Israel apunta a Hezbolá pero afecta (también) a los cristianos: 32 muertos en Aïn el-Delb

Sólo ayer en el Líbano hubo más de 105 víctimas y 359 heridos. La aldea del sur también estuvo en la mira, y hay "al menos una víctima confirmada" en la comunidad cristiana. El objetivo era el líder del Partido de Dios en Sidón, y para eliminarlo arrasaron todo un edificio habitado por civiles. El primer ministro Mikati habla de un millón de desplazados. Patriarca maronita: fortalecer la unidad entre los libaneses.

Beirut (AsiaNews) - Entre los más de 105 muertos y 359 heridos que se registraron ayer en el Líbano debido a los bombardeos israelíes contra objetivos de Hezbolá - que continúan incesantemente incluso después de haber matado al jefe del Partido de Dios proiraní, Hassan Nasrallah - se cuentan también decenas de víctimas en una aldea cristiana. Fuentes locales, reproducidas por mensajes y publicaciones de condolencia en las redes sociales, informan un balance provisional de al menos 32 víctimas en Aïn el-Delb, cerca de Sidón, en el sur del país, atacada por los cazas con estrella de David al mismo tiempo que el valle de Bekaa. Los ataques - explica a AsiaNews un funcionario bajo condición de anonimato - se produjeron a última hora de la tarde "en una zona mixta de la aldea de mayoría cristiana". Hasta el momento se ha confirmado la muerte de una mujer cristiana y cerca de 53 personas heridas, algunas de las cuales se encuentran en estado grave”.

La fuente de AsiaNews explica que "el objetivo del ataque israelí era un combatiente experto y miembro de la jerarquía de Hezbolá, identificado con el nombre de Ahmad Awarki", que entre otras cosas parece ser el "responsable" del movimiento chiita "en la ciudad de Sidón". Para asegurarse de matarlo - concluye - no dudaron en hacer un ataque masivo y demolieron un edificio entero con ráfagas de misiles". El total de muertos en el edificio - "situado en una zona mixta, habitada por cristianos y musulmanes, en un poblado predominantemente cristiano" - y por la serie de bombardeos en la zona podría "incluso ser más de cincuenta".

En la mira del ejército israelí (FDI) también se encuentra Tiro, una de las principales ciudades del sur, que ha sido atacada desde el 8 de octubre de 2023, cuando Hezbolá abrió el "frente de apoyo" en Gaza. La noche del 28 de septiembre los bombardeos alcanzaron un hangar en la zona de Jal el-Bahr, en la entrada norte de la ciudad. Otros apuntaron a la zona oriental y otros a una intersección cercana al hospital Jabal Amel. Los ataques y el fuego de los drones también alcanzaron una farmacia, edificios residenciales y el paseo marítimo sur. Los testigos afirman que desde las primera horas de la mañana toda la zona administrativa de Tiro ha sido objeto de intensos bombardeos por parte de los cazas de las FDI.

Mientras tanto, la emergencia humanitaria de la guerra de Israel contra el Hezbollah libanés se vuelve cada vez más grave desde la capital hacia el sur, en la zona fronteriza. El primer ministro interino Najib Mikati declaró que el número de desplazados que se han visto obligados a abandonar sus hogares ya llega al millón, en "el mayor movimiento de desplazamiento jamás registrado". La ola masiva de ataques aéreos, prosiguió el jefe de Gobierno, obligó a la población "a huir de Beirut y de otras partes del país, como las zonas fronterizas del sur". Mientras tanto, las autoridades locales y los grupos humanitarios, entre ellos Cáritas Líbano, están desplegando esfuerzos y recursos para ayudar a los necesitados, mientras los refugios y hospitales se encuentran cada vez más bajo presión.

Por último, el patriarca maronita, Card. Beshara Raï, también habló ayer de los últimos acontecimientos que han afectado al Líbano, con la escalada del conflicto y la muerte del líder de Hezbollah, en la homilía de la misa dominical, que a menudo se convierte en la oportunidad para un análisis del contexto político. “La muerte de Hassan Nasrallah - afimó el cardenal - ha abierto una herida en el corazón de los libaneses” pero lo que ha ocurrido, como en otras ocasiones con el asesinato de líderes cristianos y musulmanes, “fortalece la unidad entre los libaneses, la unidad de sangre, pertenencia y destino”. En la celebración que se llevó a cabo en la residencia de verano de Dimane, se rezó por la paz, y el purpurado también se refirió a la crisis político-institucional que paraliza desde hace tiempo al país, sin presidente de la República y con un gobierno interino. “La comunidad internacional - concluyó - está llamada a actuar para interrumpir el círculo vicioso de guerra, muerte y destrucción, preparando el terreno para una paz justa que garantice los derechos de todos los pueblos y componentes de la región”. Y todos los libaneses están llamados a apoyar "la casa libanesa con el espíritu del Pacto Nacional, en un Estado de derecho y con instituciones".