió a Daniel Shapiro, subsecretario de Defensa y ex embajador en Israel. El primer ministro también debe convencer a Itamar Ben Gvir, su ministro de Seguridad Nacional. Este último considera que el alto el fuego es "un gran error" que haría perder a Israel "una oportunidad única" para cerrar el juego con Hezbolá. Sin embargo, Ben Gvir no ha amenazado con renunciar si se adopta la decisión de alto el fuego, lo que es una buena señal para Netanyahu y sobre todo para la paz.

En Beirut, las señales indirectas sugieren que el movimiento chiíta proiraní "ha aceptado sin reservas todas las disposiciones de la Resolución 1701 de la ONU" que puso fin al conflicto de 2006. Pero, como se suele decir, "el diablo se esconde en los detalles". El congresista Elias Bou Saab, cercano a las negociaciones que encabeza el enviado estadounidense del presidente Biden, Amos Hochstein, asegura específicamente que "no hay ninguna cláusula en la 1701 que otorgue a Israel el derecho a interferir militarmente o de otro modo en el Líbano, si no se respeta la resolución".

Este es el punto en el que podría tropezar la propuesta de alto el fuego, según todas las fuentes interesadas. Israel pretendería que la resolución 1701 incluya su derecho a intervenir militarmente en caso de violación de las disposiciones de la resolución. Se trata evidentemente de una invasión de la soberanía libanesa que rechazan todos los ciudadanos del País de los Cedros. En este sentido se ha planteado la posibilidad de acordar una cláusula "secreta" entre Estados Unidos e Israel, al margen del acuerdo de alto el fuego, para requerir la discreción de Washington ante una posible iniciativa militar del Estado judío. De todos modos, en el caso de un acuerdo bilateral entre los dos aliados, ese "derecho" no tendría fuerza de derecho internacional.

El alto el fuego y la aplicación de la Resolución 1701 prevén: la retirada total de los combatientes de Hezbollah y su arsenal al norte de la línea del río Litani; el desmantelamiento de sus fortificaciones y depósitos de armas; la retirada total de las tropas israelíes; el regreso de las poblaciones que se han visto obligadas a huir con la condición de que no estén armadas; el despliegue del ejército libanés, con varios miles de nuevos elementos, y de la FPNUL, en las regiones evacuadas. Estos acuerdos se extenderían por un período de prueba de 60 días, al final del cual, técnicamente, la cesación de las hostilidades se conocería como alto el fuego. La tregua sería supervisada por una comisión de cinco elementos: Líbano-Israel-FPNUL-Francia y Estados Unidos. La comisión estaría presidida por un oficial estadounidense del Centcom (United States Central Command, una unidad cuyo objetivo principal es la disuasión de Irán). Incluso en este caso, sin embargo, el consenso podría romperse.

Por lo tanto, un resultado positivo de las conversaciones y el acuerdo de un alto el fuego largamente esperado depende de la buena fe de los protagonistas del conflicto. A cambio de la retirada al norte del río Litani, Hezbolá - y el Líbano - exigen específicamente que los cazas con la estrella de David dejen de violar el espacio aéreo del País de los Cedros. Según los militares libaneses, la FPNUL ha registrado 36.000 violaciones desde 2006. En los círculos políticos de Beirut hay acuerdo en que la Resolución 1701 "ha sido muy mal aplicada" por todos, incluida la fuerza internacional, y se espera que de ahora en adelante se implemente con más seriedad. ¡Siempre y cuando se alcance la tan esperada tregua!