Isis, nuevos ataques y violencia en Irak. El futuro del país sigue estando amenazado

Si bien se declaró su derrota en diciembre, Daesh continúa azotando el país. Los ataques se concentran en las provincias de Diyala, Salahuddin y Kirkuk. En pocas semanas hubo decenas de víctimas. El área de mayor criticidad está situada en torno a la ciudad de Kirkuk, un foco de tensiones étnicas y confesionales. Los temores de la Iglesia caldea.

Bagdad (AsiaNews) – El estado islámico (EI, ex ISIS) cuya derrota en Irak fue declarada en diciembre pasado por el premier iraquí Haider al-Abadi, en realidad sigue representando una amenaza; en efecto, hace algunas semanas que las milicias yihadistas del “Califato” están conduciendo una insurrección armada “de bajo perfil”, concentrada fundamentalmente en las provincias de Diyala, Salahuddin y Kirkuk.

Según refieren varios reportes, en el último período, decenas de civiles y miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes –así como milicianos de Daesh [acrónimo árabe para el EI]- fueron muertos en ataques selectivos o en enfrentamiento a fuego. La coalición internacional bajo el mando estadounidense sigue efectuando bombardeos contra objetivos de ISIS, mientras la diplomacia concentra sus esfuerzos en las elecciones políticas programadas para mayo y en la obra de estabilización del país.

El último episodio se remonta al 11 de marzo: en un doble atentado perpetrado por hombres del “Califato” en las provincias de Kirkuk y Ninawa habrían muerto cuando menos 25 personas. Los yihadistas engañaron a los civiles fingiendo un puesto de bloqueo sobre la carretera que conecta Kirkuk con Bagdad, en Diyala. Luego atacaron a otros 10 civiles, en un segundo ataque. El día anterior, una bomba artesanal había herido a varios combatientes chiitas de las Fuerzas de movilización popular en los alrededores de Kirkuk.

Fuente locales refieren que resulta difícil cuantificar el número y la envergadura de estos ataques de los milicianos de Daesh, porque no siempre es posible verificar la información; sin embargo, lo que sí ha quedado claro es que hay un área del país –situada entre la región autónoma kurda, al norte, y Bagdad, en el centro- que está fuera del control de las autoridades y en la cual los yihadistas pueden actuar con impunidad.

Kirkuk y su provincia, un territorio que limita con Bagdad y Erbil, riquísimo en petróleo, parece ser el elemento de mayor criticidad. Controlada por los kurdos entre 2014 y 2017, desde octubre del año pasado la zona ha vuelto a estar –al menos en un sentido nominal- sometida a la autoridad del gobierno y del ejército iraquí. Sin embargo, la ciudad, multiétnica y multi-confesional, que en el pasado fue reservorio de grupos yihadistas, hoy en día es centro de fuertes tensiones que afectan a kurdos, chiitas, árabes sunitas y turkmenos.

Según un órgano de información cercano al ISIS, Kirkuk fue escenario de 58 ataques yihadistas en 80 días, que han causado más de 150 muertos y heridos en total. Un saldo que la cúpula del EI define como una “cosecha” y que confirma, una vez más, la profunda inestabilidad que aún sigue rigiendo en Irak. Por otro lado, en el pasado reciente, personalidades destacadas de la Iglesia caldea han recordado que la amenaza que Daesh representa aún no ha desaparecido en absoluto del país. El primado de la Iglesia iraquí, mar Louis Raphael Sako ha reafirmado que “sin casa ni trabajo” hay un peligro concreto de que vuelva el ISIS. El Pbro. Samir Youssef, párroco de la diócesis de Amadiya (Kurdistán), espera que se emprenda una lucha que cubra todos los campos, “cultural, político y económico, que se unitaria”, de otro modo la amenaza yihadista regresará “con un nuevo rostro”.