Implorar a san José, patrono de la Iglesia Universal
El Papa Francisco publica la Carta Apostólica "Patris corde" el día exacto en que se cumplen 150 años de que San José fuera declarado Patrono de la Iglesia universal" por Pío IX, “movido por las graves y dramáticas circunstancias en las que se encontraba la Iglesia amenazada por la hostilidad de los hombres" . Su figura es importante en este tiempo de pandemia, en el que nuestra vida está sostenida por "personas comunes" que viven con "paciencia" e infunden "esperanza". Un decreto de indulgencia plenaria durante el Año de San José.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Rogar a San José" para obtener de él la gracia de la conversión, y celebrarlo como "Patrono de la Iglesia universal" cuando se cumplen 150 años de que Pío IX le atribuyera ese título. Esas son las principales razones que llevaron al Papa Francisco a publicar hoy, fecha exacta del 150 aniversario, una Carta Apostólica titulada "Patris corde" (Corazón de padre), dedicada al "padre putativo" de Jesús. Al mismo tiempo, publicó un decreto que establece una indulgencia plenaria especial para todos aquellos que celebren el aniversario "en las ocasiones y modalidades" indicadas por la Penitenciaría Apostólica.
El decreto de indulgencia explica que Pío IX confirió el título de «Patrono de la Iglesia Católica" a San José, "movido por las graves y dramáticas circunstancias en las que se encontraba la Iglesia amenazada por la hostilidad de los hombres". La Carta de Francisco recuerda el "papel central" de José "en la historia de la salvación", tanto que "después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo". Y enumera: "El Beato Pío IX lo declaró «Patrono de la Iglesia Católica», el Venerable Pío XII lo presentó como «Patrono de los trabajadores» y San Juan Pablo II como «Custodio del Redentor». El pueblo lo invoca como «Patrono de la buena muerte».
Una de las razones más fuertes que llevaron al Papa Francisco a publicar la Carta es que su figura es "tan cercana a nuestra condición humana". Señala que en esta época de pandemia "nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes - generalmente olvidada - que no aparece en portadas de diarios y revistas ...: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. […] Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas y estimulando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos”.
San José es el modelo por excelencia de este servicio discreto: “Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación.”.
A continuación, siguen en la Carta varios capítulos dedicados a diversos aspectos de la figura del santo: "Padre amado", "Padre en la ternura", "Padre en la obediencia", "Padre en la acogida", "Padre de la valentía creativa", "Padre trabajador ", "Padre en la sombra". Este apelativo es quizás uno de los más intensos.
“El mundo -afirma Francisco- necesita padres, rechaza a los amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción”.
“Ser padre - explica - significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo,sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer”.
Toda la carta es un verdadero texto de meditación. Al terminar, Francisco sugiere una oración para dirigirle a san José:
Salve, guardián del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo;
en ti María puso su confianza;
contigo Cristo se hizo hombre.
Oh Beato José, muéstrate también como padre para nosotros
y condúcenos en el camino de la vida.
Obtén para nosotros gracia, misericordia y valor,
y defiéndenos de todo mal. Amén.
29/08/2020 11:22